¿Quiénes fueron Inés Yerpes y Rosa Simón?
Casa de la pedanía de Venta del Charco [Foto: IU Córdoba].Izquierda Unida de Córdoba ha distribuido hoy una nota de prensa sobre la visita de algunos de sus dirigentes a la aldea de Venta del Charco (Cardeña) y se adjunta también una fotografía en la que los políticos, junto a la alcaldesa Catalina Barragán, posan delante de la "Casa de la pedanía", un edificio público donde supongo que se recogerán oficinas administrativas o/y espacios de ocio para la población. Lo que me ha llamado la atención es el nombre específico de este edificio: "Casa de la pedanía Inés Yerpes-Rosa Simón". ¿Quiénes serían Inés Yerpes y Rosa Simón, cuyos nombres nunca había escuchado?
Buscando por aquí y por allá he ido a dar con el acta municipal del Ayuntamiento de Cardeña correspondiente al pleno celebrado el 31 de marzo de 2022 en el que se aprobó la denominación de este edificio. Y ahí se aclara la identidad de estas dos mujeres importantes en la vida social de Venta del Charco durante el siglo XX y el propósito que se persigue poniendo su nombre a la Casa de la Pedanía. El relato que allí se hace de sus vidas constituye un reconocimiento de las difíciles circunstancias que hubieron de soportar nuestros antepasados más inmediatos en su vida diaria y su lucha por construir un pueblo mejor en la tarea que cada uno asumiera, como el oficio de parteras que desempeñaron estas dos mujeres.
Rosa Simón González nació en Bédar (Almería) el día 1 de febrero de 1895. Cuando era pequeña sus padres dejaron su pueblo natal en busca de trabajo y oportunidades de futuro para su familia. Llegaron a Villacarrillo (Jaén) donde comenzaron a trabajar en una huerta. Al poco tiempo, su padre se enteró que buscaban trabajadores para las minas de Peñarroya-Pueblonuevo donde el jornal era mejor y sin dudarlo puso rumbo hacia este municipio donde estuvo trabajando cuatro años. Durante este tiempo, Rosa, su madre y sus cuatro hermanos se quedaron solos en Villacarrillo sobreviviendo a duras penas del trabajo en la huerta.Pasados estos cuatro años el padre de Rosa regresó a Villacarrillo a recoger a su familia y emprendieron viaje hacia Venta del Charco. Al pasar por la finca de Españares vieron a mucha gente trabajando, preguntó si necesitaban trabajadores, le dijeron que sí y empezó a trabajar como matero y demás tareas del campo. Estableció su residencia en Venta del Charco.Rosa se casó muy joven, con solo 16 años, con Tomás Gil Rodríguez, natural de Los Giles (Almería), veinte años mayor que ella y que conoció en las tareas del campo. Tuvo 4 hijos. Vivieron primero en la actual C/ Veintiocho de febrero y después en la C/ Españares. Su casa aún se mantiene en pie. Se quedó viuda muy joven, con 39 años. Su marido murió el 4 de septiembre de 1934 al darse un golpe en la cabeza al caerse de un mulo con el que estaba trabajando en la actual Casa Polo.Si difícil era mantener a la familia para el matrimonio, más difícil aún fue para Rosa sacar a sus cuatro hijos adelante sola, sin más medios que sus manos, trabajando de sol a sol en cualquier trabajo que le saliera en el campo. Fue una mujer valiente y luchadora, no se rindió nunca y no solo crió a sus cuatro hijos, sino que ayudó a muchas mujeres en el parto, salvando la vida de muchas de ellas y de las niñas y niños. Rosa compaginó el cuidado de sus cuatro hijos, las labores en el campo y su hogar con el oficio de partera de Venta del Charco. Rosa carecía de estudios, ni siquiera sabía leer y escribir pero por avatares del destino comenzó a atender los partos en Venta del Charco y en los campos.Llegaban a buscarla a su casa “Rosa, vente, que ya está mi mujer, mi hija, mi nuera….de parto!”