El dolmen Vegas de la Reina y otras formas de actuación
Restos del dolmen Vegas de la Reina II en Villanueva de Córdoba [Foto: Asociación Amigos del Museo].
Viajar sirve, sobre todo, para aprender. Uno descubre otras formas de pensar y de actuar y se enriquece con este conocimiento, si es lo suficientemente humilde como para incorporarlo a su bagaje vital. Uno percibe las diferencias en el tratamiento de unos mismos asuntos y se le revelan formas más elaboradas de actuación de las que uno practicaba.
En mi reciente viaje a Galicia, tan rica en arqueologías prehistóricas, he visitado, además de algunos castros, varios dólmenes diseminados por la geografía costera. El de Axeitos, conocido popularmente como "pedra do mouro", se encuentra cerca de Oleiros, en la Ría de Arousa. Se trata de una tumba de corredor con cámara de época neolítica, formada por ocho ortostatos cubiertos por una gran laja de piedra, consiguiendo una altura de unos dos metros. Aunque se encuentra en un lugar algo escondido, numerosas indicaciones en la carretera señalan el camino y, cuando llegas al lugar y descubres la serena belleza del conjunto, te sorprende encontrarte allí a una persona que recibe a los visitantes y les explica el sentido, la función y el contexto histórico del monumento. El lugar posee un gran encanto, por su ubicación en medio de un precioso bosque, por la soledad y el silencio que se respira, por la intensidad emocional que desprende el propio megalito.
El dolmen de Axeitos, perdido en el mágico bosque gallego.
Más al norte, ya en la Costa da Morte, se halla el Dolmen de Dombate. Se trata de un conjunto de dos megalitos, uno de ellos prácticamente desaparecido por la degradación a la que ambos estuvieron sometidos durante años, sobre el que la Diputación de La Coruña ha llevado a cabo una insólita actuación de protección y conservación del monumento, envolviéndolo en una gran estructura que garantiza las condiciones óptimas de temperatura y humedad y recreando la imagen que tendría el túmulo cuando fue construido hace más de 5.000 años. Un centro de interpretación, que contiene una reproducción exacta del dolmen, y un circuito de visitas guiadas convierten en una experiencia muy instructiva la visita a un lugar que, en otras condiciones, a muchos les produciría indiferencia.
El dolmen de Dombate, bajo la imponente cúpula que lo protege.
Me he acordado de esto al leer en la página de la Asociación de Amigos del Museo de Villanueva de Córdoba la denuncia que realizan sobre la destrucción del dolmen denominado Vegas de la Reina II, ubicado en la finca que lleva ese nombre. Conviene recordar que Los Pedroches constituye uno de los más importantes núcleos dolménicos de la provincia de Córdoba, según pusieron de manifiesto en sus estudios investigadores como Aulló Costilla, Ocaña Torrejón, Fortea y Bernier, Riesco y Santos Gener. Rodríguez Neila considera que en los albores del tercer milenio a.C. Los Pedroches, como parte del área dolménica serrana, pudo constituir una vía natural de enlace entre el núcleo colonizador almeriense y el área megalítica del Oeste peninsular.
El dolmen Vegas de la Reina II estaba construido, según Silverio Gutiérrez, en una elevación al lado de la carretera que lleva a la estación del AVE, en el término de Villanueva de Córdoba. Los ortostatos que formaban la cámara funeraria fueron utilizados para tapar un gran portillo que se formó con motivo de las obras de acondicionamiento de la vía, produciéndose entonces el desmantelamiento parcial del megalito. El resto de elementos constructivos se desmembraron al retranquear la pared de la finca, con lo cual el monumento ha desaparecido totalmente.
No me voy a poner ahora otra vez a destacar la importancia que tiene la protección de nuestro patrimonio histórico como recurso turístico. Ahora quiero sólo señalar la falta de sensibilidad con la historia que muchas veces nos envuelve. Desaparecen día a día vestigios esenciales de nuestro pasado, sin que nadie se escandalice lo más mínimo. Quizás hayamos llegado a asumir un futuro sin hitos que nos anclen con la antigüedad remota, o quizás sea solo ignorancia e incultura, esa forma de barbarie.
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