Acabo de leer en
Los Pedroches Información de esta semana un estupendo
artículo de Emilio Gómez sobre la discoteca Sonia de Pozoblanco, que estos días acaba de cumplir 29 años (cantidad, por cierto, poco redonda para celebraciones, pero bien está). El artículo, que acabo de incorporar a la sección
Tribuna, hace un repaso por la historia de esta emblemática discoteca, relatando vivencias que, como ocurre tantas veces con las cosas de Pozoblanco, no pertenecen sólo a esa población, sino también a muchos otros pueblos de la comarca, cuyos jóvenes han acudido durante estas casi tres décadas a la Sonia de Pozoblanco como si fuera la discoteca de su pueblo. Una nostalgia mal contenida inunda los recuerdos de Emilio, que son los nuestros. Al leer estas historias de hace veinte años (que reflejan unos modos y unas formas tan caducas que ya más bien deben ser objeto de estudio etnológico), uno se sorprende de que haya pasado tanto tiempo (¿a dónde se fue? ¿en qué?) y parece que todo eso del
lento y del
ligero es cosa todavía de ayer. Pero no. Y lo más cruel es que, siendo verdadero todo lo que Emilio cuenta, uno siente al leerlo estar oyendo las batallitas del abuelo Cebolleta, las historias de la gente mayor que tanto nos aburrían, con sus anécdotas intrascendentes de las que parecía depender el curso de la humanidad, y la conclusión que saco de ello mejor no la digo, porque no sé si yo mismo podría en esta triste tarde de miércoles santo soportar tanta evidencia.
1 comentarios :
me parece un artículo genial donde cuenta la historia de muchos jovenes en los años ochenta. ¿como puede conseguir el periódico de ese numero?
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