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La dehesa iluminada

Durante sus diecisiete años de vida, en Solienses se han comentado críticamente muchos de los libros de Alejandro López Andrada. He procurado siempre un acercamiento a la obra artística contemplado desde la crítica literaria a nivel divulgativo, aunque soy consciente de que la relevancia pública que el autor ha tenido durante décadas en el mundo cultural de Los Pedroches impedía una separación nítida entre la persona y el escritor. Ello ha dado lugar en ocasiones a debates encendidos, en los que era fácil perder los papeles, en torno a mis afirmaciones, siempre realizadas, no obstante, desde el respeto a la creación literaria e, inevitablemente, desde un enfoque subjetivo de lector apasionado, sin olvidar desde luego mis modestos conocimientos como filólogo clásico.

Mi aproximación a la prosa de Alejandro ha sido siempre crítica, en el sentido generalista que habitualmente concedemos a este término. He señalado abiertamente sus desaciertos narrativos y estructurales, si los había, considerada siempre su obra desde la perspectiva de una creación sólida alabada por autores principales de la literatura española contemporánea. Mis apreciaciones intentaban el análisis objetivo de una obra narrativa de tal entidad que no tiene parangón con ningún otro autor comarcal y muy pocos a nivel provincial o incluso autonómico. No se trataba, por tanto, de un análisis envidioso hacia quien ha logrado triunfar en el mundo de la edición, sino de un acercamiento en los términos merecidos por una obra que ha conseguido trascender el ámbito local para sumarse a una nómina de elegidos en el marco de la literatura española general.

He de reconocer que hoy matizaría algunas de las opiniones vertidas antaño. No en lo esencial, que mantengo. Pero probablemente ahora fijaría más la atención en ciertos aspectos singulares de la obra de Alejandro, que destacan por su peculiaridad, y no tanto en otros elementos generales de carácter teórico y formal a mi parecer menos conseguidos. También el autor, he de decir, ha debido sentir un impulso semejante, pues ha decidido revisar algunas de sus obras en una labor de perfeccionamiento siempre elogiable desde el punto de vista artístico y que goza de amplios precedentes en el mundo literario.

Durante estos días de verano he leído la reedición de la primera novela de Alejandro, publicada originalmente en 1990 por Ediciones A. Ubago y reeditada ahora por la Editorial Berenice (una filial de Almuzara). No se trata de una simple reedición, sino que la obra ha sido ampliamente revisada (y, a mi parecer, mejorada) mediante una poda significativa que ha eliminado mucho de lo accesorio y obliga a fijar la atención mayormente en lo principal. Insisto en que quizás en otro momento hubiera detenido más mi atención en aspectos de construcción o estructura narrativa, pero al releer ahora la obra de Alejandro, treinta años después, me han resultado más llamativos otros elementos que serán, a mi entender, los que harán más perdurable en el tiempo este relato vivencial de sentimientos y emociones privadas.

