Tristezas

Tristezas

Imagen de "En construcción". [Foto promocional].

A veces uno se encuentra delicias inesperadas. Reconozco que ayer entré al teatro El Silo de Pozoblanco sin ninguna referencia sobre la obra que iba a ver. Tan solo el título: En construcción. No conocía el nombre del autor, ni el de los actores (tan solo el del director, según noticia que yo mismo publiqué), ni el argumento de la obra ni siquiera el tema. Fue una entrega sin condiciones a la dulce incertidumbre del teatro, dispuesto a dejarme seducir por lo que los cómicos ambulantes quisieran ofrecerme. Y se obró el milagro.

En construcción resultó ser un lángido tango lleno de nostalgia y amargura. La historia de Pablo y Sole, unos emigrantes argentinos que llegan a España cargados de ilusiones que la realidad se encarga pronto de convertir en decepción. Frente a las expectativas está el día a día que nos obliga a replantearnos los sueños. La delicada interpretación de Carolina Román y Nelson Dante, autores también de la obra, logra un clima de complicidad en el que ninguno de los espectadores se siente ajeno, porque allí se habla también de cada uno de nosotros, de nuestras ilusiones, del esfuerzo -muchas veces inútil- por sacarlas adelante, del fracaso y de cómo afrontarlo, de la tristeza que trunca nuestras vidas...

Ni siquiera cien personas decidieron anoche aventurarse a lo desconocido, como yo. Al salir del teatro, con la desazón íntima que te deja la obra, un paseo por las solitarias calles de Pozoblanco no ayudó a levantar el ánimo. A pesar de tratarse de un sábado por la noche, a una hora todavía temprana, la ciudad parecía abandonada, desierta, incluso en calles principales. Bares como de otro tiempo atendían a una parroquia escasa y sin entusiasmo. Pozoblanco me pareció tristísimo, vacío, sin vida, pero quizás todo fuera culpa de Pablo paseando su decepcionada nostalgia por la noche madrileña.