Las encinas como estímulo
Encinas en la Dehesa de la Vera de Añora
Cuando uno quiere recuperar la armonía y la belleza, cuando hay que pisar un freno ante la tensión por lo dicho y devolver la calma al espíritu, cuando hay que proponer una imagen que valga por mil argumentos, cuando hay que recordar qué es fundamentalmente lo nuestro y cómo exige nuestra defensa, cuando, en fin, a uno no se le ocurre nada que escribir, o, ocurriéndosele, no quiere, al pronto, causar más rasguños, entonces ahí están, nunca te fallan. Las encinas.
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