Me estoy refiriendo, por ejemplo, al amplio conocimiento que se desprende tras su lectura del mundo de la naturaleza comarcal, especialmente de la fauna y particularmente de la ornitología de Los Pedroches. El autor demuestra una sabiduría insólita del mundo de las aves, al que se acerca con el aprecio cálido de quien lo ha vivido realmente desde su niñez. Hay una enumeración de especies que asombra por su riqueza: avefrías, tórtolas, bisbitas, cogujadas, lavanderas, collalbas, ortegas, garzas, mirlos, arrendajos, alondras, cuclillos, chotacabras, lúganos, totovías, petirrojos, golondrinas, mochuelos, lechuzas, autillos, cárabos y alcaravanes circulan por las páginas del libro con la naturalidad de personajes secundarios que logran alzarse con la atención principal. Se reafirman como elementos imprescindibles para la conformación de un entorno narrativo que no es solo paisajístico, sino principalmente anímico y emocional, como en este hermoso fragmento en el que el protagonista recuerda con melancolía su tierra desde un ingreso hospitalario en la capital:
¿Estará lloviendo ahora mismo en la dehesa? ¿Habrán emigrado ya las últimas tórtolas, camino de África? Seguramente el encinar, a estas horas, habrá comenzado a dormirse. Los rabilargos revolotearán nerviosos buscando refugio en el frondoso corazón de las coscojas. Mi humilde casa se encontrará solitaria y oscura, desalentada y hostil, como un animal herido por la rosada cerbatana del poniente. Quizá la lechuza, esta noche, campeando a sus anchas, entre por la estrecha y ennegrecida chimenea y, tras beberse el aceite del candil, se pose en los polvorientos chineros y allí espere la llegada de la aurora. Pero mi habitación estará sola: el ventanuco entornado, las salamanquesas recorriendo la desvaída cal de las paredes, los musgaños entrando y saliendo, a su antojo, en el arcón herrumbroso y entreabierto. Sí, seguramente a esta hora, el encinar, derrotado por las sombras y el silencio, habrá comenzado a dormirse. Seguramente la noche devorará ya, con su ancestral lentitud, los mínimos tallos de luz que aún resten débiles, somnolientos, en el cálido paisaje de mi dehesa [págs. 181-182].
Otras veces es la pura descripción del comportamiento animal, fruto de la observación y de la experiencia directa del autor, la que se adueña de la narración para hacerse así más cercana y creíble:
Comienzan ya a reagruparse las tórtolas de la dehesa para emprender su viaje de regreso hacia países más cálidos. Va refrescando y las noches comienzan a estirarse; se hacen más largas, ganan terreno al día. Los alcaudones comienzan a presentir la llegada del otoño y se les nota nerviosos, vuelan de un lado a otro del encinar sin apenas detenerse en algún árbol. Están ejercitando acrobacias, fortaleciendo sus alas, preparándose para la cercana hora de su largo viaje. No se ve una collalba. Han emigrado ya. Son los primeros pajarillos en llegar, a principios de la primavera y, asimismo, son los primeros en iniciar su regreso [págs. 170-171].
Me ha parecido advertir en esta obra un lenguaje más directo y depurado, abiertamente poético, pero sin el lirismo excesivo (incluso empalagoso) de otras narraciones del mismo autor:
Murió la madre de Abundio (...). Nada había preludiado su muerte: ningún alcaudón clavó su víctima en la rama de un espino, ninguna lechuza sobrevoló insistentemente la triste chimenea de su casa... Murió porque tenía que morir, porque allí -en aquel lugar y aquella hora- debía desembocar el humildísimo curso de su vida. Murió como vivió: sola, en su casa, desamparada y desasistida. Estuve en el velatorio y no acudieron más de cuatro o cinco vecinas. La gente humilde y pobre encuentra soledad hasta en el ultimísimo trance de su vivir silencioso [pág. 106].
Independientemente de otras valoraciones que pudieran hacerse sobre la entidad de los personajes o la sucesión temporal de la trama, por citar algunos elementos posibles de análisis, no cabe duda de que La dehesa iluminada constituye ya un clásico de la literatura comarcal, tanto por su propósito artístico (la creación de un paisaje literario transformado en marco estético de referencia) como por su carácter pionero y precursor de una obra posterior bien reconocible. Con sus sombras (¿pero qué obra, grande o pequeña, no las tiene?) y sus aciertos este libro constituye un primer intento de apresar el espíritu esencial de Los Pedroches y transformarlo en material poético a través de la prosa, y no del verso, como hasta entonces había practicado el autor. Si lo consiguió, otros lo dirán, o lo han dicho ya. No es desde luego la gran obra que Julio Llamazares, Antonio Colinas o Pere Gimferrer pretenden en la contraportada del libro, pero sí un peldaño imprescindible en el devocionario literario y sentimental de Los Pedroches.

24 comentarios :

Juan Peralbo | lunes, agosto 24, 2020 2:41:00 p. m.

