Candidatos al Premio Solienses 2013
Un año más, el blog Solienses convoca el Premio Solienses al mejor libro de creación literaria publicado durante el año anterior (en esta ocasión, durante 2012) por un autor nacido o residente en la comarca de Los Pedroches. El objetivo que perseguimos con esta iniciativa es promocionar la obra de los escritores comarcales y, a la vez, colaborar para que la cultura de Los Pedroches sea más conocida dentro y fuera de nuestro territorio. El Premio Solienses, como es sabido, se concede a obras pertenecientes a los géneros literarios de creación (narrativa, poesía, ensayo literario o teatro), excluyéndose obras científicas, de investigación o divulgativas. El premio, que alcanza este año su séptima edición, se elige entre tres libros preseleccionados por el editor del blog y el jurado estará compuesto por cinco personas relevantes del mundo cultural de la comarca (profesores, escritores, periodistas, representantes de asociaciones). La identidad del jurado se dará a conocer cuando se haga público el fallo, el domingo 24 de febrero. El premio no tiene dotación económica, sino que el autor galardonado recibirá un objeto artístico elaborado por Ofiarpe (Asociación de Artesanos de Los Pedroches). Autores como Juana Castro, Alejandro López Andrada, Pedro Tébar, María Antonia Rodríguez y Francisco Antonio Carrasco han recibido el premio en anteriores convocatorias.Dada la repercusión que el Premio Solienses ha alcanzado en los últimos años, cada vez resulta más compleja la preselección de los libros candidatos (tarea imprescindible para dotar al procedimiento de operatividad, dados los recursos disponibles). Por primera vez este año he consultado con otras personas, en cuyo criterio crítico confío, la pertinencia de incluir unas obras u otras en esta terna que se ofrece al jurado, aunque la responsabilidad de la selección final es totalmente mía y con todos sus riesgos la asumo. La propuesta resultante (una novela policíaca, un poemario en prosa y un relato inclasificable que oscila entre lo rural y lo cosmopolita) es una apuesta por voces nuevas que surgen en el panorama de la literatura comarcal con mucho empuje. El Premio Solienses constituye, básicamente, una invitación a la lectura tranquila y sosegada -pero sin despreciar el espíritu crítico e inconformista- de estas obras escritas por nuestros paisanos para explicarnos con ellas a su modo su mundo y el nuestro.
Los libros candidatos de este año, presentados por orden alfabético del apellido del autor, son:
- La ciudad de los ángeles, de José Cañuelo Calero (Ediciones Depapel).
- Esperando a Gagarin, de Fernando González Viñas (Editorial Berenice).
- Un revolver en la maleta, de Félix Ángel Moreno Ruiz (Editorial Cuadernos del Laberinto).
LA CIUDAD DE LOS ÁNGELES, de José Cañuelo Calero (Ediciones Depapel, Colección "Versos a tornillo")
Nota editorial
El libro está compuesto por 23 poemas en prosa que son, según su autor, "una reflexión poética desenfadada que conserva el misticismo del angelismo". También incluye un relato paralelo inspirado en los poemas ilustrado por Gloria Ortega.
Nota crítica
"La obra está integrada por veintitrés textos incluidos sucesivamente en las secciones errancia, advocación y epifanía, y cuentan con la clave de autor en una reflexión metaliteraria acerca del proceso seguido con la presencia de un poema guía de cuarenta y seis versos que se fragmenta de dos en dos y acompaña al mismo número de ilustraciones que de poemas. Nos muestran la conducción del proceso creativo seguido por el autor y la apelación al tú amoroso; es depositaria del propósito Gloria Ortega, la excelente ilustradora que hace parejas sus ilustraciones –con dos versos a pie de cada ilustración- a los poemas a partir de una musa con aire juvenil, María Granados. Es bueno escapar a clasificaciones trampa desde el punto de vista temático en una sociedad tan planificada por sombras que nos dejan en el limbo; deja bien claro cuál es el germen que guía su propuesta: mi descubrimiento del amor, de las asambleas de los Indignados y las reuniones de poesía con el colectivo 3, los tres aspectos que completaban ese sentimiento oceánico antes aludido… (...)
