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José Cortés con un grupo de amigos colombianos, en el Morro de Popayán, delante de la ermita de Belén

José Cortés con un grupo de amigos colombianos, en el Morro de Popayán, delante de la ermita de Belén (foto tomada de belalcazar.org)

Cuentan que al quedar huérfano, siendo todavía un niño y temiendo los tratos de su hermano mayor, Sebastián Moyano, a quien la historia conocerá como Sebastián de Belalcázar (nacido en 1490), huyó a Sevilla y en 1507, con tan sólo 16 años, lo encontramos ya en la isla Española, en el Nuevo Mundo. En 1514 formó parte de la expedición que organizó Pedrarías Dávila para la conquista de Centroamérica y diez años después, con el grado de capitán, dirigió la conquista de Nicaragua. En 1530 acompaña a Francisco Pizarro en su expedición al Perú y en 1533 emprende la conquista del territorio de Quito: con tan sólo unos doscientos hombres derrota a los indígenas y ocupa dos poblados que más tarde convierte en ciudades, San Francisco de Quito y Santiago de Guayaquil. Como a casi todos los conquistadores de la época, llegan a Sebastián las fabulosas noticias sobre El Dorado, a cuya búsqueda se lanza. En su ruta hacia el norte funda Santiago de Cali en 1536 y Popayán al año siguiente, entre otras ciudades. En los llanos de Neiva se encuentra con Jiménez de Quesada, que venía del norte, y Nicolás de Federmán, que llegaba desde Venezuela, y los tres juntos fundan Santa Fe de Bogotá, actual capital de Colombia. Como la de tantos conquistadores, su vida acabó entre intrigas y traiciones: el valiente adelantado murió en Cartagena de Indias en 1551, cuando volvía a España para defenderse de una condena a muerte.

Otro belalcazareño ha viajado ahora de nuevo a aquellos lugares a modo de embajador cultural de su pueblo para conocer de primera mano las ciudades fundadas por su paisano. José Cortés, presidente de la Asociación "Amigos de Belalcázar, villa de monumentos", ha visitado Quito, Popayán y Cali y, tras constatar el desconocimiento sobre el origen del fundador, ha establecido contactos con instituciones culturales locales con la finalidad de entablar lazos de amistad entre poblaciones que son hermanas. Los primeros pasos consistirán en contactos a través de internet entre los alumnos del colegio Champagnat de Popayán y el Sor Felipa de la Cruz de Belalcázar, pero, conociendo a José, aventuramos mayores empresas en este nuevo contacto, ahora amistoso y pacífico, entre dos mundos.

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