. Ella acudía inmediatamente e incluso, si el parto venía lento, se quedaba un par de días con la parturienta hasta que traía al bebé al mundo. Cuentan las mujeres a las que atendió, que aun viven, que Rosa después del parto seguía visitándolas diariamente, para ayudarlas a lavarse, lavar al recién nacido y curarle “la tripa”. No dejaba de ir hasta que se les caía. Desarrolló esta actividad hasta una edad avanzada, dejando de ejercerla cuando ya ni sus piernas ni sus manos tenían la fuerza suficiente para traer al mundo una nueva vida, coincidiendo además, con esos años de transición hasta que se generalizó la asistencia a través de la Seguridad Social. Cuentan que siempre se sintió orgullosa de que todos los niñ@s que había “ recogido”, y fueron muchos, salieron adelante.Se recuerda a Rosa como una mujer poco habladora, de gran generosidad y un fuerte compromiso con sus gentes. Su atención siempre fue desinteresada “le dábamos lo que podíamos, una morcilla, tocino, huevos, verduras y hortalizas del huerto…. Lo que cada familia podía”. Nunca pidió nada. El trato que tenía con la gente del pueblo era cercano, con el paso de los años todos la llamaban “la abuela Rosa” denotando afecto. La atención de Rosa como partera fue, según los testimonios recabados, una atención muy apreciada, reconocida, necesaria y decisiva para las mujeres.Rosa murió en Venta del Charco a los 96 años.De Inés Yerpes Menor tenemos menos datos, sabemos que Inés nació en Villa del Río en 1887, estuvo casada con Antonio Adán Carmona y tuvo 18 hijos, 9 sobrevivieron y otros 9 murieron a diferentes edades. Vivió en la C/ Veintiocho de febrero, su casa aunque en ruinas, aún se mantiene en pie. Su marido era cazador y ambos trabajaban en el campo, en interminables jornadas. Murió a 89 años en Vilanova i la Geltrú (Barcelona).Al igual que Rosa, ayudó a muchas mujeres en el parto, sus manos trajeron al mundo a un gran número de las niñas y niños en Venta del Charco y en los campos, donde en aquellos tiempos vivían muchas familias que encontraban en Inés una ayuda impagable a la hora del parto, salvando la vida de muchas mujeres y sus hijos. Esta ayuda era siempre fruto de su generosidad y totalmente desinteresada.Sabemos, por testimonios orales de mujeres que fueron atendidas por ellas, que el parto tenía lugar en la habitación de las casas y que siempre estaban acompañadas por familiares de la parturienta, que ayudaban en todo lo que tanto Inés como Rosa requerían (agua caliente, alcohol, toallas, gasas…). Una vez producido el alumbramiento, ataban el cordón con un hilo, previamente desinfectado en alcohol y cortaban, protegiendo esta zona para que no sufriera rozaduras. Lavaban al bebé y lo vestían, ocupándose tanto de él como de la madre durante los primeros días de vida.Nos cuentan que en alguna ocasión coincidieron las dos atendiendo un parto. Ambas fueron dos mujeres muy respetadas y queridas y piezas clave para las familias, pero sobre todo, para las mujeres que depositaban su confianza en ellas. Hay que tener en cuenta, que atender un parto conlleva riesgos, máxime cuando se hacía con escasos medios y recursos. La falta de medios la suplieron Inés y Rosa con esfuerzo, acumulando saber de un parto a otro y con el conocimiento legado por otras mujeres, generosidad y con un mimo especial en la atención al parto y en las semanas posteriores al mismo.
En la propuesta de denominación del edificio, presentada por la alcaldesa de Cardeña, Catalina Barragán, se argumenta que "poniendo sus nombres a la nueva Casa de la Pedanía de Venta del Charco: Inés Yerpes – Rosa Simón, queremos visibilizar el trascendental papel que las mujeres desempeñaban en la vida de la colectividad en el mundo rural. Queremos mantener vivo su recuerdo, como parte de nuestra historia y de nuestro patrimonio, como parte de un mundo donde las mujeres fueron un colectivo muy importante, pero invisibilizado dentro de una sociedad patriarcal, en el desarrollo de sus funciones en todos los ámbitos".
Incluso se reproduce la siguiente cita tan oportuna de la ensayista y activista Barbara Ehrenreich: "Las mujeres siempre han sido sanadoras. Ellas fueron las primeras médicas y anatomistas de la historia occidental. Actuaban como enfermeras y consejeras. Las mujeres fueron las primeras farmacólogas con sus cultivos de hierbas medicinales, los secretos de cuyo uso se transmitían de unas a otras. Y fueron también parteras que iban de casa en casa y de pueblo en pueblo. Durante siglos las mujeres fueron médicas sin título; excluidas de los libros y de la ciencia oficial. Se transmitían sus experiencias entre vecinas o de madres a hijas. La gente del pueblo las llamaba “mujeres sabias”, aunque para las autoridades eran brujas o charlatanas. La medicina forma parte de nuestra herencia de mujeres".
