Villaralto rinde homenaje al colectivo El Jardal desde la nostalgia
Presentación de la reedición de la revista "El Jardal", anoche en Villaralto [Foto: Solienses]."Pudimos seguir siendo ácratas y sin padrinos afortunadamente hasta agosto de 1988, después de diez años y 30 números de intentar ejercer un periodismo utópico que contribuyó a movilizar un pueblo a través de la cultura". Así rememoraba anoche en Villaralto el periodista Manuel Fernández, uno de sus creadores, la insólita aventura de la revista "El Jardal", una publicación periódica que, debajo de la cabecera, llevaba escrito a mano en los primeros números el lema "Información villaraltera, ácrata y sin padrinos". Todo lo que ocurrió durante esa década en Villaralto sucedió alrededor de esta revista y del colectivo cultural al que dio nombre, surgido año y pico después de que el primer "Jardal" saliera a la calle. Su influencia y ascendiente en la localidad fue tal que, según reconoció el actual alcalde, Ángel Moreno, "esta revista ayudó a que en Villaralto se diese una transición pacífica y natural hacia la democracia, sin tensiones, dejando una impronta indeleble hasta nuestros días y con la que aún nos seguimos identificando". Una calle y una plaza quedan desde ayer en el callejero de Villaralto recordando su nombre.
Anoche en Villaralto se rindió homenaje a la revista y al colectivo, pero indirectamente también a toda una época, cuyos protagonistas estaban allí cuarenta años después. A la publicación, mediante la presentación de un libro que recoge en edición facsímil la reedición de todos los números de "El Jardal", desde el primero con fecha 5 de mayo de 1979 al último, de agosto de 1988. Un repaso a este voluminoso libro (670 páginas en formato folio, que era el de la revista) constituye un ejercicio de nostalgia prestada a quienes no somos de Villaralto. Los naturales del lugar lo verán como parte de su historia y podrán apreciar muy gráficamente su evolución formal, desde los primeros ejemplares fotocopiados y con un diseño caótico hasta los últimos maquetados perfectamente para la imprenta. El contenido es el propio de este tipo de publicaciones: las inquietudes sociales, las tradiciones locales, la historia del lugar, los cotilleos, las críticas al ayuntamiento, el debate político, las entrevistas a los personajes relevantes... todo ello con la visión particular adoptada por el grupo editor, que bajo el amparo de lo cultural podía atreverse con opiniones que no se permitirían de otro modo, ni en aquellos tiempos ni en estos.
"El Jardal" fue siempre el espejo en que se miraban el resto de colectivos culturales que fueron surgiendo después en otros pueblos de Los Pedroches y que tuvieron en Villaralto su guía y su referente. Es una pequeña historia de nuestros pueblos que está por estudiar, pero que presenta evoluciones comunes que lo convierten en un fenómeno sociológico quizás de alcance comarcal. Surgieron estos colectivos (Los Usías de Dos Torres, El Cangilón de Añora...) como reacción a una política municipal todavía anclada en el pasado, que no se había dado cuenta de los cambios producidos en la sociedad española y que también los pueblos querían disfrutar. Sus creadores eran jóvenes recién llegados a la mayoría de edad, veinteañeros a lo sumo, muchos de ellos universitarios. Bajo el amparo generoso de la cultura, estos colectivos significaron un revulsivo para la vida local, no acostumbrada todavía a ciertas novedades. La revistilla era el órgano de expresión, pero tan importante era el hacer de cada día, proponiendo actividades que siempre iban un paso más allá de lo que anunciaban y tenían con frecuencia un pie en el riesgo y en la provocación intencionada. Estos grupos consiguieron hablarle de tú a tú a unos ayuntamientos que todavía se resistían con una estructuras ya caducas, aunque ellos no lo sabían todavía.
Luego, ocurrió lo que tenía que ocurrir. El esfuerzo desinteresado desde la cultura por mejorar las condiciones del pueblo cristalizó en el salto abismal a la política, fin de todas las utopías. Manuel Gómez en Villaralto, Enrique González en Dos Torres o Rafael Moreno en Añora, por citar solo algunos ejemplos, terminaron siendo alcaldes de sus pueblos, lo que significó el fin de los colectivos que dirigían, los cuales, por su parte, tampoco habían sabido alimentar un relevo generacional lo suficientemente ácrata. El paso a la política, que resultaba inevitable en su evolución natural, implicó una patada a los grupos culturales que lo habían hecho posible y ya a partir de ahí la historia fue otra. Ahora, como confesó emocionado Manuel Fernández ayer en Villaralto, cuando la noche ya había caído sobre los naranjos de la plaza El Jardal, "de todo aquello queda una nostalgia teñida de pesimismo, por no haber sabido transmitir a otras generaciones que botellón y compromiso no son incompatibles".
7 comentarios :
Emocionado aún estoy al leer este reportaje, Antonio, gracias y a Villaralto en especial por transmitir la pura historia local y comarcal de los 80 y aun más...Buen recuerdo tengo de Manuel (RIP), Rafael y. sobre todo, de Enrique, que fue el gran impulsor del desarrollo "pipiolo" que hoy aún luce y se recuerda por todos Los Pedroches. El Jardal animaba la cultura comarcal y otros estimaron su andadura; fue un excelente trampolín de cambio y para la mentalidad rural, recurso imprescindible para la vida que emocionaba. Un saludo desde Córdoba.
" Tampoco habían sabido alimentar un relevo generacional lo suficientemente ácrata".
No sabía que la acracia fuera algo que hubiera que ponderar, promover o "alimentar".
Nosotros publicábamos "El Hinojoseño" por esos tiempos difíciles, pero muy creativos
¿Se refiere al “Informativo Hinojoseño”?
Recuerdo que en Villanueva de Córdoba empezó a publicarse a finales de los setenta la revista "Villanueva", creo que dirigida por el historiador Francisco Moreno Gómez y editada por el colectivo cultural Farándula.
Su ideología era marcadamente de izquierdas y venía a compensar la otra revista que ya se venía editando desde los años 60, el Boletín de la Asociación de Cabezas de Familia de Villanueva de Córdoba, mucho más conservador, y peor escrito, todo hay que decirlo.
" Nostalgia, de escuchar su risa loca...."
La risa loca de la juventud del Jardal, los Usias, el Cangilón.....aportaron mucho a la cultura y a la política de nuestros pueblos en aquel momento. Lo que ocurrió, no tenía porqué ocurrir como ocurrió. En ese momento, la cultura no estuvo a la altura de lo que necesitaba la política. Hubo un cierto divorcio entre los que pensaban en la idea utópica, de que la cultura por sí sola, era el fin primordial, sin necesidad de la politica. Alguien pudo pensar que la política era perjudicial para la cultura. Otros, pudieron creer, que siendo la cultura fundamental para la política, entendieron ser de más utilidad resolver los problemas desde la política.
Franco, por lo visto, recomendaba a sus ministros:
Vdes: Hagan como yo, !! NO SE METAN EN POLITICA !!
Soy cordobés pero mi padre era de Villaralto. En uno de los primeros números de El Jardal salió mencionado mi abuelo Aquilino y quiero tener si es posible un ejemplar. Pero miro en librerias y no lo encuentre. Os pido me informéis si esta maravillosa recopilación está a la venta y dónde podría adquirirla. Mil gracias. Me llamo Manuel Fernández
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