Mi felicitación, Antonio.
Tenía conocimiento sobre lo de tu filología clásica (lenguas muertas de latín y griego, entiendo); pero en tu faceta de crítico literario eres una eminencia, un gran fenómeno y, como se dice en nuestra tierra, lo mismo vales para un roto que para un descosido.
Mil gracias por tu análisis sin tanta animadversión como antaño.

Anónimo | lunes, agosto 24, 2020 8:11:00 p. m.

Totalmente de acuerdo con Juan Peralbo,

Anónimo | lunes, agosto 24, 2020 11:14:00 p. m.

No creo haber sido irrespetuoso con mi comentario. Por eso me sorprende que no lo hayas publicado. Quién te ha visto y quién te ve... Sí, tal vez haya un punto de crueldad o de ahora te doy y ahora te quito. El juego del poder.

Antonio | martes, agosto 25, 2020 3:32:00 a. m.

Estimado anónimo de las 11:14:
No estaba claro en su anterior comentario a quién se atribuía "la soberbia y la jactancia" que quedaron atrás. Si es a mí, lo acepto; si es a otros, no.

Anónimo | martes, agosto 25, 2020 8:16:00 a. m.

Ni era la suya ni la de otros. Es la mía, por haber hecho semejante comentario.

Anónimo | martes, agosto 25, 2020 10:34:00 a. m.

"Pero probablemente ahora fijaría más la atención en ciertos aspectos singulares de la obra de Alejandro, que destacan por su peculiaridad, y no tanto en otros elementos generales de carácter teórico y formal a mi parecer menos conseguidos"
Las personas cambian y siempre hay un porqué. Bienvenida sea la reconciliación que puede sellarse con un segundo arado.

Anónimo | martes, agosto 25, 2020 1:06:00 p. m.

Yo siempre he dicho que Alejandro es el mejor escritor que ha dado nuestra tierra en toda su historia

Anónimo | martes, agosto 25, 2020 1:49:00 p. m.

Para el anónimo de las 1:06:00 p.m.
Tú puedes decir lo que te dé la gana, pero como no sabemos quién eres, no sabemos tampoco si tu opinión tiene algún valor o vale una mierda.

Anónimo | martes, agosto 25, 2020 7:00:00 p. m.

Bueno, me llamo Antonio López Torrero, natural de Hinojosa y resido en Cadiz. Soy Ingeniero naval. Mi opinión sobre la calidad literaria de Alejandro no se basa mi dominio de las técnicas que nos legaron Arquímedes, Bernoulli o Reynolds entre otros. Mi opinión se basa en el análisis de sus escritos y en el gran número de premios literarios y obras publicadas por alejandro. Si existe otro autor o autora que lo supere Vd. nos lo dice y sin necesidad de identificarse. Ya le garantizo que tu opinión para mi valdrá mas que una mierda.

Antonio | martes, agosto 25, 2020 10:42:00 p. m.

El mundo de internet, afortunadamente, es anchísimo y hay cientos de miles de sitios donde cualquiera puede expresar sus opiniones. También en Solienses son bienvenidas, incluso de modo anónimo, siempre que sus razones no impliquen un menoscabo o menosprecio de terceras personas. Nunca se detendrá un comentario que venga bien avalado, no por un nombre, sino por una identificación Google o de otro tipo. Pero los comentaristas "anónimos" que aprovechan ese anonimato para ajustar cuentas particulares, por favor, no me pidan que cargue yo con la responsabilidad de sus argumentos, cuando ustedes mismos no son capaces de asumirlos abiertamente. Esa pantalla hace ya muchos años que la hemos pasado.

Anónimo | miércoles, agosto 26, 2020 12:13:00 a. m.

Antonio, ¿y por qué cargas tú con la responsabilidad y aguantamos los demás al/os de la salud y república?, ¿por qué no se guarda/n esa expresión provocativa donde le/s quepa/n?.
Sugiero que no estaría mal editaras un Decálogo del Comentarista para saber a qué atenernos.