La extensión va aumentando conforme avanzamos; en la sección primera se entremezclan en una curiosa amalgama referencias al proceso de escritura (...) La segunda sección, advocación, continúa la referencia amorosa. Hay un mayor número de poemas y de más extensión que se inicia con el poema manifiesto, el cual tiene mucho de imágenes visionarias y afines al Poeta en Nueva York lorquiano, (...) Hay en la última sección, que mucho ha de ver con el título del libro, una letanía que lleva en el encabezamiento, como nota común, la figura del ángel. Está desprovista del misticismo convencional, y se convierten en ángeles de cotidianeidad, sin abandonar algunos de los sentidos tradicionales". Juan Pérez Cubillo [Extracto de las palabras pronunciadas en la presentación del libro. Leer la intervención completa]
ESPERANDO A GAGARIN. de Fernando González Viñas (Editorial Berenice, Colección "Nova")
Nota editorial.
Octubre de 1957. Mientras el Sputnik brilla sobre la noche, en un pequeño pueblo español se produce la extraña desaparición de uno de sus habitantes. En la búsqueda, sus angustiados familiares llegan a mirar al cielo como si el desaparecido se hubiera esfumado en el espacio. Un mes más tarde, un padre de familia, sorprendido por un gran terremoto en Tokio, intenta volver a casa tras la devastación preguntándose por la perrita lanzada al espacio de la que todo el mundo habla. Casi cuatro años después, como si el giro orbital de 108 minutos de Yuri Gagarin hubiera durado todo ese tiempo, se produce la resolución del misterio del desaparecido. Con el aterrizaje de Gagarin, todo parece volver a ajustarse y cada personaje parece volver definitivamente allí adonde pertenece, adonde se le espera. Ésta es una historia sobre aquellos que miran a las estrellas para olvidarse de la oscura tierra en la que habrán de acabar sus días.
Basada en hechos reales, que afectan a la biografía del propio autor, ésta es la historia paralela de una espera, la de aquellos que esperan a un desaparecido y la de los que esperan el regreso a la Tierra de Gagarin, el primer hombre en el espacio. Cada hito en la carrera espacial soviética -el satélite Sputnik, la perrita Laika o la hazaña de Gagarin- parece tener un reflejo cósmico en cada uno de sus personajes, como si las trayectorias y las órbitas espaciales se reflejaran en el agua de un oscuro pozo, en las conmociones y las esperanzas con las que se desarrollan sus vidas.
Nota crítica
"Aunque el título remite a Beckett, a quien realmente recuerda este libro, desde la distancia, es a El viento de la Luna de Antonio Muñoz Molina. Esperando a Gagarín es una novela fresca y jovial, ajena al manierismo poeticista de otros narradores comarcales y en la que no faltan un delicado sentido del humor y hasta cierto coqueteo con el absurdo. Tomando como hilo conductor el comienzo de la carrera espacial marcado en 1957 por el lanzamiento del Sputnik, Fernando González Viñas recrea literariamente un episodio de violencia rural sucedido en su pueblo a través de personajes y situaciones costumbristas que perfilan el contrapunto frente al abismo de la ingeniería estelar.
La novela se divide en tres partes, la primera y tercera de las cuales conforman una unidad temática centrada en la desaparición del corsario de Villanueva del Duque, mientras que la segunda -el regreso a casa de un anciano y su hija atravesando la ciudad de Tokio recién asolada por un terremoto- constituye una narración independiente cuya inclusión en el libro no acierto a comprender del todo ni estructural ni temáticamente. Por lo demás, echo en falta una mayor ambición literaria por trascender a la mera anécdota de la crónica de sucesos pasional: el gran cambio que en la historia de la humanidad significaron tan revolucionarios acontecimientos y los avances tecnológicos que supusieron apenas parecen dejar huella en la rutina tediosa de la vida en el pueblo, donde, una vez resuelto el misterio, todo vuelve a lo que era, como si nada más hubiera sucedido mientras tanto en el mundo ni fuera a ocurrir en los próximos cincuenta años, o incluso hasta hoy, como si la espera no hubiera servido para nada ni los personajes hubieran recibido de ella ninguna enseñanza. Con todo, Villanueva del Duque debe sentirse afortunada por la extraordinaria eventualidad de contar con tres narradores que han convertido a su pueblo, natal o de adopción, en singular espacio literario y, lo que es más meritorio, cada uno de ellos con voz propia y definida". [Entrada en Solienses]
UN REVÓLVER EN LA MALETA, de Félix Ángel Moreno Ruiz (Editorial Cuadernos del Laberinto, Colección "Estrella Negra")
Nota editorial
Córdoba, a principios del siglo XX. En la iglesia de San Lorenzo aparece crucificado, con la cara pintada y una peluca, el cadáver de un prestigioso abogado. Del caso se encargan dos inspectores antagónicos y de métodos muy distintos: Anastasio y Homero. Este último, acompañado por el agente Pedro, intentará revelar la identidad de un criminal frío e inteligente. La búsqueda del asesino llevará a los policías a recorrer la Córdoba de aquella época -sus calles, sus iglesias, la plaza de abastos de La Corredera, el reñidero de gallos, el cementerio de La Salud, Las Ermitas- y a conocer a numerosos sospechosos, los cuales guardan importantes secretos que irán desvelándose a lo largo de la investigación.
