La crítica del viento
Desconozco los caminos actuales de la crítica literaria, pero, leyendo el artículo de Pedro M. Domene sobre la última novela de Alejandro López Andrada, Un dibujo en el viento, uno se pregunta si son estos y, en tal caso, a dónde conducirán. Alguien que no hubiera leído previamente el libro se encuentra allí amontonados tan sólo un desganado arsenal de tópicos que ninguna luz arrojan sobre la obra en sí misma, si acaso lo pretendiera. Nada se dice de la estructura narrativa, si la hubiere, de la profundidad/superficialidad de los personajes, de la in-/corrección estilística, de la insignificancia o significación del secreto que quiere constituir el leit-motiv narrativo y que se resuelve en nada o en algo, de la pertinencia de un lenguaje presuntamente poético o quizás de su redacción escolar, del uso o abuso de fórmulas, esquemas y tics, de la complejidad o simpleza de sus planteamientos literarios, del aporte novedoso en asunto tan repetido o de la cansina reiteración vana, en fin, de lo que es una obra narrativa más allá de lo que se deduce de los panegíricos impresos por el editor en la solapa. Alejandro es un buen poeta, con una obra lírica acreditada por numerosos premios de indiscutible categoría, y además tiene la fortuna de contar entre sus amigos con algunos de los nombres más señeros de la literatura española contemporánea y de la crítica. Quizás, algún día, al valorar su obra narrativa, alguno de ellos debería comportarse realmente como amigo y decirle abiertamente la verdad.Pinchar en la imagen para leer el artículo de Pedro M. Domene en 'Cuadernos del Sur'
6 comentarios :
Quizás algún día usted debería darse cuenta que su opinión es una más tan desacertada o acertada, desinteresada o interesada, subjetiva u objetiva.
La diferencia es que usted es un aficionado a la literatura y otros son escritores cuya opinión habrá que valorar, al menos, al mismo nivel que la suya.
¿ No cree ?
Hay algunas cosas que parecen intocables. Como duelen ciertas verdades. Hay realidades tan claras que no hace falta ser una eminencia, y, sin embargo, no puede decirse.
La crítica, hoy, en España, está totalmente desacreditada. La crítica, salvo en contadas ocasiones de crítico-lector-internauta, está hecha por encargo. Al crítico se le pide que trate bien el libro. A veces ni se le pide: él sabe muy bien lo que tiene que hacer. No he leído el libro de Alejandro. pero la verdad es que la reseña de Pedro M. Domene no me ayuda a leerlo. Ni se crea nada ni se destruye. Simplemente se sale del encargo como buenamente se puede.
Parece mentira que alguien diga que "todavía", (añado yo), hay cosas que parecen intocables y que no pueden decirse. Hoy se dicen tantas cosas, se revelan tantas incógnitas, se abren tantas tumbas, que resulta difícil creer que haya realidades que "no pueden decirse" en nuestra comarca. ¿Se trata de algo relacionado con la mujer del gobernador civil o de la honestidad del señor cura párroco? No lo entiendo.
Aquí nadie es intocable, pero tenemos las opiniones de un bloggero aficionado a la literatura, y de tres anónimos que no sabemos si son tres o es el mismo varias veces, además no sabemos nada de la preparación, formación e intenciones de este(os) anónimo(s).
Puesto esto en una balanza, ante las opiniones de escritores de renombre, críticos literarios reputados y periodistas, pues está claro quien tiene de entrada más credibilidad.
Que Merino critique a Andrada es tan novedoso como que Bart Simpson sea amarillo, es decir: siempre ha sido así .........
Es curioso, Antonio no critica a Alejandro, sino a Pedro Domene por su falta de crítica (positiva o negativa) a Alejandro, y como siempre los alejandrinos lo consideran eso una agresión al intocable... bueno, pueden ser varios alejandrinos o uno solo varias veces
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