Antonio | miércoles, agosto 26, 2020 12:31:00 a. m.

No veo que haya nada ofensivo en desear salud y república. Lo mismo que en desear salud y monarquía.

Anónimo | miércoles, agosto 26, 2020 10:02:00 a. m.

No tiene que excusarse, Sr. Merino, ya sabemos su forma de Estado preferida y la promoción y publicidad gratuita que le hace a esa asociación que se arroga una representación que nadie le ha dado y que se extasía enarbolando banderas y haciendo sonar himnos no constitucionales.

Anónimo | miércoles, agosto 26, 2020 10:33:00 a. m.

Si, ciertamente, Andrada es el mejor escritor de la tierra; Sepúlveda fue un personajillo que apenas si aprendió cuatro regla de la lengua madre, y nunca acertó a conformar dos palabras bien dichas.

Anónimo | miércoles, agosto 26, 2020 5:46:00 p. m.

De hecho si se le conoce mucho más por el "tío de las pelotas" que podemos esperar.

Anónimo | miércoles, agosto 26, 2020 8:23:00 p. m.

Otia, mi saludo de salud y República convertido en tema de debate. Eso es magnífico. Vamos ganando posiciones. Y por cierto, al anónimo 10:02:00 decirle que el himno y bandera republicana son tan no constitucionales como el himno y la bandera del Betis o Real Madrid. Creo que vd confunde entre no constitucional e inconstitucional. Es por si no lo sabía. Otra cosa es que viva vd cerca y no le dejen dormir la siesta. Si esto es asi, yo le apoyo.

Anónimo | jueves, agosto 27, 2020 1:01:00 a. m.

Tu "saludo" es un coñazo.
Uy perdón, que he dicho un micromachismo.
"Saluda" a tus congéneres en persona cien veces al día de ese modo,verás que bien y que pronto haces nuevos amiguitos.
TOC,TOC...

Anónimo | jueves, agosto 27, 2020 10:54:00 a. m.

"Creo que vd confunde entre no constitucional e inconstitucional".

El que me parece que se confunde es usted y el que necesita algunas lecciones de Derecho Político y Constitucional creo que es usted, porque parece que no tiene ni repajolera idea de lo que habla.

La bandera tricolor de la segunda república española (que no de la primera que era igual que la actual) es no constitucional, porque no es la recogida como símbolo oficial de la nación española en el artículo 4 de la magnífica Constitución vigente y aprobada por la inmensa mayoría de españoles el 6 de diciembre de 1978. Eso no significa que dicha bandera sea inconstitucional (ilegal) pues su exhibición está permitida gracias al artículo 16.1 de la Constitución que se refiere a la libertad ideológica y al artículo 20.1 a) que se refiere a la libertad de expresión.

En consecuencia, tanto la bandera de la segunda república como la bandera del anterior régimen con el águila de San Juan son no constitucionales (preconstitucionales ambas) pero no son inconstitucionales (ilegales).¿Lo ha entendido usted?

Y lo de sacar aquí torticeramente a colación las banderas del Betis o Real Madrid para extraer consecuencias análogas a la exhibición de la bandera republicana es confundir el culo con las témporas, pues la diferencia estriba en que la exhibición y exaltación de banderas republicanas (o franquistas en su caso) es un manifiesto desprecio hacia los símbolos oficiales que representan a la nación española, a todos los españoles y al orden constitucional vigente, mientras que la exhibición de la bandera oficial de un club deportivo (entidad de Derecho Privado) es la manifestación fervorosa y leal hacia ese club representada por su símbolo oficial que sí lo representa e identifica.

Así que, como otras muchas veces, ha metido usted la pata hasta el corvejón y ha demostrado una vez más que, además de ser un pelmazo absoluto que presume de ello, es usted un auténtico y genuino ignorante.

