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El placer de los clásicos

Elektra en Pedroche
Un momento de la representación de Elektra en Pedroche el pasado viernes.

Ayer acabaron las jornadas de teatro en Pedroche correspondientes a la IV Muestra de Teatro Clásico de Los Pedroches. Asistí a las sesiones del viernes y del domingo y en ambas hubo un lleno de público absoluto. El viernes actuó el grupo Atalaya de Sevilla poniendo en escena una particular versión de Elektra, basada en textos de Esquilo y Sófocles. Tragedia estilizada en su más pura esencia, ajena a toda superficialidad y sin ninguna concesión al público no iniciado en el mito. Fueron poco más de sesenta minutos tensos, con los sentimientos de odio y venganza siempre en primer plano, con una sed de sangre que trascendía el escenario y con unos anhelos de libertad finalmente alcanzados. Teatro puro, con una original y brillante puesta en escena y con un trabajo de actores excelente. Por los cielos de Pedroche aún resuena el grito del coro clamando venganza por la sangre paterna derramada: "A-ga-me-nónnnn...".

El domingo le tocó el turno al grupo Nao d'amores de Madrid con el clásico de Gil Vicente Auto de la Sibila Casandra. Ni la bella música de cámara en directo, ni el correcto trabajo de los actores (especialmente destacable el estrafalario trío de tíos/tías de Casandra), ni la adaptación del texto (muy volcado en la disputa sexista entre hombres y mujeres) lograron salvar la simpleza de la obra literaria, que, como ocurre en general con este primer teatro clásico castellano, resulta plano y sin espíritu. El paupérrimo montaje escénico tampoco ayudó mucho.

En general, puedo decir que las dos obras que he visto no son adecuadas para ayudar al público en general a aficionarse al teatro (sería como pretender que alguien comenzara a amar la literatura y se aficionara a leer dándole como primera lectura el Ulises de Joyce). En cierto sector del público, que quizás tiene una idea muy distinta de lo que es teatro, con Elektra hubo desconcierto y con la Sibila aburrimiento. Algunos de los que se acercaran al teatro por primera vez tardarán en volver a una representación. En cambio, resultaron dos obras perfectas para los grandes aficionados al teatro, especialmente la tragedia griega, que no defraudó ni a los más exigentes.

Finalmente, a la brillantez con la que se han desarrollado estos tres días de Muestra en Pedroche sólo hay que poner una objeción, aunque no pequeña. El lugar elegido para las representaciones -el recinto ferial- resultaba muy inapropiado para un acontecimiento de estas características. Recuerdo que en los primeros años de la Muestra, los escenarios se montaban siempre en lugares de interés artístico y monumental, y ello concedía al espectáculo un valor añadido muy significativo desde el punto de vista teatral. Las obras ganan mucho atractivo si tras el escenario está la fachada de la Catedral de la Sierra, por poner un ejemplo ya vivido. Pedroche posee múltiples lugares donde el escenario hubiera ofrecido mejores encuadres, además de aprovechar la ocasión para promocionar el patrimonio histórico-artístico local entre todos los asistentes de otras localidades. Lo siento, Pedro, pero tenía que decirlo.

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