Demasiado alto para comprender

Demasiado alto para comprender

El asfalto locuaz de Puerto Mochuelo.

"¿Y no le parece a usted que esto está muy alto para que pare aquí el tren?". Estamos en Puerto Mochuelo, a 790 metros sobre el mar, ya en la provincia de Ciudad Real, pero desde donde se divisa una de las panorámicas más majestuosas de Los Pedroches que imaginarse pueden. Aunque el paso por este punto está previsto sobre las cuatro de la tarde, he llegado temprano, sobre la una, temiendo (infundadamente, según comprobé luego) que se cortaran las carreteras con cierta antelación y se me impidiera la llegada desde Puertollano. Al llegar ya nos encontramos a varios voluntarios colocando las grandes pancartas de "Próxima parada Los Pedroches" y les ayudamos. Ya comienza a llegar más gente, mientras repartimos banderolas y las prendemos en alambradas, árboles, señales y vehículos.

Hay animación de romería. Acuden familias enteras con sus meriendas, con mesas y sillas, como un domingo cualquiera. La espera es larga, me sorprendo de la antelación con la que se ocupan los puestos. El lugar lo merece, desde luego, no obstante la sequedad propia del estío y el sol que, de cuando en cuando, azota como látigo de boyero. La explanada que corona el puerto se llena totalmente de coches y la gente desciende un poco hacia el serpenteo de curvas, buscando los mejores lugares de observación. Han venido muchas personas de Los Pedroches, pero también aficionados de Ciudad Real, quienes, buscando un aposento óptimo para el disfrute ciclista, se encontraron de sopetón con nuestro circo. La mayoría de ellos, conocida la causa, también ondearon banderas. Se quejan de que hay pocas, pero la asociación Que pare el tren en Los Pedroches no tiene fondos para costear más. Los ayuntamientos, todos, se niegan a pagar las subvenciones que prometieron en su día, en una negación más de su palabra. En cuántas simplezas se gastará infructuosamente el dinero que aquí tanto se necesitaría.


Reponiendo fuerzas mientras se espera.

"¿Y no le parece a usted que esto está muy alto para que pare aquí el tren?", pregunta el Guardia Civil con inocente extrañeza. Estamos en el punto más alto del puerto un grupo de activistas obstinados, entre los que se hallan José Luis y Daría, ambos totalmente envueltos en el rojo ondulante de la proclama. Hace un momento hemos compartido merienda y confesiones. Los problemas sempiternos de liderar un empuje tan profundo, el desánimo que reaparece intermitente, el furor ante la incomprensión y las conductas serviles, cobardes. Un buen rato antes de que comenzara el infinito desfile de los vehículos que preceden a los corredores, ha llegado un todoterreno de la Guardia Civil y se ha detenido justo al lado. Han bajado cuatro agentes y a uno de ellos se le ha asignado nuestro marcaje. "Señora, no pise el asfalto". Con amabilidad. "Señora, que puede venir una moto y arrastrarla".

Llegan noticias de La Chimorra. Más tarde de Pozoblanco: todo un éxito para lo que nos interesa. Muchas banderas, mucha animación, ningún altercado, si es que alguien esperaba alguno. Se destaca la bandera roja sobre la publicidad institucional del Ave y de Renfe como patrocinadores de la Vuelta. Ningún ayuntamiento de la comarca ha animado a secundar la convocatoria de la asociación para manifestarse pacíficamente al paso de los ciclistas. Parece como si el asunto del tren no fuera con ellos, a tenor de su silencio. Callados, como no teniendo nada que decir. O quizás preparando otra estrategia, diferente, más atinada, pero no sabemos cuál.


Meta volante en Pozoblanco [Más fotos del paso por Pozoblanco aquí y aquí]

Ya pasa por Pedroche. Su alcalde no ha querido colocar en la torre de la villa la gran pancarta colgante que se le entregó días antes. "Estaba rota", dicen que dijo. Pasa por Torrecampo, ya se acerca a nuestra posición. Toda la carretera está a partir de ahora sembrada de pintadas reivindicativas, que un grupo de temerarios se entretuvo anoche en realizar. "¡Tren ya!", exijen. Y se lee también otra palabra: "Pedroches".


Salida de Pedroche. [Más fotos del paso por Pedroche]


Los vecinos de Torrecampo aguardan el paso de los ciclistas.

Son las cuatro y media. Un helicóptero vuela temerariamente bajo. Se le ve salir del desnivel, como si del suelo, como en las películas. Hay un escapado, un tal López. Se agitan las banderas a su paso y se gritan vítores de ánimo. Luego, al rato, el pelotón, decenas de ciclistas apiñados. Entre que sostengo mi bandera para que no se la lleve el violento viento que sopla e intento hacer alguna fotografía al paso, casi no veo la Vuelta en sí misma. No importa. El objetivo que incumbía está sobradamente cumplido. "Han salido las banderas en la televisión y Perico Delgado ha dicho que había una protesta por algo del tren, que querían parar la Vuelta, pero que por la gran afición al ciclismo que hay en la comarca se ha decidido no hacerlo, a cambio de que Perico aludiera a ella en sus comentarios". Las gestiones para que esos comentarios hayan sido posibles nunca se sabrán, para solaz de quienes piensan que todo es fortuito, que tras cada gesto, tras cada circunstancia, no hay un inmenso trabajo silencioso y nunca suficientemente reconocido. Pero si ha salido una bandera, si se ha dicho una palabra, no ha sido por casualidad.

Los diarios provinciales recogerán mañana la noticia. No tendrá más repercusión, salvo que falten otras más enjundiosas. Pero no importa, porque los destinatarios de la protesta han recibido el recado, aunque aparentemente permanezcan ciegos, sordos y mudos. Sin apoyo institucional, sin recursos económicos, con frenos de todo tipo, con apenas avales de los que tanto servirían, esta es la ofrenda. Alguien, en un despacho, tuvo todo el día el teléfono al oído, la pantalla encendida.

El Guardia Civil preguntó asombrado si no nos parecía que Puerto Mochuelo estaba muy alto para que parara allí el tren. Hubo que explicarle, en la espera, que no era tal la pretensión, que el tren debía parar en Los Pedroches, en Villanueva de Córdoba, donde hay una estación casi construida, por la que pasan los trenes, pero no se detienen. Enseguida comprendió la evidencia. Los últimos vehículos, tras los ciclistas, nos saludan al paso por las banderas. "Muy bien, muy bien", dicen sonriendo. Julián les sigue con su moto y su bandera. Dice que va a continuar hasta Puertollano. Yo les sigo en caravana. A las seis debo estar en el trabajo y a ver cómo explico ahora la frente quemada, los brazos arañados por la jara y esta gran satisfacción que llevo por el deber cumplido.


Esperando en La Chimorra.


Esta gran pancarta coronaba La Chimorra.


Banderas en Torrecampo.


El pelotón a su paso por Torrecampo.


Pasa el escapado por Puerto Mochuelo junto a varios ¡YA!.

[Fotos de Javier Latorre, Dani Fernández, Pedro de la Fuente, Juan Bautista Carpio y Antonio Merino]