A propósito del espacio escénico
"Espacio escénico" de Pozoblanco. En primer término la fuente de la rotonda.
Aparentemente al menos, las obras del futuro "Espacio escénico" de Pozoblanco están muy avanzadas y quizás próximas a su finalización (prevista inicialmente para este verano). En sus aledaños, también parece terminada la fuente ornamental que ocupa el centro de la rotonda que servirá de acceso tanto a este futuro complejo cultural como al Hospital comarcal "Valle de Los Pedroches". Es ya, por tanto, ocasión de irse planteando algunas cuestiones derivadas de esta construcción, como, por ejemplo, y sólo para comenzar, sobre la idoneidad del lugar elegido para el edificio o sobre si puede hablarse de mantenimiento de patrimonio arquitectónico industrial con la adaptación que se ha hecho del antiguo silo.
Hace poco tiempo fue motivo de polémica la celebración periódica en las cercanías del Hospital comarcal de botellones protagonizados por los jóvenes pozoalbenses, que en alguna ocasión han tenido consecuencias muy negativas de orden público, que han afectado gravemente al propio Hospital y que motivaron que el Colegio de Médicos de Córdoba solicitara a la Fiscalía de la Audiencia Provincial la apertura de una investigación para determinar si el Ayuntamiento de Pozoblanco, al permitir estas prácticas, podría haber incurrido en un delito contra la salud pública. Según el Colegio, el botellón "se traduce en ruidos y molestias que se prolongan hasta la madrugada, en restos de excrementos y basuras que afectan a la zona y a la degradación del medio en el que se ubica el hospital, cuyos enfermos resultan afectados por tan grave alteración de las normas de convivencia". La Fiscalía terminó archivando la denuncia, pero la sensación general es que la celebración del botellón en las proximidades del Hospital significa un ejercicio de irresponsabilidad ciudadana y de insolidaridad por parte de los jóvenes que lo practican y una escandalosa dejación de funciones por parte de las autoridades locales que lo permiten.
Cuando el problema del botellón en la zona norte del Hospital está aún sin resolver, la apertura del Espacio Escénico vendrá a añadir nuevos ruidos y molestias por la zona sur. Basta imaginar lo que supondrá una noche de sábado en la que este edificio acoja un gran espectáculo para sospechar los conflictos de tráfico que se generarán en la zona, justo precisamente en la puerta de entrada del servicio de urgencias del Hospital. El Hospital podría quedar "atrapado" entre un botellón y un atasco de tráfico, y tan sólo entonces comenzaremos a preguntarnos a quién se le ocurriría la idea de construir un edificio de ocio y cultura con capacidad para más de 800 espectadores a tan sólo veinte metros de un hospital.
Por otro lado, es cierto que el nuevo edificio mantiene la estética industrial de la construcción sobre la que se asienta (el antiguo silo; a la izquierda, en una vieja fotografía), pero a la vista de los resultados externos de la edificación cabría preguntarse si ha merecido realmente la pena conservar la torre de almacenaje originaria (único elemento primitivo que pervive), pues al rebajarse su altura y añadírsele otros elementos arquitectónicos para integrarla en la nueva obra, la apariencia final apenas recuerda el edificio originario, y es posible que el resultado definitivo no justifique el aumento presupuestario que previsiblemente ha traído consigo el mantenimiento de las estructuras antiguas.
Es cierto que el mantenimiento de la llamada "arqueología industrial" es la única opción que le queda a Pozoblanco en la conservación de un patrimonio monumental no estrictamente religioso, pues meramente testimoniales pueden considerarse ya las muestras de arquitectura vernácula en sus calles (y aun hoy su mantenimiento no está exento de riesgos, como demuestra el inmisericorde derribo de grandes casonas sacrificadas en el altar de los bloques de pisos o la discutible pertinencia de conservar en un estado tan degradado zonas primitivas como la calle Ramblilla). Pero soluciones como la del silo, o una similar dada a una fachada industrial del paseo Marcos Redondo (de tal modo integrada en la nueva construcción que resulta imposible discernir lo nuevo de lo antiguo), no ayudan realmente a conservar la memoria de un pasado local ni colaboran en la tarea necesaria de desarrollar en la población la idea del patrimonio industrial (no obstante su aspecto aparentemente antiestético en algunas ocasiones) como un valor histórico que resulta obligado preservar. Y cada vez quedan menos ocasiones para acertar: el tratamiento que se dé a los escasos restos materiales de las infraestructuras del ferrocarril de vía estrecha (casetas, puentes) o al matadero de Industrias Pecuarias de Los Pedroches (vulgo la salchi), ambos actualmente en fases críticas, pueden ser las últimas oportunidades de apostar realmente por la conservación comprometida y con todas sus consecuencias de un patrimonio monumental al que con toda propiedad debemos de comenzar a llamar, sin rubor, "artístico".
Matadero de Industrias Pecuarias de Los Pedroches, la salchi.
Tres muestras de arqueología industrial desaparecida en Pozoblanco
Fábrica de los Muñoces, construida a mediados del siglo XIX, en la misma Ronda que hoy lleva su nombre. Su lugar lo ocupa en la actualidad una residencia de ancianos y viviendas.
Fábrica de Harinas Santa Ana, en la Avenida de Villanueva de Córdoba, hoy sustituida por bloques de viviendas y locales comerciales.
Estación en Pozoblanco del ferrocarril de vía estrecha Peñarroya-Puertollano, situada donde hoy se levanta el Hospital.
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