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Recuerdos de La Garganta

Lindando con el término de Conquista, pero perteneciente ya a la provincia de Ciudad Real, se encuentra la finca de La Garganta, antiguamente propiedad de la Sociedad Minero Metalúrgica Peñarroya y actualmente, convertida en grandioso coto de caza gestionado por la empresa Villamagna S.A., del Duque de Westminster. Por su interior transcurre el Camino Real de la Plata (cuya protección motivó a finales del siglo XVI el nacimiento de la propia Conquista), una ruta por la que durante muchos años los propietarios de la finca prohibieron el libre tránsito. Parece ser que la situación ya se ha normalizado en parte (puesto que los ecologistas denuncian que muchos otros caminos públicos en el interior de la finca permanecen cortados) y yo mismo puede atravesarla en 2004 sin ningún problema. Ahora, sin embargo, me he encontrado por casualidad este episodio ("Feudalismo junto al AVE") del programa Línea 900, que emitió TVE en los años 90 y que recoge con valentía el estado de entonces. Tras verlo, si aún quedan ganas, puede abordarse también este otro vídeo del mismo programa en torno a la caza mayor en las fincas valladas, aunque ya aviso que algunas de sus imágenes herirán la sensibilidad de cualquiera que la tenga.


Línea 900: "Finca La Garganta" (1ª parte)


Línea 900: "Finca La Garganta" (2ª parte)

3 comentarios :

Anónimo | martes, abril 15, 2014 1:17:00 p. m.

Algunas cosas siguen igual, como las jaulas-trampa con las que capturan y matan todo tipo de especies protegidas, tanto aves como mamíferos.

Pedro Tébar | martes, abril 15, 2014 1:58:00 p. m.

Pues sí, recuerdos de La Garganta, o más bien, recuerdos del Horcajo, pueblo donde estuve de maestro en el 67. Viví todo lo que se cuenta en el reportaje, dí clase en esa iglesia que resiste el paso del tiempo, atravesaba cada mañana la trocha que había para llegar al pueblo y nunca olvidaré el olor de los pinos y de la hierba cuando lo atravesaba, levantando a mi paso las perdices y los conejos. Me bajaba del automotor que llegaba desde Conquista y ¡a subir cuesta! hasta mi iglesia. El alcalde pedáneo era el jefe de los guardas de la finca y más de una vez le traje medicinas y gafas graduadas convirtiéndome en una especie de cosario para el pueblo. Un viejo bar donde todo el mundo te quería invitar y donde siempre estaban los mismos. Ni un solo día deje de ir a clase y hubo jornadas de extensas nevadas. Pero arriba, la madre de una alumna con pinta de centroeuropea te esperaba con una taza caliente de café. Eran otros tiempos. Me juré volver pero no he vuelto. En tiempo de nízcalos se llenaba el pueblo de recolectores y en tiempo de tala llegaban dos o tres familias. Mi alumnado subía en cuatro o cinco más y llegábamos a diez. Había dos plazas de maestros que no querían perder pero yo estuve siempre solo. Eran otros tiempos pero el señorío ya existía.

juanjo | miércoles, abril 16, 2014 7:48:00 p. m.

Animo a cualquier persona a darse un paseito por ese camino, es una gozada, el año pasdo lo pude hacer junto con mis amigos de AL PISTÓN, no pudo ser con nuestras motos clásicas debido al mal estado del camino, que alguien deberia acondicionar, queda pendiente para otra ocasión, debo decir que en todo momento fuimos acompañados por los guardas de la finca, pero no hubo problemas. Agradecimientos a quien se acuerda de nuestro patrimonio y si esto vale para que alguien lo conozca bienvenido sea. Por cierto en El Horcajo hay una casa rural donde nos trataron de lujo, alquilarla y a caminar......!Se podría organizar una ruta de senderismo la fecha es ideal!

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