Regreso del fin del mundo
Puesta de sol en el Océano Atlántico desde el cabo Finisterre.
Resulta difícil ya encontrar sitios a los que huir del mundanal ruido, lugares con algo de silencio y autenticidad no contaminada por las hordas de viajeros que nos movilizamos en verano. Galicia es todavía uno de ellos y, aunque sea necesario pagar el peaje populoso de Santiago y La Coruña, por sus pueblecillos costeros se respira aún el aire limpio del mar y el recogimiento de la soledad buscada. En este viaje al extremo, buscando respuestas, no encuentras sino más preguntas, y así conviene que sea. Al esconderse la última luz en el océano desde el cabo Finisterre imaginas los monstruos que se esconden más allá y surge el ansia de perseguir enigmas o vivir oculto para siempre en las arenas de la playa de Ézaro. Galicia de misterios envueltos en las manos de quienes buscan sustento en los roquedales de Muxía, en los barcos naufragados que jalonan la Costa da Morte, en los cruceiros que señalan puntos de encuentro para el más allá. Resultó que no era necesario ir tan lejos. El fin del mundo estaba aquí.
Gaviota patiamarilla en la isla de Faro (Cíes).
Hórreo típico en Combarro, sobre la ría de Pontevedra.
Pinar en la isla de la Toja al atardecer.
Unos hombres charlan sobre un pretil de la iglesia de San Benito en Cambados.
Cruceiro y torre de la iglesia de Santa Comba en Rianxo.
Dolmen de Axeitos, en Corrubedo.
Peregrinos descansando en un banco de la catedral de Santiago de Compostela.
Mariscador en la playa de Corcubión.
Santa María Magdalena y el altar de las Ánimas en la iglesia de San Pedro de Muros.
"Pedras do milagro" y faro de Muxía.
Cabo de Finisterre, donde todo acaba.
2 comentarios :
Me congratulo de tenerte de nuevo por estos lares. Espero que hayas disfrutado del sabrosísimo pulpo a la gallega. Si no es así sería imperdonable.
Aire fresco en Los Pedroches, eso es Solienses. Bienvenido.
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