Sobre los Premios Encina 2010
De los Premios Encina de Los Pedroches seguimos echando en falta una mayor definición. Las informaciones difundidas advierten que con ellos se destaca "la labor de difusión de la comarca, dentro y fuera de ella, así como su contribución al desarrollo de Los Pedroches en distintos ámbitos", pero no acabamos de saber, tras ya tantas ediciones, qué es lo que se premia, en función de qué, de acuerdo a qué criterios, con qué categorías.De los premiados este año, destaco a Manuel Fernández y a la Coral Marcos Redondo, a cuya concesión sólo cabe ponerle una objeción: que no se hubiera hecho antes. En cambio, me cuesta entender los méritos de difusión de la comarca o desarrollo de Los Pedroches realizados por el Club de Golf de Pozoblanco o Fray Dionisio Ruiz Piedrahita, párroco de Belalcázar. Con respecto a Francisco Tamaral, Kisko García o Juan Pozuelo, se trata de jóvenes profesionales emprendedores que se merecen la distinción tanto como decenas de otros pedrocheños de semejantes características, por lo que convendría saber qué ha llevado al jurado a pronunciarse por estos nombres y no por otros.
Dos carencias básicas encuentro en la relación de este año, las dos puramente simbólicas. En primer lugar, el hecho de que entre los cinco premiados a modo individual el jurado no haya podido encontrar a ninguna mujer merecedora del galardón.
En segundo, la nula vocación comarcal de estos premios. Recuérdese que las distinciones las otorgan, en extraño maridaje, representantes de la Mancomunidad de Municipios de Los Pedroches y de las emisoras Radio Luna Ser de Villanueva de Córdoba, Punto Radio Pozoblanco y Radio Hinojosa Cadena Ser. Nunca faltan, pues, premiados de estos tres pueblos (en esta edición, seis de ocho), circunstancia que, obviamente, no cuestiona los méritos de los agraciados, pero condiciona su otorgamiento. Un séptimo premiado corresponde a la localidad anfitriona de la gala de entrega (Belalcázar, en esta ocasión) y tan sólo el restante escapa a la lógica del obligado reparto. Pero nótese que todos los laureados en esta edición lo son en función de una estricta distribución municipal, atendiendo a los méritos propios de la persona reconocida o a su significación local. No hay ningún premiado que recoja en sí mismo o en su trabajo el espíritu comarcal inherente a la administración concesionaria y si en alguno pudo haberlo, el jurado se encargó convenientemente de anularlo: en la convocatoria jarota no se premia la "Feria del Jamón Ibérico de Bellota de Los Pedroches" sino, según reza en todas las informaciones, el "Día del Jamón Ibérico de Bellota de Villanueva de Córdoba". Son símbolos que acaban convirtiéndose en categoría.
Y lo principal: enhorabuena a todos los premiados.
2 comentarios :
Yo echo en falta alguna persona, administración o empresa que promocione una visión del siglo XXI de la comarca.
Las hay?
PD: Tampoco resto méritos, al contrario, a la coral y, si es por llevar la voz de los pedroches...cada año deberían darle uno
Ya para evitar la vergüenza pública se ahorran las categorías. Todos los premiados en un batiburrillo que nadie sabe por dónde coger. ¿Qué se premia? Sólo dejan claro el de la prensa.
Huele mucho. Ya llevan varios años no premiando a algunos que desde diversos ámbitos llevan el nombre de nuestra comarca allá donde van. Más claridad. Un poco información acerca de los miembros del jurado -en el anonimato se escudan-. Una lista de candidatos para que la gente opine y se le dé la importancia que merecería el premio -aunque, claro, aquí se les desmontaría el chiringuito que tienen montado los organizadores-. Más sensibilidad respecto a nuestra tierra y a la gente que trabaja en ella, por ella y para ella. Más honestidad y transparencia. Más justicia y más reparto. Más cadenas de radio o blogs en el jurado. Más pluralidad de opiniones. Pero claro esto es mucho pedir a los que tienen la sartén cogida por el mango. Unos premios, en definitiva, que representen a todos los habitantes de la comarca y que se destierre ya el caciquismo. Unos premios que miren al futuro y no al ombligo de los que los conceden.
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