"Jarota, jarota y jarota"
La Virgen de Luna a la salida de la ermita esta tarde.
La romería de la Virgen de Luna de Villanueva de Córdoba tiene el privilegio de estar encadenada a una fecha. Ha de celebrarse, por la fuerza de antiguas concordias seculares, el lunes siguiente al Domingo de Pentecostés, día en que Pozoblanco devuelve la imagen que se llevó el Domingo de Sexagésima. La obligatoriedad de una cita que no es fiesta más que local posibilita todavía la pervivencia de una celebración más cercana a las antiguas romerías familiares y alejada, dentro de lo que cabe, de los grandes eventos multicolores en los que se han convertido, a fuerza de enseñarlas como atracción turística, tantas festividades de la nuestra y de otras comarcas.
La romería de la Virgen de Luna, pese al intenso calor, era hoy una acogedora verbena veraniega. Allí estaban los jarotes, los de nacimiento y los de adopción, y casi nadie más. Una fiesta para los de casa, donde la integración comunal aún es posible al no estar contaminada por injerencias foráneas. Es cierto que allí permanecían todavía los puestos de globos y los de sombreros, como si no se hubieran movido en cuatro meses, pero todo el ritual, sencillo o pobre, parece especialmente dirigido al que lo siente y menos al espectador. Intuyo que en todas estas grandes romerías existe una fe sincera en parte de los asistentes, pero en la mayoría de ellas no es posible ya una exteriorización que resulte auténtica, pues predominan los esquemas sobre la espontaneidad.
Unos caballistas aguardan la salida de la Virgen.
Cuando llegaron las cuatro de la tarde, ya la gente esperaba sentada en los bancos de la ermita, agradecida por el consuelo de la sombra reparadora. Un coro romero interpretó con pasión aires que no sonaron autóctonos, pero que despertaron fervor. Me pareció que algunos jóvenes aguardaban ya para ser los primeros en correr a portar las andas. La austeridad de un tambor señalaba la ruta. Dos centenares de fieles se lanzaron para acompañar la imagen por el camino de Villanueva, a donde llegará sobre las diez, tras ser recibida por el pueblo y su patrón en El Regajito. Los que atrás quedamos también soportamos polvo y sudor. El termómetro marca 35 grados.
En el interior del templo canta el coro romero.
La procesión sale del recinto por la puerta de Villanueva.
El tambor, la bandera y las insignias.
No se olvida el rito de tocar la campana.
La Virgen camino de Villanueva.
En el pueblo, los balcones aparecen engalanados.
7 comentarios :
Me gustaría llamar la atención de los responsables de la casa que la hermandad de Villanueva de Córdoba tiene en el recinto del Santuario. Y es que su entorno ya tiene bastantes “atentados” contra la estética que debiera guardar, para que además instalen un TOLDO en el frontal del pórtico de la casa.
Es verdad que ese toldo, aunque necesario, podría haberse pensado mejor, con una estructura movible, por ejemplo, y de otro color. Respecto a la romería, tengo que decir que todavía conserva ese aire recogido y campero que deberían tener otras romerías de la comarca que han devenido en una fiesta llena de ruido, puestos de sombreros, globos, discotecas y tómbolas con la "chochona", a voz en grito. Y estoy pensando, especialmente, en la romería de la Virgen de Veredas, en un entorno privilegiado, roto por toda esa porquería que debería desaparecer y en la de Pozoblanco, llena de ruido, discotecas y otras yerbas.
Me gustaría saber en que se basa la persona que escribe este artículo para afirmar con rotundidad que el coro romero "Nuestra Señora de Luna" de Villanueva de Córdoba (que era el que estaba cantando en la ermita) no suena con aires autóctonos. Para la información del que escribe este coro esta integrado en su totalidad por personas de Villanueva y todas las canciones que interpretó eran dirigidas en su totalidad a la Virgen de Luna.
Pues me baso en que las canciones que cantó el coro (muy bien interpretadas, por cierto) eran sevillanas, rumbas y, en general, sones aflamencados, los cuales no son aires muy autóctonos, como usted bien sabrá. Desde luego los temas eran los propios de un coro romero, pero al escucharlos uno parecía estar más en la aldea del Rocío que en el santuario de La Jara
Antonio, hijo, creo que lo que te falta es enseñarnos a dar clase de canto... ¡qué verguenza.....! Qué facil es meterse con la gente ¡clases de canto!¿porqué no las cantas tú? VERÁS COMO SE TE QUITAN LAS GANAS DE TANTO CRITICAR! O MEJOR VETE A OPERACIÓN TRIUNFO y enseñanos a cantar de manera autóctona.
No tengo nada en contra de las Sevillanas y las rumbas como expresión musical y acepto y admiro a las personas que se sacrifican y trabajan por enriquecer la vida social y cultural de nuestros Pueblos. Pero, estando de acuerdo con el Sr. Merino, en modo alguno este estilo musical es, ni ha sido nunca, expresión y signo de identidad de las gentes de Los Pedroches. Pero, por desgracia, las cosas son así. Existen coros romeros en muchos de nuestros Pueblos, pero apenas coexisten con ellos grupos o agrupaciones de música o danzas autóctonas.
La aceptación o asunción como nuestras que los ciudadanos, desde hace muchos años, hemos perpetrado de este tipo de música, sólo ha ido en detrimento de la pérdida y distorsión de nuestra identidad.
De todas formas jamás podrán estos coros ni siquiera aproximarse al arte interpretativo de las Sevillanas y rumbas que poseen los verdaderos tenedores de su raíz, cuales son, los sevillanos.
¡Exacto! es una manera de interpretar las sevillanas, nosotros, gente de los Pedroches,es nuestro estilo. Soy jarota y me encantan las sevillanas las noto que son parte de mi cultura andaluza, osea parte de mi. Es más, las noto más mías que los cantos que llamas "autóctonos" Los pueblos cambian y evolucionan y van empapandose de ideas... seguro que lo que tu llamas "canto autoctono" tampoco era así ciento de años atrás de ese canto autóctono, y no deja de ser válido. Para saber las verdaderas raices habría que ir a la edad de piedra.Los pueblos se van influenciando a medida que pasan los años. Igualmente pasaba hace 80 años.
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