Añora, cruces y amigos
Cruz de calle Olivos, primer premio de interior.
Como cada año, se cumplió el rito. Sé que por estas fechas se celebran romerías en muchos pueblos de Los Pedroches, cada una de las cuales despierta hondos sentimientos entre sus respectivos vecinos, pero comprenderán que hoy no quiera ser objetivo, ni imparcial, ni siquiera generoso. Hoy no puede haber nada como las cruces de Añora. Uno ha nacido y crecido en este ritual mágico de celebración nocturna y ante semejante prodigio de dedicación, desaparece toda pose. La fiesta de la naturaleza en su esplendor, una vez más, se ha consumado. Sigue la rueda de la fortuna. El futuro está garantizado.
Y por si todo ello no fuera suficiente causa de gozo, hoy mismo recibimos aquí, en nuestras cruces, en nuestras calles, a quienes han respondido a la llamada de la Coordinadora de páginas web de Los Pedroches, que una vez más han dado muestras de su amabilidad y su cariño, y han demostrado que uno no estaba equivocado cuando los aceptó como amigos. Mañana convendrá la oportuna crónica, pero hoy pecaría de ingrato si no pusiera a la cabeza de mis agradecimientos a Patricio, a Mari, a Teo, a Lourdes y a otros noriegos siempre dispuestos a ayudar. Al Ayuntamiento de Añora, particularmente a su alcalde, y al párroco don Fernando, por todas las facilidades ofrecidas. A Anita y Angelita, por su disposición, aunque sé que nunca leerán esto. Y a los que vinieron, vieron y admiraron mi pueblo.
Cruz de San Martín, primer premio de exterior.
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