Ah, y no se equivoque, aquí el único debate que usted genera es el de averiguar si su obsesión patológica es congénita o adquirida y si usted es asi de... o es que se lo hace.

Anónimo | jueves, agosto 27, 2020 4:22:00 p. m.

Pero a estos anti republicanos que les pasa? Su obsesión anti republica los tiene desquiciados. Qué necesidad tiene el anterior anónimo de faltar al respeto a nadie para defender sus ideas. Yo también me uno al grito de SALUD Y REPUBLICA y añado: no hay dos sin tres. A POR LA TERCERA que el emérito ha seguido los pasos de su abuelo.

Anónimo | jueves, agosto 27, 2020 7:19:00 p. m.

Cuando salió este hilo sobre tema literario y vi los primeros comentarios me dije que aquí no entraba yo que esto era para literatos y estos si que tiran las navajas por lo bajo y tienen siempre la pólvora preparada. Me dije, cuidado, aquí no te metas que esto es para gente muy preparada, ilustrada y sobresaliente. Pero mira por donde y sin venir a cuento de no se que, empiezan a meterse con el pobre de la salud y la república y empiezan a ponerlo verde (sera por lo de la dehesa iluminada que también será verde o no se). Pues viendo esta sin razón de los monárquicos atacando e insultando al republicano, me he dicho, vamos a echarle una mano y que no se encuentre solo. Y me uno a su saludo: SALUD Y REPUBLICA. Es que son cansinos los monárquicos estos, que este hilo trata de un libro del paisano Alejandro Lopez Andrada.

Anónimo | jueves, agosto 27, 2020 11:06:00 p. m.

Desde luego, si las editoriales que le publican a Alejandro López Andrada hubiesen estado condicionadas a la voraz y desmesurada crítica que se le ha hecho aquí durante tantos años, entonces no le hubieran publicado absolutamente nada. Y es que cuando se funde y confunde lo personal con lo analítico pasa lo que pasa.
Enhorabuena a Alejandro por su trayectoria, que todavía nos dejará muy buenos sabores de boca más que le pesen a algunos/as.
Ah, y yo me uno al de la CONSTITUCIÓN Y LOS VIRUS PATÓGENOS.

Anónimo | viernes, agosto 28, 2020 2:21:00 a. m.

"Pobrecito" el Señor (o señores/as) S y R.
Que "solitos" están.
Menos mal que "semos" empáticos.
Eso sí, con los/as que piensan nos gusta.
¡Que gran mérito!

Anónimo | viernes, agosto 28, 2020 1:30:00 p. m.

Ofensivo es una cosa y obsesivo es otra.
El que no quiera que no lo lea ¿verdad que sí?
Pero claro para que algo que lees no te guste habrá que leerlo primero supongo.
En fin,mucha salud ya que en el otro tema ningún político ni jefe de Estado irá a trabajar por mí ni por usted,y a muchos ni siquiera se lo permitiría.
Saludos.

Anónimo | domingo, agosto 30, 2020 12:58:00 p. m.

Cuando el anónimo jueves, agosto 27, 2020 11:06:00 p. m. dice "la voraz y desmesurada crítica que se le ha hecho aquí", supongo que ese "aquí" se referirá a este blog. Yo no estoy de acuerdo. Soy seguidor de Solienses desde hace años y no he detectado tal situación. Hasta creo recordar que ha sido galardonado con un premio Solienses (2008). Otra cosa es que en el libre ejercicio de la crítica literaria, los expertos que aquí opinan sobre su obra tengan diversas valoraciones. Yo no soy experto y por lo tanto no realizo crítica ni positiva ni negativa. Solo puedo decir que algunas de sus obras me gustan mucho, otras menos y otras no me gustan. Pero esto ya me pasa con otros autores mas consagrados como Calderón, Lope de Vega, Azorín. Corpus Vargas, Camilo José Cela o Vargas Llosa por citar solo algunos. SALUD Y REPUBLICA.

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