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Patrimonio perdido de Los Pedroches/12. El convento de San Juan de la Penitencia de Torrefranca.

Restos conservados de la portada del convento de San Juan de la Penitencia de Torrefranca.


El convento de San Juan de la Penitencia de Torrefranca se fundó, según Aranda Doncel, en 1579, a partir de un recogimiento de beatas creado en 1517 por la fundadora de la orden concepcionista, Beatriz de Silva. Estaba situado en el llamado barrio de San Juan, al otro lado del arroyo Milano. Según Agustín de Herrera, los fundadores seglares fueron los marqueses de la Guardia, poseedores entonces del señorío de Santa Eufemia al que pertenecía la villa de Torrefranca. Las religiosas fundadoras procedían del convento de San Juan de la Palma de Sevilla, aunque también se alimentó con monjas concepcionistas de Pedroche.

En la documentación de una visita del obispado de Córdoba en 1589, que publica Pérez Peinado, se describe la iglesia del monasterio como "de una sola nave; la capilla mayor de un arco de cantería que la dividía de ancho e grandor; el cuerpo de la iglesia suficiente e bien acabada; el techo enmaderado de madera de pino y armadura; las paredes encaladas; el coro en alto con su red muy junta de madera y debajo su locutorio: de dentro una reja de palo y por de fuera otra de hierro espesa, con sus púas a la parte de fuer, divididas la una de la otra lo que hay de grueso de la pared; el suelo de la iglesia por solar, terrizo".

Fue siempre un convento pobre, con una economía marcada por la escasez de donaciones y las excesivas cargas de contribuciones. Como otros de la comarca, el convento de San Juan de la Penitencia se vio afectado por las leyes de desamortización eclesiástica de Mendizábal, que suprimió durante la primera mitad del siglo XIX los conventos y monasterios con menos de doce religiosos profesos, aplicándose sus bienes a la extinción de la deuda interior, tal como ha estudiado Pablo Torres. Ya a mediados del siglo XIX, Casas-Deza , al referirse al inmueble, afirma que la iglesia "está ruinosa y el convento no tiene destino".

Hoy tan sólo pervive, milagrosamente empotrado en una pared de establos, media portada del convento o de la iglesia, formada por arco de medio punto con alfiz. Según Molinero Merchán, en la clave central de ese arco se hallaría un escudo de los señores de Santa Eufemia que en la actualidad se conserva en la iglesia de la Asunción de Dos Torres.


Los sillares de este esquinazo son restos también del convento.


El lugar lo ocupan hoy diferentes establos y almacenes.

5 comentarios :

Anónimo | lunes, octubre 12, 2009 9:06:00 p. m.

¿Y la bibliografía? ¿Y las fuentes utilizadas en el "estudio"?. Sin eso, al menmos para mí que me considero una persona seria, lo que escribe no tiene ningún valor por falta de rigor científico.

Antonio | lunes, octubre 12, 2009 9:24:00 p. m.

Por si usted no se ha dado cuenta, señor anónimo, esto no es una publicación académica científica, sino un simple blog divulgativo. Aún así, casualmente en esta entrada he citado las fuentes de autoridad (sólo los nombres de los autores, pero cualquier interesado mínimamente instruido puede llegar a través de ellos a la bibliografía de referencia). De todos modos, si usted es una persona tan seria, ¿qué hace perdiendo el tiempo con la lectura de estas frivolidades?.

Baedro | martes, octubre 13, 2009 8:58:00 p. m.

Detecto con preocupación los primeros síntomas que alertan sobre la futura desaparición o merma de un blog o un espacio de opinión en Internet.

Son innumerables los foros, blogs personales y de opinión que acaban sucumbiendo al ataque furibundo de uno o dos impresentables que, dada su capacidad para producir algo original por sí mismos, aprovechan su presencia en Internet sólo para denostar, zaherir, insultar y criticar (casi siempre desde la ignorancia y el odio más cerril) a autores o terceros.

Eso si, esos ataques son siempre hechos desde el anonimato más flagrante, dudando de todos y todo, descalificando sin oponer razonamiento ni argumentación alguna.

¿Que pasa después?. Pues lo inevitable. El autor acaba pensando: "¿yo tengo necesidad de recibir estos insultos y descalificaciones sin cuento, cuando lo único que hago es dar mi opinión y ofrecer un servicio a los demás de forma gratuita?.

Y acaban sucumbiendo a la presión de uno o dos impresentables, causando con éste hecho otro perjuicio más a la desaparición de la página o blog: los críticos decimonónicos se ven como vencedores, crece su ego imperfecto y corren raudos a joder a otro, cualquier otro que sólo cumpla un requisito: pensar de forma diferente a como lo hacen ellos.

Esperemos que la intolerancia no gane la batalla a Solienses.
Ánimo Antonio, mi reconocimiento y gratitud por el tiempo que, sin necesidad, dedicas a todos, privando de él a tu familia y amigos.
Un amigo.

Baedro | martes, octubre 13, 2009 9:00:00 p. m.

Quería decir "incapacidad" no "capacidad para producir algo original", por supuesto. La costumbre de escribir sin corregir juega estas malas pasadas.

Antonio | miércoles, octubre 14, 2009 12:25:00 a. m.

Gracias, Baedro. De vez en cuando vienen bien algunas palabras de ánimo.

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