De libros y cruces por Córdoba
Escasa asistencia ayer a la Feria del Libro de Córdoba.Debo confesar que mi visita de ayer a Córdoba resultó decepcionante. No por Córdoba en sí, siempre tan bella. La lluvia intermitente le proporcionaba un atractivo adicional al paseo por el puente romano o al callejear sin rumbo por las siempre bulliciosas sierpes de la judería. Sin embargo, ayer la ciudad se me presentó como un poblachón tosco sumergido en un provincianismo más grave por inconsciente. Paseando ayer por Córdoba uno se preguntaba qué había sido de aquella aspiración ya olvidada de convertirse en capital cultural de Europa, si acaso no fue todo una pose.
Por la mañana, un recorrido de desencantos por la Feria del Libro. Es cierto que el tiempo no ayudaba, pero me resultó increíble la escasa afluencia de público en lo que debería ser la jornada triunfal de un sábado. Durante la jornada firmaron sus obras con desigual fortuna tres de nuestros autores (Alejandro López Andrada, Verónica Moreno y Fernando González Viñas) y por la tarde tuvo lugar la presentación del poemario de la madrileña Nuria Barrios, a la que acudieron (justamente, porque las conté) diez personas, y ello en una ciudad que se precia de organizar un festival dedicado expresamente al género. La desolación fue la marca de la feria durante todo el día.
Alejandro López Andrada firma su obra en la Feria de Libro.
Me llamó la atención el impresionante despliegue publicitario en torno a la obra de Alejandro desarrollado por la editorial El Páramo: un faldón propagandístico a todo color en la portada del diario Córdoba y en el interior de El Día, libros colocados estratégicamente -y no por casualidad- en casi todas las casetas y hasta en lugar privilegiado del escaparate de El Corte Inglés, cartelería en tiendas hasta de bricolage, dípticos promocionales, marcapáginas, reproducciones de Natalie Wood a tamaño natural... y ello sin contar con la insólita presentación en el cementerio de la Salud, precedida de entrevistas en todos los periódicos provinciales y hasta reportajes televisivos. La promoción empresarial de la novela de Alejandro constituye una operación de marketing casi desconocida en estos pagos y un meritorio riesgo que asume la editorial en tiempos de tanta incertidumbre, aunque siempre nos quedará la duda de si el hipotético éxito del producto será consecuencia de sus propios valores literarios o de la inversión económica realizada y la mercadotecnia.
La cruz de Conde de Priego, ganadora de la modalidad histórica.
Por la tarde, visita a las cruces. Aquí la decepción se convirtió en explosión. Uno todavía concibe la fiesta de la cruz como un ritual popular de inspiración tradicional en el que se mantienen valores culturales legados por las anteriores generaciones, pero en Córdoba hoy se ha producido una ruptura total con cualquier vínculo antropológico pasado y han conseguido, por contra, una fusión absoluta con alguna de las manifestaciones más rotundas de la contemporaneidad juvenil. En pocas palabras: las cruces de Córdoba, tal como yo las vi ayer, se han convertido en botellones autorizados por barriadas, en muchedumbres alcoholizadas en las que la cruz no es más que una excusa accesoria (baste constatar su ubicación en algunos lugares, entre embalajes de Coca-Cola y cartones de whisky, como un elemento más del almacén de intendencia hostelera). Quien participa de aquel furor báquico experimenta sin duda un éxtasis consustancial a los antiguos rituales de consagración, pero quien pasea ajeno a ese culto mistérico la única sensación que percibe es la de una borrachera colectiva entre repugnantes olores de vómitos y orines.
Al regreso, la lluvia nos acompañó durante casi todo el camino, como si quisiera borrar tan lúgubre impresión. Pero no hay cuidado. Al cerrar los ojos por la noche se irguió como imagen más profunda el verde intenso de la vegetación ribereña del Guadalquivir, limpia y llena de vida como un mayo expansivo.
Cruz de las Tendillas.
La Cruz de la Cuesta del Bailío siempre resulta de las más animadas.
La Cruz de Los Dolores, en la Plaza de Capuchinos, resultó ganadora en la modalidad de recintos cerrados.
El bañista de Miraflores [Ver más].
Siempre hay turistas en las proximidades de la Mezquita.
4 comentarios :
Ha sido una pena que la lluvia haya estropeado las perspectivas de la empresa Iglesia Católica S.A. a través de sus filiales y franquicias las Hermandades y Cofradías de hacer un buenísimo negocio vendiendo alcohol de distintas graduaciones a los jóvenes en las Cruces, esos bares privados colocados en suelo público camuflados de tradición popular, una tradición que murió hace décadas de muerte natural y que ha sido zombificada recientemente con estrictos ánimos de lucro.
Ya aburre siempre atacandos a los mismos:
A la Iglesia: con comentarios "anónimos"
A López Andrada: porque toca siempre, la foto ya veo que la tiró de lejos, suerte tuvo si no le mando "a la mierda".
Al PP: porque ahora gobierna en Córdoba
Si gobernara IU-PSOE, firmara libros Juana Castro y hubiera algún evento de La Fragua lo hubiera visto todo con otros ojos.
Ya cansa de verdad.
Alguien me preguntaba ayer, en Córdoba, por el origen y el por qué de una cruz adornada con flores y rodeada de platos de cerámica mientras sonaban a todo volumen los altavoces y allí no había quien se entendiera. Era una muchacha alemana muy interesada en nuestras "raras" costumbres. Yo, como pude y cuando me dejaba la música de las sevillanas le hablé de las fiestas paganas de la primavera, del arbol adornado con las florecillas del campo, del arbol de la cruz, del "mayo, mayo, mayo, bienvenido seas... Al final me pareció que no entendió muy bien lo que le dije y yo no insistí porque mirando la cutre barra del bar, la gente gritando para entenderse y el caldero de cobre junto a la silla y la guitarra me pareció que ni yo mismo comprendía de qué estaba hablando. Así que, Antonio, a consolarse, porque al menos, en Los Pedroches, si sabemos todavía lo que nos traemos entre manos.
Otras realidades:
Ayer también hubo en Córdoba una manifestación a las 12:00 horas con el lema: “Con la Educación y la Sanidad no se juega” que a pesar de la intensa lluvia fue mucha la gente que optó por dar un paseo desde la plaza de las Tres Culturas hasta la Subdelegación del Gobierno, y ponerse como una sopa.
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