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Pedroche bajo la lluvia

Campanario de la torre de Pedroche
Detalle del campanario de la torre de Pedroche.

Desafiando el frío, la lluvia y hasta la nieve que acompañaron la jornada, unas 35 personas de varios pueblos de la comarca nos dimos cita ayer en Pedroche para cumplir con la segunda visita cultural organizada por la Coordinadora de páginas web de Los Pedroches dentro de su programa "Conoce la comarca". La ocasión fue motivo para reunirnos de nuevo casi todos los que habíamos estado en noviembre en la primera visita a Belalcázar y sumar otras personas nuevas que quisieron unirse al recorrido. Es cierto que la climatología deslució un tanto el espectáculo de la monumentalidad de la capital de las Siete Villas, pero sólo un tanto, pues el arte y la historia al final logran imponerse a tan adversas condiciones.

Comenzamos el recorrido visitando la ermita de Nuestra Señora de Piedras Santas, patrona de la localidad. El edificio interesa sobre todo, tal como nos explicó Rafael Romero Misas,que hizo de guía en gran parte del recorrido, por ser en él donde se reunían los concejos de las Siete Villas de Los Pedroches para tratar de los asuntos relativos a la administración conjunta de las dehesas comunales. Como testimonio de ello se conservan todavía los bancos, grabados con su nombre, donde se sentaban los representantes de cada pueblo.

Luego acudimos a uno de los lugares más sorprendentes, por desconocido, de toda la visita. Se trata de la "cueva" que magníficamente se ha conservado en los sótanos del Hogar del Pensionista, un antiguo silo o bodega con una peculiarísima estructura de oquedades para cobijar las tinajas. Después, paseando por las serpenteantes calles del pueblo, pasamos por el convento de la Concepción, cerrado y ¿en venta?, y llegamos al entorno de la parroquia del Salvador. Esta acrópolis conserva aún un excepcional sabor a historia antigua, que comienza a verse muy amenazado por una serie de construcciones modernas que, además de eliminar elementos singulares de la arquitectura tradicional, abofetean al visitante con su estética transgresora.

Acudimos en primer lugar a la ermita de Santa María del Castillo, edificada sobre la inmensa roca en la que está asentada la villa de Pedroche, y que es visible tanto en el exterior como en el interior de la ermita. Se supone construida sobre el antiguo castillo árabe, que fue destruido a finales del siglo XV. Recientemente ha sido objeto de una muy respetuosa restauración, aunque quedan aún por descubrirse las pinturas que ocupan gran parte de los laterales y cabecera de la iglesia, que podrían datar de la época de la Reconquista y que ahora duermen bajo varias capas de cal.

Urgidos por la lluvia corremos ya hacia la torre, elemento central de la visita. Declarada monumento nacional en 1979, la torre de Pedroche se comenzó a construir en 1520 utilizando materiales del derribado castillo, siendo dirigidas las obras a partir del segundo cuerpo por Hernán Ruiz II, el arquitecto que transformó en torre el minarete de la Mezquita de Córdoba y la Giralda. Sus 56 metros de altura se distribuyen en cuatro cuerpos de diferente planta, presentando todo el conjunto una admirable complejidad arquitectónica. Destaca la escalera de caracol del segundo cuerpo, formada por peldaños de una sola pieza, y las inmensas bóvedas de ladrillo que soportan las plantas. Desde el mirador del tercer cuerpo se ofrece una impresionante vista de toda la villa y gran parte de la comarca. Mientras observábamos, pasó una cigueña camino del campanario de Piedras Santas.

Al bajar, rodeamos la iglesia admirando su pavimento exterior en forma de mosaico, donde los interesados buscaron esperanzados el gallo y la paloma. Ya en el interior, su párroco, Francisco Javier Muñoz, nos explicó los valores del templo y las labores de reforma que se llevan a cabo en él: retablos, rescate de pinturas, maderas. En la sacristía hay restos de pergaminos musicales y otras curiosidades. El artesonado del batisterio, para el que se anuncia una cercana restauración, nos deja boquiabiertos.

Luego nos desplazamos a una casona popular en la que José Romero ha recogido, con el aspecto de almacén donde todo cabe habitual en estos casos, una colección de objetos tradicionales que compone un conjunto de mucho interés etnográfico. El día se presenta ya definitivamente echado a perder por la lluvia, que al poco se convierte en nieve. Unas copas, unas tapas, la sensación agridulce por lo visto y dejado de ver y las ganas de volver pronto a descubrir más misterios de Pedroche.

Ermita de la Virgen de Piedras Santas
Ermita de la Virgen de Piedras Santas.

En la Plaza de las Siete Villas
En la Plaza de las Siete Villas, frente a la estatua de fray Juan de los Barrios.

Cueva de Pedroche
"Cueva" de Pedroche, silo o bodega bajo el Hogar del Pensionista.

Ermita de Santa María del Castillo
Vista de la ermita de Santa María del Castillo desde la torre.

Arco de la iglesia del Salvador
Uno de los arcos de la iglesia del Salvador en el que se han rescatado las pinturas primitivas.

Museo de José Romero
Detalle de la colección etnográfica de José Romero.

Más imágenes (by Danifc)

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