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El bello sueño de Sierra Boyera


Titulares de la revista Omeya en 1974.

En una entrevista publicada en 1974 con motivo de la próxima entrada en funcionamiento de la presa de Sierra Boyera, que abastecería de agua por primera vez en su historia a 16 pueblos del norte de Córdoba, el alcalde de Pedroche, a la sazón Ángel Blasco Tirado, declaró: "Los beneficios que pueden reportarse son muchos (...) y sería la única solución para contener el éxodo de la población, por falta de puestos de trabajo". Por desgracia, el agua de los grifos no frenó del todo el "éxodo de la población" de aquellos años, causa primera de lo que hoy llamamos España vacía, sino que siguió manteniéndose porque a unas carencias se sumaron otras y así hasta hoy.

Me ha parecido oportuno, al hilo de la entrada de ayer, rescatar este reportaje de la revista Omeya, publicado en su número 20 (1973-1974), porque pone de manifiesto un estado de ánimo de general satisfacción ante la llegada de un gran progreso a nuestros pueblos: el agua potable. Son logros que parece que siempre han estado ahí, pero hasta que en 1983 comenzó la explotación del embalse de Sierra Boyera (construido por la Diputación de Córdoba y situado en los términos municipales de Belmez, Peñarroya-Pueblonuevo y Fuenteobejuna), en la mayoría de nuestros pueblos los vecinos se abastecían de agua todavía a través de las fuentes públicas y privadas, sin ningún control sanitario. A mediados de los setenta, el alcalde de El Guijo reconoce que la población se abastece "directamente de las fuentes públicas que existen en las afueras de la localidad. Cada vecino se provee según sus posibilidades de llevarla a casa". "Cada día estos habitantes", reconocía por su parte el alcalde de El Viso, "tienen que vérselas y deseárselas para solucionar el problema de su casa en cuanto a proveerse de agua indispensable y necesaria". En otras localidades, como Pozoblanco, se abastecían, además de a través de fuentes públicas ("que permanecen abiertas tres horas"), mediante acometidas particulares de canalizaciones procedentes de la finca de "La Garganta". En Alcaracejos, para entonces, según su alcalde, ya existía una red prevista para cuando llegaran las aguas de Sierra Boyera y, entretanto, se utilizaba con agua procedente tal vez de sondeos. En Torrecampo, en fin, se había creado un servicio de reparto particular con una cuba que se abastecía de unos pozos distantes un kilómetro de la localidad y que se vendía a dos pesetas el cántaro. En Añora, recuerdo haber conocido un servicio semejante durante algunos años.

La construcción de este embalse, una obra colosal para la época, se inició en 1969 y terminó en 1974. Su puesta en funcionamiento supuso un paso gigantesco en el progreso de nuestros pueblos y el abandono definitivo de muchas costumbres y usos populares relacionados con el acarreo manual de agua. Pero, en contra de lo que soñaba el alcalde de Pedroche, la llegada del agua a los grifos no acabó con el éxodo rural que había comenzado la década anterior. Y que todavía no ha terminado.

4 comentarios :

Conrado Castilla | jueves, octubre 17, 2019 2:02:00 p. m.

Recuerdo de chico las calles levantadas para meter los tubos que habrían de traer el agua de Sierra Boyera, un lugar entonces desconocido para mí. También recuerdo la alegría con que se recibían la llegada del agua a nuestras casas. Efectivamente fue un progreso enorme para nuestra tierra.

Anónimo | jueves, octubre 17, 2019 5:33:00 p. m.

Y el recuerdo de ir a los pozos a por agua con el carrillo y los cántaros (Carrillo no el político a ver si la liamos). Siempre nos tocaba a los niños o a las mujeres. Para mi que fui infinidad de veces era un suplicio. Sobre todo en verano que tenias que madrugar y tu madre te decía "niños coge los cántaros y ve a por agua". Y si ibas un poco tarde era posible que el pozo estuviera seco y había que esperar a que manase y al siguiente día madrugando mas para coger "la vez" y a base de calderetas ir llenando los cántaros, procurando no "erramar mucha". Y cuando se te escapaba la caldereta, ale, a buscar unas "arrebañaeras" (creo que se llamaban así) para sacarla. Y no hace tanto. Bueno si, hace tiempo, estoy hablando de hace 45 o 50 años. Tiempos duros aquellos.

Anónimo | viernes, octubre 18, 2019 10:52:00 p. m.

Y las botellas de leche que nos daban en el colegio para complementar una dieta alimenticia insuficiente. Efectivamente, eran tiempos duros aquellos. Eran tiempos de dictadura.

Anónimo | sábado, octubre 19, 2019 2:32:00 p. m.

Y la estufa de carbón que no calentaba ni a Dios. Y el queso americano. Nos costó abandonar tanta miseria. Esperamos no volver.

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