En el debate en torno a la propuesta, que finalmente fue aprobada por unanimidad, y ante la matización surgida sobre si la gente sabría quiénes son estas mujeres o la opción de denominar al edificio genéricamente como "de las parteras", la alcaldesa replicó argumentando que "lo que no se nombra no existe y hay que visibilizar el nombre de las mujeres, no considerando adecuado denominar al edificio “de las parteras” de forma genérica, ya que es una deuda que se tiene con las mujeres a lo largo de los tiempos cuyo trabajo ha quedado oculto, lo que se trata es de que se quede visible el nombre y su trabajo porque forman parte del patrimonio de Venta del Charco y la cultura del municipio" y añadió: "cuando se le ponga el nombre al edificio y los más jóvenes pregunten quiénes son Inés Yerpes y Rosa Simón se tendrá la oportunidad de explicar su trayectoria, sus trabajos y cuáles han sido los méritos que las han hecho merecedoras de que un edificio lleve su nombre".
Y eso es lo que me he preguntado yo. La respuesta obtenida y las razones expuestas me han parecido convincentes. No he encontrado ninguna fotografía de las dos mujeres.
12 comentarios :
Gran acierto de la alcaldesa de Cardeña. Dar el nombre propio de las parteras es lo menos que se puede hacer por estas dos magníficas mujeres. Así fue nuestra historia reciente. Así nacimos muchos habitantes del Valle de los pedroches que ya tenemos cierta edad.
Excelente decisión. Las "parteras" de los pueblos tienen todo nuestro respeto y agradecimiento. Yo mismo soy "recogido" por la partera: Rosario Gañán, Natividad Conde, "Rafaela Risco Murillo, Urbana Santofimia son conquisteñas que pusieron sus benditas manos ayudando a nuestras madres a traernos al mando.
¿Al mando? Qué subconsciente más escandaloso.
Una decisión por parte de la alcaldesa, Catalina Barragán y de su consistorio, la de honrar a estas dos mujeres y que no se olvide su vida. Ambas, además, provenían de familias que venían a ganarse la vida en unos trabajos tremendos y en una época en la que debía ser una epopeya sobrevivir. Y ese es otro tema, el de “los materos”, que contribuyeron con sus manos a ganar terreno al monte de toda nuestra comarca.
Felicidades al Ayuntamiento de Cardeña por esta preciosa iniciativa!
Por un momento pensé que todos nos habíamos vuelto ya locos, pero veo que no que se hacen cosas sensatas en los ayuntamientos de algunos pueblos
Gran acierto político.
Pero se echa de menos alguna foto de Rosa Simón González y de Inés Yerpes Menor. Alguna habrá. Y sobra la foto política.
Ayyy Antonio, Antonio ¡Cuánto te gusta barrer para casa!
¿Y que nombre le van a poner a la residencia de ancianos? ¡Si, ésa qué hicieron hace unos años!
No entiendo nada de su comentario, es barrer para casa hablar de una iniciativa importante para reconocer la valía de unas mujeres que fueron una bendición para sus vecinos en unos tiempos donde no había médicos ni medicinas en muchos de nuestros pueblos sino solamente la inteligencia y abnegación de unas mujeres sencillas pero valiosísimas para sus vecinas?
Muy bien por ese ayuntamiento de izquierdas en ofrecer un reconocimiento publico a dos personas de procedencia muy humilde. Las derechas solo saben rendir homenaje a santos, militares, reyes, princesas, virgenes y gente de mal vivir. Muy bien por los comunistas de Córdoba y los Pedroches.
Por favor otro que se vaya corriendo para la gruta y que alguien se trague la llave de la puerta!!!
un pedazo de detalle con quien de verdad, se lo merece felicidades al Ayuntamiento.
Muy bonito homenaje a estas dos grandes mujeres ,se merecían eso y mucho más, no eran de estudios pero si eran personas de gran corazón. Hoy en día falta personas como ellas honestas y buenas con sus vecinos ,siempre estaban ahí para ayudar .
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