A todos los que escribieron comentarios de felicitación por el cumpleaños de Solienses
en el blog,
en Twitter o en
Facebook, también a los que lo hicieron por teléfono o correo (y muy destacadamente a Antonio Jimeno, que se ocupó
en su blog del aniversario, con la generosidad acostumbrada), quiero manifestarles mi más sincero agradecimiento. No son las mías palabras de cumplimiento, sino de sentimiento auténtico. La tarea del blogero es solitaria por naturaleza y consuela comprobar que hay un puñado de amigos tras la pantalla que confraternizan con lo publicado. Ello constituye un reto y una exigencia, porque nada de lo escrito es inocente ni carece de consecuencias y aceptarlas es el primer mandamiento de quien se dedica a esta tarea.
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