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Lo místico en Y al fin el cielo todo de Yolanda López, candidata al Solienses


La profesora Mª Ángeles Hermosilla analiza, en un artículo publicado en la revista Ámbitos, una vía de expresión del yo femenino en busca de su propia identidad a través de formas que, próximas al silencio, sin embargo no impiden la comunicación. Composiciones de carácter místico en la poesía contemporánea escrita por mujeres, poemas breves cuyos versos se acortan o se borran muestran una significación que se abre paso a través de una escritura en la que el sujeto femenino puede alcanzar también la autoafirmación.

Es el camino emprendido por las místicas hispanas para hablar de lo inalcanzable. Procedente del verbo griego myein (cerrar: de modo más preciso los ojos y la boca), el adjetivo mystikós (cerrado, misterioso) alude a una experiencia que va más allá de la razón y en la que se llega a la unión del alma con el misterio de lo sagrado. Esta unión no puede comunicarse a través de la lengua convencional, hacia la que, en palabras de Susan Sontag, se siente antipatía, sino mediante el idioma de los sentidos, característico de los seres que forman parte de la naturaleza sensual, idea similar a la que desarrollará, desde el enfoque psicoanalítico, Julia Kristeva en La révolution du langage poétique. A partir de la distinción entre orden semiótico, que comprende los procesos primarios como el desplazamiento, el rechazo o el éxtasis -o el lenguaje corporal del período preedípico- y el simbólico, el momento de acceso al sistema lingüístico (asociado al estatuto patriarcal), Kristeva, que privilegia el primero, considera el «artificio» poético una manera de transgredir las las normas sintácticas para instaurar el orden semiótico (...).

De todos modos (...), «la herida» o «la muerte de amor», surgen para deleite del alma, porque el gozo de Dios compensa las tribulaciones sufridas. Es el mayor que se puede experimentar y posee un sentido erótico: «es gozo del espíritu y del cuerpo, muy intenso, inefable, recíproco», de manera que, cuando se habla de la inefabilidad de la experiencia mística, se sugiere que consiste en placer y que solo puede comunicarse a través de la ambigüedad del lenguaje poético, una labor que (...) han llevado a cabo con acierto las poetas contemporáneas.

Y a la que se dedican incluso las más jóvenes, en las que, como en Yolanda López (Y al fin el cielo todo), también encontramos el tratamiento del erotismo con análoga sensualidad y misticismo:

ASCENCIÓN

Atardece
y empiezas, con dulzor, a dibujar el aire
de rojo, naranja y azulado,
amarillo, con blanco alguna estrella,
y aromas de jazmines y azahares.
Tu mano suavemente me acaricia,
tus labios susurran a mi oído.
«Todo en estado de oración parece»
recito desde el lecho del olvido.
Cada palabra me invade la boca.
Cierro los párpados para rumiarla
y consumirla,
y muerta ya, parece que revive
en mí la blanca niña que te invita.
¡Acércate, no tardes, que te busco
desde el instante primero fecundado!

Y nadie entiende, si es que sabe,
la unión más pura, la más íntima.

Mª Ángeles Hermosilla Álvarez, "Silencio y poesía: el misticismo en la lírica española de autoría femenina", Ámbitos, nº 33 (2015), págs. 13-22. [Leer artículo completo]

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