El Pozo de la Nieve de Dos Torres es un pozo de nieve
Vista exterior del Pozo de la Nieve de Dos Torres.
De las tres conferencias programadas en la XII edición de las Jornadas de historia y desarrollo local que tiene lugar estos días en Dos Torres, me interesaba especialmente la impartida ayer por la arquitecta Gabriella Mendieta Eid en torno al Pozo de la Nieve. El singular edificio del paraje de San Sebastián ha sido objeto de diferentes teorías sobre su origen y funcionalidad y tenía curiosidad por saber si se aportaba alguna evidencia nueva sobre tales términos. Finalmente, la intervención de Mendieta se basó en su trabajo de investigación realizado como ejercicio de un Máster en Arquitectura y Patrimonio Histórico y, básicamente, consistió en una breve exposición de síntesis de lo ya conocido sin ninguna aportación realmente novedosa. Lo más valioso de la charla resultó una vez más la evidencia de que, según todos los indicios, el Pozo de la Nieve de Dos Torres es exactamente eso: un pozo de nieve. "No hay estudios científicos que delaten un uso anterior del edificio", afirmó Mendieta con rotundidad.
Gabriella Mendieta Eid, ayer en la Casa de la Cultura de Dos Torres.
El Pozo de la Nieve es una construcción de gran singularidad arquitectónica y único en toda la comarca de Los Pedroches. Se trata de un edificio de planta cuadrada al exterior con dimensiones laterales de 8,32 m. y deformación en la fachada nordeste. Interiormente presenta una planta circular con diámetro de 6,80 m., con un pozo excavado en la tosca y recubierto por un encañado de ladrillo y zócalo superior de mampostería. En el eje norte-sur, dispuesto en diagonal del cuadrado, se encuentran dos hornacinas (que originariamente eran tres) de planta semicircular rematadas como cuarto de esfera, con arco de ladrillo que se embebe en el arranque de la bóveda. En el eje este-oeste se encuentran en la actualidad dos huecos de acceso al interior del edificio. Se cubre con bóveda semiesférica de ladrillo.
La rareza de la construcción en el contexto arquitectónico comarcal (y, particularmente, la presencia de las hornacinas interiores y del abombamiento en forma de ábside del muro nordeste) ha provocado el desarrollo en torno a ella de ciertas teorías sobre su origen sin ningún fundamento científico. El primero en fijarse en el edificio fue Esteban Márquez Triguero, hombre que profesaba un gran amor a Los Pedroches pero de escaso rigor en sus investigaciones, quien publicó en 1979 un artículo en el diario Córdoba interpretándolo como una "posible" basílica paleocristiana de estilo romano primitivo. ¿En qué se basaba Esteban para emitir esta afirmación? Simplemente en una inspección ocular del edificio y en su mucha imaginación. En 1983, los arqueólogos Alejandro Marcos y Ana María Vicent estudiaron de nuevo el edificio, pero sin realizar en él ninguna intervención, y lo adscribieron vagamente a la época romana (entre los siglos I a.C. y IV d.C.), sin precisar exactamente su función (mausoleo o terma, aventuraron). Sin embargo, la única investigación realizada con metodología científica hasta el momento es la del arqueólogo Pedro Marfil Ruiz en 1999, quien dató el edificio como de mediados del siglo XVIII y le atribuyó una funcionalidad clara de pozo de nieve. Las hornacinas y la forma absidal del muro se explican como elementos estructurales para el sostenimiento de la bóveda.
Bóveda de ladrillo desde el interior.
Este uso es el único del que consta testimonio documental. En 1691 el alcalde de la villa de Torremilano solicita a Carlos II autorización para crear un pozo de nieve con objeto de remediar las epidemias de peste y abastecer a las villas vecinas. En 1700 el Consejo Real de Castilla otorga licencia para realizarlo y en 1747 consta que la obra estaba ya terminada. Tipológicamente se trata de un pozo de nieve artificial de almacenamiento, con capacidad, según los cálculos expuestos por Mendieta, para 827 metros cúbicos (6.616 arrobas de nieve). No ha quedado suficientemete explicado, a mi parecer, las motivaciones que llevaron a construir el pozo en una zona que no se caracteriza precisamente por sus nevadas ni cómo una población escasa y pobre, como era la del norte de Córdoba en esa época, podía absorber tan enorme producción.
Gabriella Mendieta ha destacado el Pozo de la Nieve de Dos Torres como elemento relevante del patrimonio industrial de la zona, resaltando su valor icónico. Ha señalado la necesidad de divulgar su conocimiento para despertar el aprecio por parte de la población y la conveniencia de conservar sus formas originarias. En concreto se ha aludido a la cubrición exterior del edifico tras la restauración de 1996, totalmente ajena a las formas autóctonas de la comarca. Mendieta, que habló con el arquitecto de la Consejería de Cultura autor de la reconstrucción, afirmó que este le reconoció lo inoportuno de la forma arquitectónica, acusando a su propia inexperiencia y la falta de medios el no haber mantenido la bóveda curva al exterior que muestran las fotografías antiguas.
El Pozo de la Nieve de Dos Torres en una imagen anterior a la intervención de 1996.
1 comentarios :
Parece que no han leído el libro de la iglesia de la Asunción del profesor Molinero, en el que queda claro su uso y cronología, y es de hace ya bastante tiempo (2006, p. 151). No veo nada nuevo, porque está aclarado para qué se usaba.
Publicar un comentario