Hace un rato publiqué en esta bitácora un
post (así es como se llama en el argot
bloggero a cada uno de estos articulitos) sobre una vivencia particular de hace unas cuantas
semanasantas. Luego, tras leerlo un par de veces, me pareció demasiado personal y decidí borrarlo: al fin y al cabo, tampoco quiero hacer aquí una excesiva exposición pública de mí mismo y a veces se corre el riesgo de dejarse llevar por la pasión de la escritura y contar cosas que rozan la exhibición de sentimientos íntimos. Lo cierto es que en los pocos minutos que el
post fue público, alguien lo leyó, o, al menos, pudo leerlo. Según el contador de usuarios
on line que hay al final de la página, alguien, además de yo mismo, estaba en ese momento leyendo la bitácora, o al menos la tenía abierta. Y la pregunta es: ¿leyó esa persona en esta madrugada de lunes santo el escrito que mi quizás excesivo pudor me llevó a borrar luego? Y si lo leyó: ¿qué pensó? y, sobre todo, ¿quién es? ¿quién solamente, junto a mí mismo, conoce lo que escribí y después no quise que nadie leyera?.
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