Un terror en cada pueblo
Félix Ángel Moreno Ruiz, ayer durante la presentación de "Terror en Los Pedroches" [Foto: Biblioteca de Pozoblanco].
Ya hace tiempo que, a falta de méritos propios, manifesté mi voluntad de conseguir la gloria literaria convertido en personaje de novela de Félix Ángel y lograr así la misericorde inmortalidad que el parnasillo concede a los inútiles para más alto logro. No digo que sea yo quizás el profesor noriego de Latín que protagoniza uno de los relatos ("Rosa, rosae") de su recién estrenado libro Terror en Los Pedroches, pero por algo se empieza y ahí queda la duda.
Terror en Los Pedroches (publicado por 17 Pueblos) responde justamente a lo que el subtítulo anuncia: Cuentos para leer al amor de la lumbre en las noches de tormenta. Son relatos como aquellos que durante nuestra infancia nos contaban nuestras abuelas y nuestros tíos en noches sin internet, llenos de sangre y de vísceras, absolutamente impropios de edades tan tiernas y, tal vez por eso, arrebatadoramente subyugantes. Historias de muertos y asesinos que nos hacían cagarnos de miedo y enviarnos luego a la cama tapados hasta la cabeza, suspicaces ante cualquier ruido cotidiano.
El atractivo añadido de los cuentos de Félix Ángel es que todos ellos están localizados en pueblos de Los Pedroches, uno en cada pueblo, en todos los pueblos, incluidas las aldeas, tan generalmente olvidadas. Con una prosa limpia y efectiva, por ellos circulan matarifes, licántropos, presencias innombrables, caníbales y espíritus de otro tiempo que en muchas ocasiones dejan al lector el sesgo de la inquietud y la sonrisa helada. El libro es, básicamente, un divertimento literario, un homenaje del autor a los maestros que admira y a la tierra en la que vive, que por suerte es también la nuestra.
12 comentarios :
Tiene buena pinta
Eso es. Divertimento literario. El gancho de la ubicación en los pueblos puede ser efectivo, pues siempre queda la duda (que pronto se resuelve con la lectura) de la originalidad y enraizamiento del relato en uno u otro sitio. Los cuentos siguen a pies juntillas los cánones de género y queda, pues, descarnada la creatividad del escritor. Que juzgará el lector a tenor de sus aficiones y afectos literarios. No hay mayores pretensiones, claro está, pero la satisfacción de trabajo bien hecho (tiene oficio, nadie lo duda) y la lectura con satisfacción es mérito sobrado. Enhorabuena.
P/ Algún anacronismo histórico me parece ver, pero no entiendo mucho de Historia. En el cuento primero habla de guerras carlistas (será la tercera...) y turnismo de Cánovas y Sagasta? tampoco me imagino mucho bares en la mugre inhóspita del callejón del Toro de Pozoblanco. Lo dicho. Enhorabuena.
Efectivamente, no sabes de Historia. La tercera guerra carlista se desarrolló entre 1872 y 1876, y ya Cánovas y Sagasta alternaban gobiernos.
El tal callejon del Toro no es un callejon sino una calle (hoy calle Mayor) y ya en el siglo XIX había tiendas y tabernas.
Un poquito "borde" la respuesta, creo que de otro modo habría recibido el comentarista anterior con más agrado su "pequeña lección" de Historia.
La ignorancia es muy atrevida. Me refiero al segundo que corrige (anónimo de las 10.51.00). Que vaya otra vez a la escuela.
Pues si a Félix le interesa que la calle del Toro, para mí lo será siempre: ¡del Toro, qué resonancias!, sea un callejón, pues es un callejón. Mejor dicho: era un callejón. Las calles de nuestros pueblos eran todas callejones. En un principio unas calles crecían más rápidamente que otras. Y a las que crecían menos en su edificación se les llamaba "callejones". También a las que fueron siempre unos simples atajos o callejones. Quedaban como "callejones". En Villanueva calles céntricas hoy fueron callejones: "Callejón del Santo", "Callejón de la Sal", cercana al Ayuntamiento, "Callejón del Cañaveral, hoy Industria, callejón
angosto" etc. ¿No pudo ser la del Toro un callejón, cosa que le venía muy bien a Félix?
Félix puede escribir lo que quiera, porque es literatura. Eso no se discute. Eso no quita que, cuando lo hace, contextualice con cierta verdad histórica (si quiere, que parece que sí). Lo que indica el comentario de las 9.48 es que aprecia cierto anacronismo, y eso no es discutible, porque es así. Solamente hay que conocer la Historia, que por lo visto no la sabe (a pesar de su pedantería) el comentarista de las 10.51. Durante el período de la tercera guerra carlista no había alternancia política entre Cánovas y Sagasta, que fue posterior; por otro lado, el callejón del toro no era calle habitada ni con posibilidad de tales bares ni tabernas en el s. XIX. Eso no admite mayor discusión ni debate. Repito, que el autor puede hacer lo que quiera, pero es cierto el anacronismo que señala la chica (como puede intuirse por alguna cosilla...) del comentario de las 9.48
Me gustaría, como autor del libro, hacer una puntualización. Creo que el fragmento en el que se ha creado la controversia es el siguiente: "Luego hace una pausa para jugar su habitual partida de dominó
y para tomar una copa de anís en un bar de la calle El Toro". Por tanto, no utilicé callejón, sino calle.
En aras de la verosimilitud, procuro documentarme al ambientar las historias, lo que no significa que, por torpeza, pueda incurrir en algún anacronismo. A veces, también, el escritor se permite ciertas licencias.
Aprovecho la ocasión para agradecer a Antonio su entrada, a la persona que me ha dado la enhorabuena y ha hecho valoraciones sobre el libro, que siempre son bienvenidas porque me permiten crecer como escritor, y al resto de comentaristas por su debate sobre la calle y el callejón o sobre Cánovas y Sagasta. Porque lo peor que puede ocurrirle a un pequeño escritor como yo es que sobre su obra caiga el velo del silencio y de las indiferencia.
Gracias.
Chapeau, Félix. Chapeau.
Por favor escritores de Los Pedroches (y del resto del mundo) no dejéis nunca de escribir, para que los lectores podamos elegir y no dejemos nunca de leer.
Yo acabo de leerme el libro. Me gusta mucho el humor fino que tiene.
Mi más sincera enhorabuena al autor, sin segundas.
No entiendo al o a la comentarista de las 9,48 del 9 de mayo. También me he leído el libro y no sé donde está que siga punto por punto el género. Está claro que son de terror, pero con la forma particular del escritor y con su visión original. A lo mejor él o ella es un experto o una experta y está sentando cátedra. Me parece un juicio muy a la ligera que encierra bastante mala baba. Es mi opinión.
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