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La fragilidad del puente


Escolares de Pedroche sobre el puente del arroyo Santa María. [Foto: Facebook]

Ya en otras ocasiones he hablado en Solienses de este puente de Pedroche.
Se trata de una sencilla construcción de plataforma horizontal sujetada sobre un solo arco rebajado, cuya luz abarca todo el cauce del arroyo Santa María, sobre el que se emplaza. A diferencia del otro puente, la bóveda está ahora realizada toda ella con ladrillos, concediéndole un aspecto visual de extrema fragilidad (especialmente por haber quedado descubierta en su parte superior), lo que realza su interés (y urge su protección). Se da la circunstancia de que tanto este puente como el de Belalcazar han quedado en la actualidad descontextualizados de los caminos que motivaron su construcción, por haberse modificado los trazados antiguos, lo que, a la vez que les concede un aire fantasmal de inutilidad (están como colocados al azar en cualquier sitio, sin que se les aprecie ninguna funcionalidad), ha ayudado a su supervivencia a través de los siglos. [Puentes, 22-4-2006]

El elemento más llamativo resulta ser un encantador puente (al que ya nos referimos en otra ocasión) formado por un único arco de ladrillo que persiste desnudo al raso de la historia, porque perdió su tablero y porque desconocemos en absoluto su cronología y la función exacta para la que fue construido. Popularmente se le conoce como "puente romano", pero no puede serlo ni por la tipología de los materiales ni por el lugar donde se encuentra. Aun así, su presencia contribuye a dotar al paraje de un seductor encanto, acrecentado por la soledad que se respira en tan recóndito lugar. [Un paseo por el arroyo Santa María, 26-11-2013]

En ambos casos destacaba la aparente fragilidad de la construcción, al haber ido perdiendo con el paso de los años los soportes constructivos que lo protegían. Por eso me ha sorprendido encontrarme en las redes sociales esta imagen de un grupo de escolares junto a su maestro subidos todos encima de la bóveda de ladrillos, sin atender a dos posibles riesgos: la destrucción de un elemento arquitectónico que forma parte de nuestro patrimonio cultural y, sobre todo, la propia integridad física de los niños.

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