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Spanish ham

La administración estadounidense avanza en la concesión de autorizaciones para la importación de jamón español, de la que se beneficiará la COVAP. A ello se refiere hoy el diario Córdoba en una información y Manuel Gómez escribe sobre el tema un artículo en su línea. Yo me he dado un repaso por la prensa USA y he encontrado estas dos joyas entusiastas del jamón ibérico, que abogan por la rápida autorización que permita la entrada en su país de este "caviar", manjar de dioses, pues quien lo probó ya no puede renunciar a su sabor. En un artículo publicado en el Financial Times en diciembre pasado, Leslie Crawford informa de que un proveedor de comida española por internet tiene una lista de espera de personas que han hecho un depósito de 250 dólares para conseguir un jamón ibérico cuando finalmente se autorice su entrada en EE.UU. (la introducción de comida ilegal en el país está castigada en la actualidad con multas de hasta 50.000 dólares o diez años de cárcel). También recoge en su información que COVAP será una de las primeras empresas proveedoras de jamón ibérico en cuanto su matadero sea certificado por el Ministerio de Agricultura estadounidense.

Mónica Eng, por su parte, en una crónica publicada el mes pasado en el Chicago Tribune, cuenta lo que le pasó cuando, de regreso de un viaje por España, declaró inocentemente en la aduana que llevaba en su equipaje "un poco de jamón y queso españoles". Se queja de estas restricciones del gobierno estadounidense a la introducción de alimentos, pero también anuncia que el importador Jonathan Harris está a punto de coseguir la autorización para COVAP, de modo que se puedan exportar jamones a EE.UU en 2007 0 2008. Cuanta algunas estrategias utilizadas por "contrabandistas" para burlar la vigilancia de las aduanas, pero lo que no tiene desperdicio es su descripción de cómo, según Harris, se matan los cerdos de los que procede el jamón ibérico: cuando tienen dos años de edad, tras haber pasado toda su vida comiendo yerba y bellota en la dehesa, son llevados a una confortable pocilga para que duerman bien su última noche; por la mañana son despertados con un agradable baño de agua caliente y apaciguados con música clásica; finalmente, en otra habitación son dormidos con gas y de este modo vuelan al "cielo de los cerdos"; y concluye: "este tratamiento no sólo es agradable sino que reduce el stress, que podría liberar la adrenalina en sus cuerpos y afectar a la carne". Ay, el jamón ibérico y los estadounidenses son así.

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