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Lugares de arte e identidad

Escultura de Manuel Ángel Barbancho dedicada al emigrante expuesta en su vivienda de Cerro Cohete de Hinojosa del Duque [Foto del autor].

En el extremo oriental y en el occidental de Los Pedroches, como si de un abrazo artístico a toda la comarca de tratara, vienen creándose últimamente por iniciativa particular dos espacios abiertos de arte público que bien podrían catalogarse como "no lugares" en el sentido etnológico de Marc Augé, por tratarse de espacios de paso que están adquiriendo, sin embargo, una fuerte implicación en la construcción de la identidad comarcal. Son “lugares de identidad, de relación y de historia”, como diría el antropólogo francés, antes vacíos de significado y hoy reconvertidos en constructos socioculturales aún más simbólicos por su condición de frontera territorial. 

Las intervenciones artísticas individuales se han apropiado del lugar y lo han dotado de un valor representativo del que antes carecía a través de un lenguaje propio elaborado mediante la evocación y la voluntad de convertirse en agentes de desarrollo para la zona. Las personas que transitan por estos lugares, generalmente de paso y buscando otra cosa, observan y disfrutan momentáneamente de la creación artística allí depositada, que les obliga a reflexionar sobre la problemática del mundo contemporáneo, y perciben el espacio de una manera distinta a como lo habían previsto y lo dotan en su imaginario personal de una dimensión de excepcionalidad que resignifica el territorio: ya no es un lugar despoblado en las fronteras del mundo rural más abandonado, sino un emplazamiento de creatividad e imaginación, que lucha contra el olvido a través del arte, con su carga ineludible de utopía y espejismo. 

En el Cerro Cohete de Hinojosa del Duque vive Manuel Ángel Barbancho Rodríguez, un pequeño productor artesanal de aceite ecológico devenido en artista autodidacta de la madera que, exclusivamente con su propia dedicación, está creando un paraje cultural, natural, etnográfico e histórico en la Cañada Real Soriana y zona de trincheras de la Guerra Civil. En torno a su vivienda pueden verse decenas de esculturas elaboradas artesanalmente que han transformado el lugar hasta convertirlo en un museo al aire libre, que es observado con asombro por cuantos acuden allí de paso para contemplar las ruinas de la antigua fortaleza, la memoria de la guerra o las vistas excepcionales de las seudoestepas locales. La intervención creativa de Barbancho ha deconstruido el lugar, si no resultara pretencioso recurrir a Foucault en este contexto, para dotarlo de un nuevo significado, borrando las fronteras entre lo privado y lo público, entre lo urbano y lo rural, entre el arte y la artesanía, y dotando al espacio de una personalidad llena de connotaciones creativas.

Escultura de José Ruiz en el parque periurbano de Azuel [Foto: Rosario Pérez].

En la aldea de Azuel, por su parte, José Ruiz Cañadas ha forjado un espacio insólito para la cultura y el arte en el parque periurbano del Tejar. José ha intervenido en las estructuras existentes y ha creado otras nuevas, disponiendo el espacio de un modo coherente con su nueva función de reclamo cultural. Ha erigido un parque escultórico al aire libre elaborado con materiales de reciclaje y ha convertido una pedanía despoblada, espejo de la España vacía con toda su problemática de falta de infraestructuras y servicios, en un reclamo sociocultural que incluye un escenario abierto donde el pasado verano se han proyectado películas ucranianas, somalíes y palestinas o una biblioteca predispuesta a las donaciones en la que se realizan presentaciones de libros a cargo de sus autores.

Se trata de iniciativas particulares que a veces alcanzan algún respaldo institucional, pero que encuentran su auténtica esencia en su carácter rupturista con respecto a la dinámica oficialista, por lo general anclada en la organización de eventos que tengan repercusión en los medios de comunicación pero que apenas dejan huella perdurable en el territorio ni contribuyen a su transformación. El arte público en lugares de paso, incluso en zonas despobladas como estas, puede convertirse en un agente de redefinición territorial que contribuya a la pervivencia de sus valores humanos, sociales y culturales, tan en peligro.

Croquis del parque periurbano El Tejar de Azuel, realizado por José Ruiz.

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