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Lo que queda del franquismo

Plaza de José Antonio de Villanueva del DuqueCalle Generalisimo de Villanueva del Duque

Villanueva del Duque es el único pueblo de la provincia de Córdoba que aún tiene una calle y una plaza dedicadas a Franco y José Antonio. Durante estos días, con motivo del treinta aniversario de la muerte del dictador, asistimos a una explosión informativa en los medios de comunicación sobre la figura del llamado "Generalísimo" y su legado. De todo lo visto y leído, destaco unas palabras de Maruja Torres en un reportaje de televisión, llenas de la brusca ironía que la caracteriza al reconocer tan amarga verdad: "Los franquistas éramos nosotros, todos nosotros". A veces, escuchando a algunos, parecería que la España de los sesenta y primeros setenta estaba llena de antifranquistas luchadores activos, resultando entonces imposible de entender cómo es que el régimen se mantuvo durante tanto tiempo. Lo cierto es que, como decía la periodista, casi todo el mundo se aclimataba como podía a la situación y, no obstante sus íntimas convicciones, había que sobrevivir lo mejor posible en unas circunstancias ya de por sí bastante adversas. Salón de plenos del Ayuntamiento de Pozoblanco en los años 60Hoy nos parecerán sorprendentes imágenes como éstas, de un salón de plenos del Ayuntamiento de Pozoblanco repleto de símbolos fascistas o de una portada de su libro de feria celebrando los 25 años de paz, pero son el signo de los tiempos, lo que era la vida en su momento, y no hay que negarse a entenderlo desde ese punto de vista. Repudiar los comportamientos de los gobernantes de la época no impide comprender la actitud del pueblo, al que no se puede exigir constante heroismo. La fortuna es que, al menos para quienes no lo vivimos directamente, todo aquello nos parezca hoy un mal sueño.

Revista de la feria de Pozoblanco de 1964Pero precisamente por eso mismo, resulta intolerable la pervivencia de símbolos que ni siquiera hoy, tantos años después, pueden entenderse como testimonio histórico de una época, sino que siguen siendo homenaje y defensa de aquello que representan. El nombre de un dictador en el callejero local, rindiendo tributo a su memoria, debiera ser una ofensa para unos ciudadanos que llevan casi tres décadas ya viviendo en libertad democrática. También los recordatorios de los muertos en uno de los bandos de la guerra fratricida, exhibidos en las paredes de las iglesias, deberían ya hace tiempo ser tan sólo un vago recuerdo en unos pueblos que han decidido vivir en la concordia. Y la jerarquía eclesiástica, que tanto reclama ahora libertad de conciencia, debería ser la primera interesada en sacudir de sus muros ese molesto testigo de un pasado en el que no se le percibía una actitud tan combativa en favor de la libertad de pensamiento.

Cruz de los caídos en Pedroche
Cruz de los caídos en la fachada de la parroquia del Salvador de Pedroche.


Este monumento, a unos kilómetros de Belalcázar, en la carretera de Hinojosa, recuerda el fusilamiento de 17 derechistas de Belmez "que aquí dieron su vida por Dios y por España".

Parroquia de San Mateo de Villanueva del Duque
Recuerdo a José Antonio y los caídos en la fachada de la parroquia de San Mateo de Villanueva del Duque.

3 comentarios :

Anónimo | miércoles, noviembre 23, 2005 6:50:00 p. m.

Ya no nos interesan estas historias, que son caldo de cultivo del ultraderechismo más rancio.

Anónimo | miércoles, noviembre 23, 2005 8:04:00 p. m.

Yo creo que estas historias sienpre interesan. ¿Por qué callar?. Es necesario sacar los colores de vez en cuando a los que tienen la responsabilidad de haber mantenido esos simbolos franquistas.

Anónimo | martes, noviembre 29, 2005 9:14:00 p. m.

Para descubrir por qué permanecen, solamente observar las escasas intervenciones en este blog. Si ante el exabrupto, los ciudadanos callamos, los responsables políticos mantendrán lo que le salga de ahí. En cuanto al comentario de l usuario anónimo, ya no NOS interesan, que aclare quien es el NOS.

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