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La ruta de la arquitectura del agua


Indicadores.

La creación de rutas de senderismo temáticas, con destino no sólo al turismo rural sino también a propiciar un mejor conocimiento de nuestros recursos por parte de los naturales del lugar, me parece una buena idea. Incluso aunque a veces, como en el caso que nos ocupa, los buenos deseos de la iniciativa choquen dramáticamente con la realidad material disponible. Pues en la Ruta de la arquitectura del agua de Dos Torres observo mejores intenciones que logros.

La ruta comienza en el Pilar de Santa Ana, en las inmediaciones de la ermita de la Virgen de Loreto, un bello lugar recientemente enriquecido con una zona ajardinada y una fuente de granito que recuerda, al parecer, otra anterior desaparecida. Siguiendo el arroyo Milano, se llega al sendero que sube hasta la ermita de San Sebastián y Pozo de la Nieve. Desde aquí se divisa una espectacular panorámica del pueblo, que quiere extenderse a toda la comarca a través de un mirador que actualmente se construye. Ahora comienza la ruta de senderismo propiamente dicha, que, a través del habitual dédalo de caminos, efectúa un recorrido, presuntamente, por una “gran cantidad de elementos del patrimonio hídrico (fuentes, norias y abrevaderos)”. Como digo, esa es la intención, pero la realidad es otra.


Panel al inicio de la ruta de senderismo.

La ruta conduce a través de antiguas huertas que conservan restos estructurales de las norias que permitían el riego tradicional de los cultivos. Lógicamente, todas ellas se encuentran en propiedades privadas y, en la mayoría de los casos, en un estado de conservación incompatible con cualquier intento de exhibición pública. Andenes, ruedas, cangilones y conducciones se observan a lo lejos desde el camino y, aunque se adivina su antiguo esplendor, hoy se presentan como el último testimonio de un paisaje agrario totalmente desaparecido y, aún más, como un modo de vida que, siendo tan reciente, nos parece ya de otra dimensión.

Al crear la ruta, quizás se ha obviado el elemento fundamental que le daba sentido. Antes que enseñar los restos de un naufragio habría, quizás, que haber puesto los medios necesarios para rescatar las estructuras y elementos supervivientes para dotarlos de una nueva vida, si no ya funcional, al menos didáctica. Tal vez el primer paso deba ser la concienciación por parte de los propietarios del valor etnológico que albergan sus propiedades para que, sintiéndose orgullosos de la posesión, colaboren a su conservación sin la necesidad de estímulos económicos públicos, sino simplemente por el placer individual de contribuir a la preservación del pasado, al enriquecimiento cultural del futuro.


La dehesa estival.

Por lo demás, el recorrido transcurre silencioso por los maravillosos paisajes de la dehesa de Dos Torres (más atractivos en otoño e invierno que en este tránsito seco de la primavera al verano, a pesar de que el impacto visual de rastrojeras y tierras recién roturadas regala el atractivo de un raro paisaje agrario aún activo). Los pasos a través del arroyo Cigüeñuela, aún deudor de las lluvias invernales, ofrecen una riqueza botánica desaprovechada por la escasa calidad ambiental de sus aguas. Las explotaciones ganaderas intensivas, en fin, son el documento de la economía comarcal de hoy, imprescindibles a cualquier precio.

La ruta de la arquitectura del agua constituye, pues, un recomendable paseo (9,4 kilómetros de recorrido circular) gracias más a la generosidad del paisaje que al patrimonio hídrico propiamente superviviente. La pretendida función educativa del proyecto se enfrenta a la adversidad de una tardía valoración de elementos etnológicos, que no han sido convenientemente “puestos en valor” para su disfrute público y muestran, por tanto, tan sólo el testimonio del paso del tiempo, de la dejadez y del abandono definitivo de unos modos de vida felizmente superados y tristemente olvidados.


La aguadora de Santa Ana.


Pilar de Santa Ana y, al fondo, la ermita de la Virgen de Loreto.


El pozo de la nieve ha sido incorporado a la ruta.


Algunos terrenos recién arados para la nueva siembra.


La bucólica senda de la ruta.


Unos niños juegan en el arroyo Cigüeñuela.


La noria está tras los avenorros.


Alpacas listas para ser recogidas.


Vacas lecheras observan al viajero...


...y los corderos también.

3 comentarios :

Anónimo | miércoles, junio 23, 2010 10:39:00 a. m.

Este tipo de rutas, sería recomendable ponerlo en formato GPS., y así poder utilizar las nuevas tecnologías, facilitando su realización, por la zona hay gente que utiliza estas tecnologías de forma habitual, "Grupo Guadamatilla, y otros".
Un saludo de un senderista.

Anónimo | miércoles, junio 23, 2010 10:52:00 a. m.

No entiendo muy bien la naturaleza de su artículo...

Anónimo | miércoles, junio 23, 2010 5:44:00 p. m.

Si te refieres al comentario primero, con lo de que no entiendes bien la naturaleza del artículo, te pongo un enlace a modo de ejemplo:
http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=656712

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