De la experiencia y de la diferencia
En la sección de saldos de La Casa del Libro de Madrid me encontré hace unos días un libro titulado De lo imposible a lo verdadero. Poesía española 1965-2000 (Sial Ediciones, 2000), que se presenta como una antología de poetas que se consideran a sí mismos "diferentes". Entre ellos se encuentran dos autores de Los Pedroches, Juana Castro y Alejandro López Andrada. La verdad es que, después de leer la introducción de Antonio Garrido Moraga, no alcanzo a ver claro cuál es el nexo de unión de estos escritores tan distintos entre sí, pues sólo como una humorada pueden considerarse los cuarenta "rasgos macro y microestructurales" que según el antólogo caracterizarían a este grupo.Los "poetas de la diferencia" alcanzarían su definición más bien por oposición a los "de la experiencia", grupo éste uniforme y continuista que representaría la tendencia dominante en el mundo literario actual, más que por sus méritos artísticos por el apoyo de la crítica periodística y el mundo editorial, mientras que ellos, los no-clónicos, encarnarían la renovación estética y temática, a pesar de, ay, el ninguneo que sufren por parte de los medios.
Qué cosas. Tres. Me pregunto, en primer lugar, por esa necesidad gregaria que, a diferencia de quienes cultivan otros géneros, parecen tener los poetas de reunirse en grupos, generaciones, corrientes o tendencias para autoafirmarse, precisamente ellos, que por otro lado se presentan como espíritus libres e independientes ("el poeta debe ser un solitario", dice López Andrada. Claro, que luego se lamenta de "esos antólogos cínicos y eunucos que siempre llaman sólo a sus amigos", precisamente como hace Garrido Moraga, no sabemos qué gracia le habrá hecho). En segundo lugar, me extraña el continuo lamento de estos catorce poetas de sentirse injustamente excluidos del mundillo literario (en el que parecen ansiar entrar) cuando varios de ellos escriben o incluso dirigen suplementos literarios de periódicos, y todos tienen una amplísima obra publicada en editoriales de renombre o por instituciones públicas (por no hablar ya de los premios, que se cuentan por docenas).
Y en tercer lugar, y sobre todo: ¿qué necesidad tiene Juana Castro, cóncava mujer, la extranjera, de unirse a estos reclamos?.
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