Cuando la llamaste Claudia
Es la novela ideal para leer en estas últimas noches de verano y hartarse de llorar a gusto. Es un disparo al corazón. Melodrama en estado puro. Luego tiene su lección vital: mejor no idear demasiados planes para el futuro, porque la vida sola se encarga de planteártelos sin tu permiso y entonces no te queda más que aguantar.Pilar Muñoz Álamo (Pozoblanco, 1967) ya nos advirtió de su sólida presencia en el panorama literario hace unos años con Aquello que fuimos (2018, candidata al Premio Solienses 2019), novela donde mezclaba voces y acciones entrecruzadas con una fuerza narrativa impactante. En Cuando la llamaste Claudia (Amazon) se atreve con un narrador en segunda persona y adopta el punto de vista del protagonista masculino, y no del femenino, como quizás se esperaría. Lo demás es un torbellino violento de emociones y sentimientos que oscila entre los abismos de los dramas de pareja de E. Albee o T. Williams y los relatos de testimonios reales de la revista Pronto. La realidad del matrimonio cuando pasan los años, los deseos frustrados de realización personal, el ansia de libertad, la huida de la rutina, el afán de comenzar una nueva vida frenado por las cadenas de decisiones propias o ajenas. La acción se sucede a un ritmo intenso que te impide dejar de leer, mientras uno se pregunta dónde están los editores comerciales y por qué han dejado sola a Pilar. Cuando todo parece nuevamente encarrilado en el relato, te espera aún la desgarradora bofetada final y ese es el mérito de la autora: impedir que el lector adivine el porvenir. Porque la novela, como la vida real, debe guardar sorpresas imprevistas, no siempre deseadas, pero que obligan a reaccionar, a enfrentarse a lo nunca imaginado y a sentirse vivo.
1 comentarios :
Buenas tardes. Es una obra de teatro que se lee de un tirón. Muy buena.
Publicar un comentario