Fracaso colectivo
Imagen del Pantano de Sierra Boyera hace unos meses, tomada de una campaña de concienciación. Actualmente se encuentra al 15% de su capacidad.El comunicado que la Mancomunidad de Los Pedroches ha enviado a los vecinos (y que todos los Ayuntamientos de la comarca han replicado) constituye una absoluta claudicación, una declaración de impotencia y un reconocimiento de la ineficacia sideral que todas las administraciones públicas (incluidas la propia Mancomunidad y todos los Ayuntamientos) han mostrado durante los últimos años en un asunto tan grave y tan vital, literalmente vital, como es el agua. Tras meses de espectáculo bochornoso tirándose los trastos unas administraciones a otras, quitándose responsabilidades de encima o anunciando ocurrencias inviables, tras años de incapacidad para sacar adelante el proyecto de conexión entre pantanos, ahora, al fin, llegado el momento extremo de una crisis que no ha hecho más que comenzar, en plena ola de calor de los cuarenta grados, los alcaldes nos pasan la pelota a los ciudadanos pidiéndonos que nos duchemos menos, que no tiremos de la cadena al mear, que no reguemos los patios al atardecer para hacer soportable la cena, que cerremos nuestras piscinas, que dejemos secar los geranios y las pilistras, y que si no lo hacemos de grado, se hará a la fuerza cortándonos el chorro. A eso llaman "un uso racional y responsable del agua". Como avance, desde hoy mismo se ha reducido un 10% el suministro a cada pueblo.
La nimiedad y simpleza de las soluciones propuestas frente a la grandiosidad del problema planteado realmente invitan a la insumisión y nos hace temernos lo peor si la naturaleza, en su sano juicio, no tuviera a bien regalarnos abundantes lluvias el próximo otoño. La "pertinaz sequía" (así lo dicta el comunicado, sin ningún pudor histórico) que nos azota no es cosa pasajera, todos menos los terraplanistas lo sabemos. Al cambio climático le ocurre como a la despoblación, que tiene consecuencias directas para cada uno de nosotros: no son solo grandes temas de discusión política en los altos foros de los organismos internacionales, sino que nos afectan directamente en el día a día. Ya hemos comprobado que la despoblación trae consigo la pérdida de unidades escolares, el recorte de los horarios en la sanidad y la desaparición de oficinas bancarias. El cambio climático, sencillamente, nos está convirtiendo en un desierto. No es una previsión para un futuro lejano que verán los hijos de nuestros hijos, sino para ya. Para hoy.
Me pregunto cómo podemos confiar la solución de estos problemas a los mismos que durante años se han manifestado incapaces. Cómo podríamos entregar la gestión de "la legislatura del agua" a la misma persona que hace poco autorizó la instalación de una macrogranja en Alcaracejos, como si tal cosa no tuviera ninguna relación con lo de tirar de la cisterna al mear. El desastre urbanístico de unos pueblos sin árboles que refresquen el ambiente también debería considerarse. Y estudiar seriamente si restringir el riego de jardines o apagar las fuentes públicas no contribuye en realidad a una progresiva desertificación del entorno urbano que lo convierte realmente en un espacio inhabitable. Los Pedroches no pueden permitirse bajar también ese escalón.
Hace poco más de una semana se reunieron todas las administraciones y todas salieron muy satisfechas al haber ideado una "solución temporal" que se ejecutará "cuanto antes", pero sin explicar cuál era la tal solución y cuándo será una realidad. Pienso que urge un replanteamiento radical de la situación que dirija la mirada a donde realmente importa, por incómodo que resulte. Pero nadie quiere mirar ahí.
4 comentarios :
Seguir pensando que el único problema es ineficiencia en la gestión. Las lluvias han disminuido alrededor de un 20% en las últimas décadas y mientras seguimos ampliando Covap (que cualquiera que haya trabajado allí sabe que se usa el agua, potable, sin ningún tipo de control), cada vez hay más piscinas en casas, chalets y cortijos, cada vez hay más zonas ajardinadas, con plantas no autóctonas que necesitan más agua, etc. La puntilla van a ser las dos macro granjas que están en vías de construcción y de aquí a 20 años como Murcia y Levante, pidiendo el trasvase Tajo-Gudarramilla. A ver si nos enteramos de una puta vez de que no hay agua infinita, que tenemos que decidir en qué se emplea, tanto para la economía como para el uso personal. Al final este artículo hace lo mismo que los políticos, pero a nivel de calle, echar la culpa de un problema social a otro estamento, proponiendo como solución milagrosa algo que es solo un parche (cuando se haga la conexión con La Colada "tendremos agua de nuevo" y a seguir construyendo mas hasta que volvamos a quedarnos sin agua, como en Murcia) en vez de afrontar la realidad y coger el toro por los cuernos: si no queremos cortes, si no queremos racionamiento, hay que empezar a decir esa piscina particular se cierra, vaya usted a la municipal, esa macrogranja no se construye porque tiene más beneficio social el cerdo ibérico y consumen menos agua, etc y eso no lo hace un político, lo hace la sociedad. Lo demás son intentos de no complicarse la vida: "ya tendré a alguien a quien culpar, y que arree el que venga detrás".
Pues no hace ni una semana, en la prueba del cántaro de Las Olimpiadas Rurales, el ayuntamiento de Añora llenaba el pozo seco de Ermita de La Virgen de La Peña con agua ¿potable? dando ejemplo de austeridad y consumo responsable.
"La persona que hace poco autorizó la instalación de una macrogranja en Alcaracejos" puede llegar a ser la próxima consejera de agricultura, dios nos pille confesados.
Antes de lanzar mensajes tendenciosos y sectarios (seguramente por marcados prejuicios ideológicos) yo le aconsejo a usted que aprenda a hacer correcto uso de las comillas.
Publicar un comentario