El sueldo de la alcaldesa
En un artículo publicado ayer en el diario El País ("Igualdad, paridad y violencia"), Joaquín Leguina se refería a que, en determinada cuestiones políticas en las que la toma de una determinada posición supone un enfrentamiento sexista, "los varones prefieren el silencio a ser tachados de machistas o reaccionarios", independientemente de las razones que pudieran asistir a su argumentación. Se llega así, digo yo ahora, a un punto en el que el debate sobre cualquier tema se vicia en cuanto se introduce en él el enfrentamiento hombre-mujer, pues la sociedad de hoy tiende siempre a colocarse indefectiblemente de parte de la mujer, al menos de boquilla y de cara al exterior, aunque luego interiormente se piense otra cosa. Esto dificulta muchísimo, como digo, el contraste ideológico de argumentos racionales, pues resulta difícil salir de la espiral ciertamente fundamentalista en la que cierto feminismo radical ha introducido a la sociedad actual, por lo general -en este como en otros aspectos- más preocupada de las apariencias que del verdadero meollo de las cuestiones.Viene todo esto al caso tras leer la notica de que una concejal del PP de Villanueva de Córdoba acusa al portavoz del PSOE en esa localidad "de machismo por discriminar a la regidora", a causa de ciertas declaraciones hechas a cuenta del sueldo de la alcaldesa jarota. El tema de los sueldos de los alcaldes es de permanente actualidad en los foros comarcales y en ellos pueden leerse opiniones en todas las direcciones. Pero al introducir la concejala popular el tema del machismo, al que suma el muy demagógico argumento de que, en su opinión, lo que el socialista ponía en cuestión era que "la alcaldesa no tenga el mismo derecho, por ser mujer y ama de casa, de tener una retribución económica por el puesto que ocupa", al introducir, digo, estos argumentos sexistas, se envenena el debate, pues ya no se discutirá sobre el sueldo de la alcaldesa, sino sobre el machismo del concejal socialista. Pienso que estos trucos políticos en nada benefician a la causa de la igualdad entre varones y mujeres, pues lo que habrá que discutir será si el alcalde de Villanueva de Córdoba (o de cualquier otro pueblo) merece o no ese sueldo, independientemente de su sexo. Otra cosa sería igual que si yo digo ahora que de la entrevista que hoy se publica en El País a Cristina Narbona se desprende (no sé si involuntariamente) que la ministra no tiene ni idea de la mayoría de los asuntos de su competencia sobre los que se le pregunta, alguien me contestara que digo eso simplemente porque ella es mujer y que debo callarme por tan sólo esa razón.
Aunque de tópicos intelectualmente planos estamos bien servidos. Algún lector de esta bitácora insiste en lo de que "no todos los políticos son iguales" como si con ello aportara alguna luz a algún asunto, como si eso no fuera una obviedad superada, como si yo hubiera dicho lo contrario. Pero lo cierto es que sobre la cada vez mayor indiferenciación entre izquierdas y derechas (puesto que el poder real no está en ellas, sino en otra parte) reflexiona hoy acertadamente Josep Ramoneda en El País. Y no me dirán que no me he leído bien la prensa.
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