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¿Por qué extraños vericuetos circula el folklore tradicional de los pueblos, que lo convierte, en estos tiempos de anhelada pureza y ficticia exclusividad identitaria, en triunfo de la mezcla (y no diré fusión, que ya cansa) sobre lo simple, de lo colectivo sobre lo individual? Los que consideran que sus costumbres y sus modos de actuar y de pensar son únicos y exclusivos es, sencillamente, porque no conocen las costumbres ni los modos de actuar y de pensar de sus vecinos, y menos aún de los que están más lejos. Y de ahí vienen tantos males de nuestra sociedad actual. Porque cuanto más conoce uno a los demás, incluso -o sobre todo- a los que están más lejos, más se da cuenta de lo iguales que somos todos los humanos y de las respuestas tan similares que creamos para atender a los problemas que nos van surgiendo, a los que nos han ido surgiendo a lo largo de generaciones.

Recuerdo que, cuando niño, cantábamos en mi pueblo una cancioncilla dedicada a las cigüeñas, que desde las alturas siempre nos acompañaban encaramadas en sus nidos en la torre. El cantar, totalmente impregnado del espíritu surrealista que acompaña a tantas canciones infantiles, decía así:

Cigüeña, pata de leña,
pico de alambre,
que tienes a tus hijos
muertos de hambre.

Ahora, vagando por ahí, me he encontrado otra cancioncilla, que se canta en las fiestas del Pilar de Zaragoza durante el desfile de gigantes y cabezudos. Al parecer, casi todas las figuras que salen (el morico, el tuerto, el verrugón, la forana, el robaculeros, etc) tienen cantares propios, que los niños les cantan burlonamente al pasar. Y entre ellos he escuchado este dedicado al Boticario, que se presenta como la caricatura de un hombre muy rico de la ciudad (y muy avaro), y una de cuyas letras dice así (escucharla aquí):

Boticario, canario,
garras de alambre,
que a tu pobre familia
matas de hambre.

Y lo sorprendente es no sólo que en la letra encuentro semejanzas que difícilmente pueden atribuirse a la casualidad, sino que también la música y la cadencia es muy parecida a como nosotros la cantábamos hace ya tantos años.

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