Tren ya
Durante unos cuantos años, un montón de operarios y de máquinas removieron buena parte de las dehesas de Los Pedroches para construir un ferrocarril que uniría en poco tiempo Andalucía y Castilla-La Mancha con Madrid. Mientras lo construían, muchos nos hicimos la ilusión de que, por una vez, esta comarca se iba a ver beneficiada de un medio de transporte rápido y eficaz, aunque fuera de rebote. Luego resultó que de esa medicina que era el tren no nos vino la curación, sino sólo los efectos secundarios, es decir, que el tren no paró en Los Pedroches, pero se llevó para delante buena parte del bosque de encinas y dejó para siempre una herida abierta en la dehesa. Esa cara de tontos que se nos quedó entonces, y que no se nos ha borrado todavía, era y es no muy distinta de la que tienen los habitantes de los países del tercer mundo que exportan por una miseria minerales preciosos y se quedan con el destrozo, el agujero y las escorias.
Desde su inauguración, los habitantes de Los Pedroches hemos tenido que desplazarnos a Puertollano para coger el tren con destino a Madrid o a Córdoba para tomarlo con destino a Sevilla. Durante todo ese tiempo nos hemos preguntado por qué no paraba algún tren -no todos, no muchos, sino alguno-, y esa queja con forma de pregunta que se oía por la calle fue recogida en algunos acuerdos municipales a los que no siguió presión alguna y cuyo tímido seguimiento siempre estuvo mediatizado por la condición política de quienes pedían y quienes debían conceder lo pedido.
Los argumentos que se han utilizado para negarnos el tren han sido fundamentalmente dos: el tiempo y el dinero (el tiempo y el dinero de los otros, no el nuestro, por supuesto), esto es, si el tren paraba en Los Pedroches, sus viajeros tardarían más en llegar a su destino, y la parada del tren necesitaba de unos gastos que no se justificaban con los ingresos que reportaría. Como estos argumentos eran matemáticamente irrefutables, ha habido una suerte de síndrome de Estocolmo o de comprensión excesiva de los mismos incluso entre los vecinos de Los Pedroches, incluso entre quienes ostentan nuestra representación y deberían defendernos, como si el que debía decidir tuviera que medir la rentabilidad exclusivamente en términos económicos y nada en términos sociales. Si esas razones se aplicaran para todo (como se han aplicado, por cierto, para el Conservatorio de Música), no habría médico en las poblaciones pequeñas, ni habría colegio, ni iría la Guardia Civil, ni se las abastecería de agua, ni se justificaría una carretera por la que pasan unos cuantos vehículos al día, etc.
El Presupuesto Público cobra más de los que más tienen y reparte de acuerdo con criterios diversos, que siempre deben ser de interés público. En ese interés público, me parece a mí, caben los habitantes de Los Pedroches, aunque sean pocos, aunque protesten poco, aunque se les defienda con la boca chica. Lo mismo que caben los que tienen enfermedades raras cuya curación cuesta mucho dinero, los minusválidos que necesitan atenciones costosas, los mayores, los países a los que mandamos soldados en misiones de paz y todos esos grupos que no son rentables económicamente pero necesitan de una atención especial.
El pasado día 14 de febrero fue la última vez que tuve que coger el tren en Puertollano para ir a Madrid, amigo Antonio. Desconocía totalmente que mi opinión fuera tan importante fuera del ámbito de mi casa. Si no es así, ahora emito públicamente ésta en tu página: Ya he firmado en uno de los pliegos que hay por ahí y el próximo 4 de marzo estaré en Villanueva de Córdoba apoyando la reivindicación de que pare el tren en Los Pedroches. [Juan Bosco Castilla (cortesía de Plaza Pública)].
Pedroche
Alcaracejos
Villaralto
El Viso
3 comentarios :
Está claro que las presencias marcan, sobre todo, las ausencias.
Me alegra leer a Juan Bosco, al que no conozco, pero cuyo artículo refleja perfectamente aquello que muchos defendemos: el bienestar social; y todo ello a pesar de los vientos que corren -mejor diría, corrían- donde lo único importante es ese poderoso caballero....Si puedo, yo también estaré en Villanueva el día 4.
Ha llegado la hora de levantar la voz. Una vez más nuestra tierra plantea una reivindicación legítima y necesaria. Antes fue el hospital, las carreteras, la negativa al cementerio nuclear y ahora el tren, algo que parece que se le ha negado a nuestra tierra y cuando ha pasado por aquí ha sido en interés de otros (la Sociedad Minero Metalúrgica de Peñarroya, o el AVE hacia el sur). Por ello, los que estais ahí y los que estamos fuera debemos seguir peleando porque los Pedroches vivan y para que tengan un futuro de prosperidad, por ello no debemos callarnos. Ánimo a todos y que el domingo en Villanueva todos los pedrocheños, de fuera y de dentro, físicamente o de manera virtual, estemos allí.
CONRADO CASTILLA.
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