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Casi todos los encuestados que han adjuntado comentarios han manifestado su dificultad para elegir tan sólo cinco monumentos. Toda selección exije un esfuerzo de síntesis, y por muy banal que fuera esta encuesta, uno se plantea las fuerzas de la historia y el arte y su papel en la configuración de símbolos permanentes. Algo así son los monumentos: símbolos de un pasado que condicionan el presente y marcan rutas para el futuro.

Yo mismo hube de hacer un esfuerzo de descartes en mi selección. Consideré, como otros, que el primer monumento debía ser de Pedroche, pues, a fin de cuentas, ha dado nombre a toda la comarca y se merecía tal privilegio. La duda estaba entre elegir la parroquia de la Transfiguración (o del Salvador) y su magnífica Torre (todo ello considerado como un conjunto) o la ermita de la Virgen de Piedras Santas. Las razones artísticas pesaban sobre la primera y las históricas sobre la segunda. Siendo la ermita de Piedras Santas importante desde el punto de vista político-administrativo sólo para las Siete Villas de Los Pedroches, consideré que la parroquia y, sobre todo, la Torre simbolizaban mejor la unidad, aparte de sus incuestionables valores artísticos. Después tenía que venir, sin dudas, el castillo de Belalcázar, símbolo del poder feudal y testigo en su altivez de la historia medieval y moderna de Los Pedroches, paradójicamente hoy tan aislado y abandonado como la comarca misma, pero quizás, como ella, con un esperanzador futuro. La elección del castillo, y puesto que no quería elegir más de un monumento de un mismo pueblo, dejaba fuera al convento de Santa Clara, al decir de algunos el segundo monumento en importancia de la provincia, pero por desgracia muy poco conocido incluso para los habitantes de Belalcázar. En tercer lugar, debía incluirse un monumento de Santa Eufemia, como tercera capital de las subcomarcas históricas. Aquí la elección era difícil: ¿cómo elegir entre el fantasmal castillo de Miramontes,las murallas de la villa y la fascinante iglesia de la Encarnación?. Imposible. Para evitar un excesivo número de edificios religiosos, descarté la iglesia, y como ya había incluido un castillo, me decidí por las murallas medievales, que además, no obstante conservarse en estado muy fragmentario, constituyen una rareza dentro del patrimonio monumental de Los Pedroches. Los dos restantes fueron aún más difíciles de elegir. Tras barajar varias posibilidades, me incliné finalmente por la Catedral de la Sierra, dada su monumentalidad sin igual en la comarca y porque quizás es lo más conocido de Los Pedroches fuera de aquí, aunque a mí, personalmente, es un monumento que, siento decirlo, me deja frío. El quinto tenía que ser una ermita. Dudaba entre la de la Virgen de Luna, la Virgen de Guía (mi debilidad) y la Virgen de las Cruces, todos ellos cultos compartidos por varias poblaciones. Por razones obvias me decidí por la Virgen de las Cruces: es más que una ermita. Como dijo Juan Bautista, allí está, todavía oculta bajo tierra, la historia antigua de la comarca.

Me satisfizo que mis cinco elegidos estuvieran finalmente (como, por otro lado, era previsible), entre los diez de la lista, de la cual lo que más me sorprendió muy gratamente fue el farolillo rojo de las fachadas de tiras de Añora, a las que yo por pudor no quise votar. Algunos dirán, con razón, que hay monumentos en la comarca más importantes que éste, pero aquí se trataba de buscar lo más representativo, y ahora que la encuesta ha terminado puedo decir que considero que no hay en toda la comarca una muestra de arquitectura popular urbana más genuina que las fachadas de granito con rejuntado blanqueado de Añora, que conocen en la actualidad un momento de florecimiento gracias a una acertada política de apoyo y recuperación por parte del Ayuntamiento de Añora.

Reconozco, no obstante, que podría haber elegido otros cinco monumentos distintos con iguales poderosas razones. Esta encuesta, creo poder afirmar que les habrá pasado igual a todos los participantes en ella, nos ha hecho reflexionar, aunque sólo fuera durante unos minutos, sobre nuestro patrimonio monumental, para llegar a la conclusión de que quizás es más rico de lo que en un principio creíamos. Cuantos monumentos de grandísimo interés han quedado fuera, sin tan sólo citar, no son sino muestra de esta riqueza.

Algunos de los encuestados (como Daniel, con su habitual entusiasmo en asuntos comarcales) quisieron abrir nuevas vías para futuras consultas poniendo su atención en el patrimonio arqueológico, en la arqueología industrial o en la arquitectura vernácula, así como en ciertos conjuntos que sólo globalmente considerados alcanzan su significado pleno (como los cascos históricos de Dos Torres y Santa Eufemia). Son campos aún más desconocidos que el puramente monumental, incluso para los más interesados en el tema, que requerirían de un gran esfuerzo de divulgación. Esfuerzo que se hace necesario para que, en primer lugar, los propios pedrocheños conozcamos y valoremos nuestro patrimonio y así sepamos mejor difundirlo fuera. A veces pareciera que los de aquí somos los principales enemigos de lo nuestro.

Quisiera terminar con una de las propuestas más sugerentes que me han llegado durante estos días de realización de la encuesta. La hizo Gabriel al proponer incluir como monumento el conjunto de paredes y cercados de piedra que trazan dibujos geométricos en los campos de nuestra comarca. Se dice que puestos en línea recta compondrían una hilera más larga que la Muralla de China. Representan, como de ninguna otra forma se pudiera, el trabajo abnegado de los habitantes de Los Pedroches a lo largo de los siglos y proporcionan a sus campos una fisonomía peculiar tan característica como significativa. Están ahí, como tantas otras cosas, sin que nadie se detenga a mirarlas. Hasta hoy.

Y ahora, por favor, comentad vosotros.

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