Itur in novam silvam
Aquí se inicia otra aventura. Hace años, cuando creé mi primera página en internet (la del departamento del instituto donde trabajo), inserté en la cabecera un verso latino de Virgilio (hic labor ille domus et inextricabilis error: Verg., Aen., VI,27) alusivo al laberinto de Creta. Imaginé que el entonces totalmente desconocido para mí mundo de internet era como un gran laberinto, con mil calles entrelazadas que acaso no llevaban a ningún lugar. No sabía si en su interior se ocultaba el monstruo o el propio laberinto era el monstruo en sí mismo, acechante, desafiador, esperando que caigas en sus garras para ya nunca más poder desasirte de ellas. Ay, a mí me atrapó.Aquí se inicia otra aventura. Abro esta bitácora sin saber todavía muy bien de qué se trata. Es otro camino que emprendo, con el temor de lo desconocido y la reverencia de lo que promete magníficos tesoros. Parto a la búsqueda del grial, del vellocino, de Helena, de la rama de oro. Que los dioses me acompañen.