Sicilia, imágenes en el alma
Templo griego de Selinunte.
"Sin Sicilia, Italia no deja ninguna imagen en el alma. Aquí está la clave de todo", dicen que dijo Goethe. Y allí está, en efecto, desde la morada de los dioses y de los cíclopes hasta el recuerdo imborrable de los jueces Falcone y Borsellino, y -entre ambos destellos- la historia completa no sólo de Italia, sino de toda Europa. La visita a Sicilia compone un viaje intenso y agotador. Templos y teatros griegos de Segesta y Agrigento, divinos en todos los sentidos, impresionantes catedrales barrocas de Monreale o Cefalú, paisajes maravillosos de una costa virgen y hasta el amenazador Etna ahora en erupción. He conducido 1.500 kilómetros, la vuelta completa a la isla, pasando por ciudades tan inquietantes como Palermo o Catania, donde dicen que el tráfico es un infierno, aunque mi experiencia ha sido otra. Hemos sufrido 47º de temperatura en la bella Siracusa, donde la plaza de la catedral tiene forma de ojo (el de Santa Lucía y el de Atenea, pues la catedral está levantada sobre un templo de Minerva obrando el milagro de su conservación) y hemos sentido el placer de sumergirnos en la historia del recinto sagrado de Selinunte, donde los arqueólogos han descubierto y puesto en pie los templos pero no han sido capaces de identificar los dioses a los que estaban consagrados. Y en una terraza de la alta Taormina, mientras el sol se ponía allá a lo lejos, disfrutamos de un riquísimo helado de pistacho, especialidad de la isla. Y ahora ya el alma regresa cargada de imágenes y de claves.
Balcón en un palacio barroco de Siracusa.
Bañistas en la costa de Cefalú.
Teatro de Tyndaris.
Fuente del Amenano en la Plaza del Duomo de Catania.
Ceremonia del Santo Crucifijo en Castroreale.
Anuncios funerarios en Enna.
Templo de Hera en Agrigento
Teatro griego de Taormina.
Pantocrator en la Catedral de Monreale.
Unos de los muchos altarcillos que jalonan las calles de Palermo.
Nubes de humo saliendo del Etna.
2 comentarios :
Antonio que nos pones los dientes largos.
Bienvenido. Se te echa de menos.
Yo he tenido menos suerte que tú, Antonio, y me he pasado el mes de agosto trabajando a tope. Para mí, como en la canción, cuando llega septiembre "todo es maravilloso". No iré a Sicilia, ya me gustaría, pero, al menos, me liberaré unos días del horario laboral y "viviré" leyendo placenteramente.
Abrazos.
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