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Huellas


Huellas en la ribera del río Yeguas.

Cualquier excusa es buena para volver a la Vegueta del Fresno, un sendero que parte de la aldea del Cerezo y conduce hasta el río Yeguas en pleno Parque Natural Sierra de Cardeña y Montoro. Cualquier excusa es buena, decía, pero las abundantes lluvias de este invierno hacían presagiar un paisaje esplendoroso, como así fue. El acceso requiere un permiso de la Delegación Provincial de la Consejería de Medio Ambiente, que suele concederlo sin mucha dificultad, quizás porque la demanda no sea grande.

Era la segunda vez que recorría esta ruta de casi diez kilómetros y el mayor interés se centraba en esta ocasión en observar la fauna, dada la circunstancia extraordinaria de que nadie más que nosotros había concurrido ese día a tan solitario lugar. Debo confesar que no hubo mucha suerte. Además de diversas aves, que soy incapaz de identificar, los enormes barbos y las pequeñas bogas del río, lo que más llamó nuestra atención fueron los numerosos galápagos que tomaban el sol sobre las rocas cercanas al agua. Pero el gran misterio de la jornada se centró en esas huellas de la imagen. Se encontraban sobre una zona arenosa en la ribera del río Yeguas y las apuestas de los presentes se dividían entre su pertenencia al mítico lince (por el que me inclinaba yo, más por osadía que por conocimiento) o a la juguetona nutria. Se agradecería juicio razonado por parte de algún mejor conocedor de la fauna del lugar.

1 comentarios :

Anónimo | jueves, mayo 02, 2013 5:37:00 p. m.

Yo papostaría por nutria (la Lutra Lutra, L, 1758). Detalles a tener en cuenta:

Huella donde se marcan cinco dedos con uñas cortas. Algunas veces la cercanía de las uñas con los dedos hace que éstos tengan forma de lágrima.
La almohadilla principal está compuesta por varios lóbulos muy poco diferenciados, y es muy grande.
El tamaño de la huella puede llegar hasta los 7 cm de largo por hasta 6 cm de ancho.
Si juntamos la forma arqueada de la disposición de los dedos junto al gran tamaño de la huella, tenemos como resultado una imagen muy característica, y simplemente sin fijarnos en pequeños detalles podemos saber que se trata de una preciosa nutria.
Su cuerpo alargado y postura arqueada hacen que habitualmente ande a saltitos, aunque también puede hacerlo al trote o incluso al galope.
Cuando sigues el rastro de una nutria durante un rato, es habitual encontrar arañazos en el suelo, que hace (al igual que los perros) para marcar mejor su territorio extendiendo la orina

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