Ha de llegar el día
La ministra de Fomento, Ana Pastor, junto al alcalde, ayer en Córdoba. [Foto: ABC]
Hay estrategias políticas que soy incapaz de entender. Si estaba previsto -supongo que con antelación- que la ministra de Fomento visitara ayer Córdoba, ¿no pudo reservar al menos quince minutos para reunirse con los alcaldes de Los Pedroches, que andan como almas en pena buscando quien los reciba? No tenía que haberles dicho sino lo que a los periodistas: que "se está estudiando qué trenes pueden parar para así atender a esa demanda legítima que tienen los ciudadanos de Los Pedroches y que llevan reivindicando durante mucho tiempo", que se está "valorando esa demanda", que "tenemos que ver, con los estudios de demanda que se están realizando, la viabilidad de las paradas", en cuanto a "qué paradas puede haber al día y de que trenes"... En fin, cuatro vaguedades que a nada comprometen, un salir del paso para ir tirando unas pocas semanas más, algo que los alcaldes puedan echarse al zurrón vacío de los logros. Y si no quería hacerlo por los socialistas, al menos debió sentir compasión hacia esos alcaldes populares de la comarca que no se merecen el trato que les infligen desde su propio partido. Pero no, parece que disfrutan haciendo ostentación pública de la humillación. A los alcaldes y, en consecuencia, a los ciudadanos.
Porque, al parecer, en este via crucis no hay estación menor y, en lugar de la gloria reservada al de Córdoba, los ediles de Los Pedroches deben recorrer de nuevo hoy la calle Amargura de Plaza Constitución. Si la ministra, que es la que manda, ha lanzado tal sarta de nimiedades mil veces escuchadas, imagínense lo que puede decir el técnico de Renfe que les tienen reservado.
La única ventaja de todo este procedimiento será que el tema del tren en Los Pedroches ha vuelto a colocarse en primera línea de la agenda política, que se habla de ello en las redes sociales y en el Parlamento y que cualquier político que pase por Córdoba debe saber que se enfrentará, tarde o temprano, a los requerimientos sobre la cuestión. Todavía les permitimos que se larguen tras soltar cuatro promesas vacías, pero ha de llegar el día en que eso no sea suficiente y demos al fin un paso adelante y entonces nadie podrá acusarnos de no haber tenido suficiente paciencia.
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