Jennifer García Quintana no existe
O, si existe, no sabemos quién es. Vengo últimamente recibiendo numerosos reenvíos de correos que anuncian la desaparición desde hace seis días de una joven de 13 años "hija de un compañero (trabajador social de salud mental de Pozoblanco)" y se pide la colaboración en su búsqueda reenviando el correo a todos mis contactos. Algunas personas hay todavía que consideran cierto y verdadero todo lo que leen en internet, ya sea la enfermedad mortal de un niño que necesita una transfusión urgente o la última fechoría de los sindicatos. Quizás sea conveniente recordar para incautos que internet es una reproducción en virtual del mundo real y que allí pueden verse tanto las mayores grandezas como ignominias. Pero, sobre todo, internet está lleno de basura. Toneladas y toneladas de desechos circulan por las redes como buques fantasma a la deriva y su cargamento no cesa de aumentar con la ayuda de incautos o irresponsables que pican incluso en los cebos más evidentes. Falta de educación (digital) se llama la cosa.
La desaparición de Jennifer García Quintana, con variantes locales, es un hoax o bulo que lleva ya varios años en circulación (véase el desmentido en varios periódicos: ABC y El norte de Castilla). También muchos blogs descubren el asunto, como en este. Ahora, algún "gracioso" autóctono ha actualizado el mensaje convirtiendo a Jénnifer en vecina de Pozoblanco, para seguir con ello generando el envío masivo de mensajes y contribuyendo al aumento de la basura en internet.
A estas alturas de la era cibernética, todos deberíamos ya sospechar de anuncios como este. Una mínima reflexión sobre el asunto o una ligera búsqueda en Google enseguida nos informará del engaño. Pero es más fácil darle a reenviar y, de paso, dejar al descubierto toda nuestra carpeta de direcciones, causando con ello importantes molestias a nuestros contactos. Muchos todavía no se han enterado de que internet es un arma peligrosa que hay que saber manejar con criterio. Quizás Jennifer García Quintana realmente exista y sea la víctima principal de este sinsentido sin escapatoria. Convendría pensarlo antes de darle la próxima vez a "reenviar".
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