Mercenarios

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Tras la escalada verbal contra sus decisiones, el PSOE de Cardeña al fin se ha sentido obligado a dar alguna explicación, que hay que ver cómo se ha impuesto la moda del silencio cuando la coyuntura política no agrada. La portavoz cardeñosa de Izquierda Unida, Catalina Barragán, había calificado de "impresentables políticos" a los cuatro ediles socialistas que han pactado con el PP y acusó a la alcaldesa popular de "utilizar el Ayuntamiento de Cardeña para trepar en política" y de practicar "una política de prebenda y talonario", en alusión a las liberaciones concedidas para conseguir apoyos. El Coordinador Local de Izquierda Unida, Juan Ramón Rodríguez, por su parte, calificó a Mario Torralbo como un "mercenario de la política" -por haber aceptado la más ventajosa oferta personal de las que se le ofrecían- y auguró terminada su carrera en la actividad pública.

Ahora, la Agrupación Municipal Socialista de Cardeña saca un comunicado de prensa en el que, tras negar la búsqueda de beneficio económico en sus actuaciones, culpa a diestro y siniestro de lo acaecido, pero no acaba de aportar siquiera una razón del porqué de su comportamiento tan difícil de entender. Posiblemente tras este proceder haya poderosas razones, pero habrán de ser algo más consistentes que el mero hecho de que en el pacto que se fraguaba con IU -y que al parecer se negoció en la sede del PSOE de Pozoblanco- fuera condición "indispensable" que Juan Ramón Rodríguez (y no Catalina Barragán) ocupara la alcaldía, porque entonces estamos hablando otra vez de nombres y de fobias personales en vez de intereses vecinales.

El caso de Cardeña, contrariamente a lo que pudiera parecer, no reviste un interés meramente local, sino que transmite el reflejo de una forma de hacer política que contribuye al alejamiento de los ciudadanos. Y seguramente con razón, porque los habitantes de Cardeña no se merecen ese trato.