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Romería de la Virgen de Luna

El próximo domingo se celebra la romería de Pozoblanco de la Virgen de Luna. Hace unos años escribí en la revista Demófilo un artículo titulado "El santuario de la Virgen de Luna como instrumento comunitario de reivindicación territorial" en el que desarrollaba la hipótesis de que la ermita e imagen de la Virgen de Luna sirvieron en su origen como símbolos de referencia e instrumentos de reivindicación por parte de una comunidad, las Siete Villas de Los Pedroches, que en principio compartían el culto, para reafirmar su voluntad de propiedad y dominio exclusivos sobre un territorio, la dehesa de la Jara, que se sobrevaloró a través de su conversión en sede de un fenómeno sobrenatural. No puedo ahora extenderme en la fundamentación, pero quizás resulte de interés reproducir las conclusiones a que llegaba en aquel breve estudio:

El santuario de la Virgen de Luna constituye un ejemplo prototípico de ermita erigida como auténtico mojón simbólico delimitador de territorios, con un significado y una relevancia que van mucho más allá de lo puramente religioso. La construcción fue erigida como instrumento de reivindicación territorial en plena dehesa de la Jara por la comunidad de las Siete Villas como modo de reafirmación de una voluntad de dominio exclusivo sobre un territorio cuya propiedad peligraba por la acción de agentes externos a la propia comunidad (el Estado y los señoríos colindantes). A través de esta sobrevaloración de la dehesa mediante su conversión en lugar sagrado de culto los habitantes de las Siete Villas quisieron estrechar de cara al exterior su vinculación con las dehesas y reafirmar su identificación a través de lazos emocionales y de dominio espiritual, como modo de frenar también con razones ultraterrenales las amenazas foráneas y como modo asimismo de aumentar la propia estima que los habitantes de las Siete Villas tenían de su entorno ecológico. Esta voluntad de reafirmación de sus derechos de propiedad sobre las dehesas comunales constituía una forma de lucha para su permanencia como tierras de realengo, en un contexto histórico de expansión señorial y usurpaciones territoriales incontroladas.

Por otro lado, tanto el culto ritual a la Virgen de Luna como la propia ermita se nos aparecen como continuadores de anteriores cultos paganos precristianos, aunque éstos no están bien documentados materialmente. Existen indicios que mostrarían la antigua dedicación religiosa del lugar donde se asienta el santuario y su relación con formas de culto prehistóricas de carácter agrícola que pudieron haber tenido su continuación en el mundo romano, cultos todos ellos relacionados con la fertilidad vegetal y concretamente con una vinculación naturalista de adoración al árbol omnipresente en la comarca, la encina, siguiendo una tendencia dendólatra frecuente en las culturas peninsulares.


Quien quiera leer más lo hallará en Demófilo. Revista de Cultura Tradicional de Andalucía, Fundación Machado, Sevilla, 1996, nº 17, págs. 75-90.

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