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"Defensa y victoria de Pozoblanco", el grito furioso por su tierra de Antonio Porras Márquez

Antonio Porras Márquez y la portada de su poemario.

"ANTONIO PORRAS MARQUEZ. Escritor izquierdista y colaborador de la prensa marxista. Era secretario y dueño absoluto del Ministerio de Trabajo, y a él iban los paisanos comisionados para que facilitara municiones al Ejercito de Pedroches, y todos aquellos que querían ingresar en "Asalto", cuando los rojos entraron en Pozoblanco, vino enseguida vestido de miliciano y armado, y según decía venia a tomar a Córdoba. En El Muriano tuvo una conversación con D. José Blanco, el que se alentaba de las desgracias del Pueblo, al que contestó, refiriéndose a los presos, "que se Jodan", siempre les tuvo a ellos odio mortal, como así su señora que estuvo en el campo con los rojos, haciendo grandísimos daños con su lengua grosera hablando pestes de los fascistas y Militares más distinguidos. En cuanto a su hija Carmen es muy digna sucesora de la educación de sus padres y cuando los presos iban conducidos en el tren a la Estación del Apeadero de la Jara donde se encontraba dijo "que cara de criminales llevan". Esta familia en la actualidad, se encuentra en París".

[Extraído del procedimiento sumarísimo de urgencia iniciado en 1939 contra Antonio Varo Granados, director del Banco Español de Crédito en Pozoblanco].

De esta forma se expresaron en 1939 un grupo de mujeres viudas de otras tantas víctimas de Pozoblanco ejecutadas en Valencia al denunciar a quienes ellas consideraban "inductores y el elemento intelectual directivo de la revolución" en su localidad. Era creencia generalizada en los ambientes derechistas de Pozoblanco que "en los primeros días del Movimiento y cuando dominaba la Guardia Civil el inculpado, en combinación con Antonio Porras, ambos en Madrid, consiguieron del gobierno del Frente Popular que enviaran aviación para bombardear a las fuerzas leales de España". Lógicamente, en este contexto "las fuerzas leales" son, realmente, las fuerzas golpistas. 

Esta creencia justificó el desprecio absoluto que la derecha franquista de Pozoblanco sintió durante toda la dictadura hacia la figura del escritor y diplomático. Antonio Porras Márquez no pudo volver a su pueblo hasta 1970, poco antes de morir. Allí fue recibido, según gráfica expresión de Francisco Moreno Gómez, "con los brazos cerrados". Los cinco meses que pasó con vida en Pozoblanco vivió en la más absoluta soledad y con el rechazo de la sociedad local. Tan solo el poeta Hilario Ángel Calero estuvo a la altura de las circunstancias y le ofreció su admiración y su incondicional amistad, tal como conté hace unos años en un acto en la Biblioteca de Pozoblanco. "Llegó pleno de ilusiones, fecundo, dispuesto a ordenar sus escritos dispersos, a vivir tranquilo… Pero pronto tuvo un despertar amargo. Las vallas del desprecio, los diques de la envidia, los muros de la indiferencia y el cobarde miedo ‘al qué dirán’, surgieron ante él. No se le perdonó o no se le quiso reconocer su superior inteligencia (…) En varias ocasiones presencié el ‘darle de lado’, para no saludarle, temiendo comprometerse ante los demás. Él se daba cuenta de ello y disimulaba su angustia. Nunca, en las muchas veces que me junté con él, le oí quejarse (…) Él tenía los brazos abiertos, pero lo despreciaron", escribió Hilario Ángel.

Al entierro del autor de El centro de las almas (Premio Fastenrath 1927) acudieron muy pocas personas, además del propio Hilario Ángel. En el boletín informativo municipal de 15 de octubre de 1970 se publicó una breve noticia dando cuenta de su muerte, señalando que “el pasado mes de abril regresó de Francia, donde ha residido durante más de treinta años”, sin ninguna mención al porqué de tan larga ausencia.

Antonio Porras Márquez -al margen de las infundadas acusaciones que se le hicieron- no se había limitado a manifestar su apoyo intelectual a la causa republicana, sino que puso también su escritura al servicio de las tropas leales al gobierno legalmente constituido. Aunque sin el nervio poético vigoroso de Pedro Garfias, Antonio Porras sintió también la necesidad de coger las armas de la literatura para apoyar a los soldados que en marzo de 1937 luchaban agotados en la "Batalla de Pozoblanco", donde el teniente coronel Pérez Salas logró vencer por una vez al general Queipo de Llano.

El Subcomisariado de Propaganda del Comisariado General de Guerra publicó en 1937 el folleto Defensa y victoria de Pozoblanco, que contenía un solo poema en cinco partes de Antonio Porras. Hemos tenido la suerte de conseguir un ejemplar original escaneado [descargar aquí], donde pueden leerse versos del siguiente tenor:

Corazón de los Pedroches,
Pozoblanco, tierra mía,
donde nací y donde gritan
mis muertos, porque vacías
sienten las calles, ¡llenadlas
de tiros a los fascistas!,
que nuestra tierra quitarnos
quieren con furia asesina.

Antonio Porras quiso volver en varias ocasiones a su pueblo desde el exilio parisino, pero denuncias formuladas contra él por su apoyo a la causa republicana lo disuadieron. En 1943 un hijo suyo, Rafael Porras Caballero, fue fusilado en Madrid tras meses de encarcelamiento y torturas en la prisión de Porlier. Según Moreno, fue ejecutado "seguramente por ser hijo de quien era". Cuando finalmente pudo volver a la tierra de sus raíces y experimentó unas vivencias muy distintas a las que había soñado desde la distancia, es muy probable que recordara aquellos versos que él mismo había escrito treinta años atrás:

Pozoblanco, tierra mía,
donde nací y donde duermen
mis muertos, calles vacías
son hoy tus calles, que van
llorando de esquina a esquina.
Soledad en Pozoblanco,
casas y casas vacías;
un duro silencio cae
como pesada cortina .

1 comentarios :

Anónimo | jueves, noviembre 06, 2025 5:58:00 p. m.

A ver cuánto tiempo tardan en contestar despotricando contra el marxismo las hordas "ultraliberales". 3, 2, 1...

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