Huella y sombra en el castillo de los Sotomayor
Con las impagables explicaciones de los miembros de la asociación "Amigos de Belalcázar" y aprovechando una soleada mañana de estos luego tan nublados días de Navidad, pude al fin visitar el interior del castillo de Belalcázar. El resultado será, como tantas veces, contradictorio en sus términos: a la satisfacción plena de cumplir un deseo largamente anhelado se une la decepción de la realidad encontrada, siempre tan lejana de lo imaginado.
Antes, en los accesos, vimos continuar las obras de rehabilitación de la Fuente del Pilar y su entorno, según proyecto promovido y financiado por la Consejería de Vivienda y Ordenación del Territorio y el propio Ayuntamiento de Belalcázar. Las obras están siendo ejecutadas por la Cooperativa de la Construcción de Villanueva de Córdoba y cuentan con un presupuesto de 355.541,73 euros y la dirección facultativa del arquitecto Rafael Mesa Jiménez. También se ha rehabilitado bellamente el camino que conduce desde la fuente al castillo, que al menos en su último tramo se hallaba hasta hace poco totalmente inaccesible.
Los obreros recuperan los paramentos originales del entorno de la fuente.
Camino de acceso, recuperado respetando el pavimento original y las paredes laterales.
La entrada al castillo por la puerta principal (o mejor: por una pequeña abertura que se ha practicado en su contorno) tiene algo de mágico, como de brusca irrupción en la historia. Claro que uno espera encontrar allí maravillas inexistentes, tanta es la fuerza poderosa en la mitología de las fortalezas, pero, aunque un suave velo de decepción revolotee inicialmente, luego el ánimo resurge ante la evidencia incontestable de un lugar potente en sus formas, armonioso hasta el extremo en su ostentosa ruina. Los boquetes de la muralla, los haya producido la pólvora del cañón o la munición de los siglos, dominan el escenario y su presencia es la primera certeza. Emociona, luego, entrar en algunas estancias que resisten a los envites del tiempo: las torres, apenas un cascarón, el palacio renacentista, que tiene el cielo por techumbre, y, sobre todo, la majestuosa Torre del Homenaje, cuya mirada acechante se percibe nada más llegar.
El gran patio de armas asombra por su vacío. Félix me habla de posibles corredores porticados, de caballerizas, de escaleras triunfales, de lujos palaciegos, hasta conformar una arquitectura fantástica que hace más dolorosa su ausencia. Un pequeño pasadizo, más pequeño aún por el contraste, conduce al interior de la gran torre. En sus entrañas reina la oscuridad. Habiéndose derrumbado los forjados que sustentaban las plantas, se ofrece al sorprendido visitante como una gran caja negra vacía, con sus paredes llenas de arranques, señales y secretos: marcas de canteros, inscripciones, huellas de lo que hubo. El suelo es un gran aljibe que nos sostiene, no obstante los siglos, y el techo, allá arriba a lo lejos, muestra la filigrana de un primor artístico que en Belalcázar hizo cuna. Hay pasarelas que se adivinan frágiles, inalcanzables como el gavilán. Si algún día todo esto se recuperara para el disfrute, qué fascinación.
La Torre del Homenaje vista desde el patio de armas.
El pasmo ante tanto encandilamiento no impide la reflexión serena: queda mucho trabajo por hacer y envidio la suerte de aquellos a quienes esté reservada su realización. En aquel patio de armas o en los ruedos de las murallas se halla oculta bajo tierra la historia de Belalcázar y ahora por primera vez se podrá comenzar a leerla. Los ciudadanos de Los Pedroches estamos ansiosos por acceder a un castillo ya libre de riesgos y peligros y hasta que ese día llegue nos consolará la creencia de que, a la par que se consolidan los adarves o se descubren las legendarias mazmorras, se estarán desentrañando episodios hasta ahora ignorados de nuestra historia, ese fantasma que se resiste a manifestarse.
Muros vistos desde el interior.
Boca de un aljibe en el patio de armas.
Escalera de acceso a la planta superior del palacio.
La Torre del Homenaje vista desde el interior del palacio renacentista.
Muro interior del palacio.
Belalcázar visto a través de una ventana del palacio.
Vista del patio de armas.
Bóveda de una de las torres.
Los robustos muros han resistido el paso del tiempo.
Vista del castillo desde la Fuente del Pilar en obras.
5 comentarios :
Estamos a dos días de los Reyes, y la página web de la mancomunidad y portal turístico de Los Pedroches sigue estropeada. Vamos para más de 15 días ¿ a nadie se le cae la cara de vergüenza?
Si son incapaces de gestionar una web ¿ que van a hacer con los fondos del turismo sostenible ?
Estamos a dos días de los Reyes, y la página web de la mancomunidad y portal turístico de Los Pedroches sigue estropeada. Vamos para más de 15 días ¿ a nadie se le cae la cara de vergüenza?
Si son incapaces de gestionar una web ¿ que van a hacer con los fondos del turismo sostenible ?
Preciosas fotos Sr. Merino ¿ Por qué no las manda a la mancomunidad para que las cuelguen en su web ? :)
A los que les sienta tan mal que se critique al parlamentario y tachan de vecinos vulgares no se dan por aludidos con comentarios como estos ,a no lo había pensado la mancomunidad no es santo de su devoción,y aquí todo vale pero en su terreno que no se meta nadie ellos son intocables, pues que prediquen con el ejemplo y les deje de molestar lo que ellos hacen.
Se diga lo que se diga a dia de hoy el castillo sigue en ruina y en constante deterioro,no se como puede haber dinero para cosas insignificantes del estado y no haya para estas maravillas que perviven en el tiempo y asombran al verlas a la vez que indignan por sus estados.Un castillo majestuoso,con su larga historia,que no tiene precio y verlo asi...de verdad que no hay palabras para describirlo..Seguro que si este castillo fuese de otro pais estaria en perfecto estado y ni por un momento se hubiesen parado ha pensar en no restaurarlo,aun asi tengo la esperanza de algun dia verlo aunque sea,seguro de que no acaben cayendo sus muros..
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