Unos meses antes, se comete en Madrid una serie de brutales asesinatos de mujeres atribuidos a un misterioso criminal al que la prensa bautiza como el Carnicero de Madrid. En una carrera contra el tiempo, Homero hará todo lo posible para detenerlo.
Un revólver en la maleta es una novela de compleja y apasionante trama con abundantes guiños a la mejor narrativa policíaca clásica. En ella, el autor nos recrea, de forma magistral, la España de hace un siglo en dos historias paralelas que se entrecruzan y convergen en un final inesperado y sorprendente.
Nota crítica
"Hay espacios literarios, concebidos inicialmente sólo como marco circunstancial de una acción, que se elevan sin embargo como protagonistas del relato. En la novela Un revólver en la maleta de Félix Ángel Moreno Ruiz la trama sucede paralelamente en dos ciudades, pero mientras una de ellas -Madrid- cumple humildemente su papel de subordinada adverbial, la otra -Córdoba- se rebela a su destino secundario y se planta frente al autor reclamándole mayor presencia. En un relato de género estrictamente policiaco, con sus asesinatos, sus sospechosos y su juego deductivo, la Córdoba de principios del siglo XX que describe Félix Ángel, la de sus populosos mercados y sus reñideros de gallos y sus iglesias cuajadas de mendigos a la puerta y sus tablaos flamencos y sus casinos de ricos, se mueve entre la escenografía humana de las ciudades de Galdós y la inevitable Córdoba de La feria de los discretos.
La Córdoba de Un revolver en la maleta, ajena a cualquier pasado glorioso, hace de la hipocresía social un arma contra la miseria y mezquindad que habita en las calles y en las casas más nobles, en un carnaval de clases populares y escogidas. Un héroe, curtido en aventuras anteriores como el Ulises de la cita introductoria, regresa a un hogar donde guarda facturas sin cobrar, cuentas sin ajustar. Sus comportamientos guiados por principios de rectitud moral chocan en el universo ruin de una comisaría provinciana, donde todos los papeles están ya adjudicados. Sus métodos novedosos de investigación, aprendidos en las gendarmerías parisinas, tropiezan con la rutina y pereza de quienes en su horizonte buscan algo distinto que la verdad. Al héroe le acompaña la amargura del temprano desengaño, consustancial al género, pero esa pesadumbre se extiende pronto al lector que comprende la inutilidad del esfuerzo frente a la injusticia.
El hallazgo del cadáver de un prestigioso abogado crucificado en el lugar del Cristo de Ánimas de la iglesia de San Lorenzo inicia un recorrido sentimental y humano por una ciudad que seduce y desagrada a la vez, narrada por quien demuestra conocerla sin alardear innecesariamente de ello, dando por sabido lo que ha de darse. No faltan guiños a la propia tierra: Pozoblanco, El Viso. El juego policíaco agradará a los incondicionales del género y atrapará a quienes lo frecuenten menos. La intriga no defrauda y la peripecia de las aventuras detectivescas es de las que crea lectores. Pero cuando todo acaba, cuando ya sabemos quiénes son los asesinos de tantos crímenes y la amarga resignación de comprender cómo son las cosas nos retuerce brevemente el estómago, entonces, lo que queda es la ciudad. Sus ambientes, sus gentes, sus miserias y grandezas, en las que nos consuela saber que la resolución de muchos crímenes futuros aguarda todavía al inspector Homero". [Entrada en Solienses]
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