Nos ilumina y nos duele
Juan Bosco Castilla ha escrito en su blog Tratado de lo que ignoro una entrada sobre lo que en Solienses se escribe y se dice:
Hay agentes de internet con muchos seguidores que no influyen casi nada porque se limitan a subirse a la ola que ya se ha formado y agentes como Antonio Merino, que crean olas a fuerza de poner el foco sobre el detalle que nadie ha visto y son, por eso, decisivos.
Debe ser a veces muy amargo y siempre resultar difícil ser tan libre como lo es él, especialmente en una sociedad tan pequeña como la de Los Pedroches. Y tiene que ser muy cansado, en lo físico y en lo mental, sacar casi a diario una entrada nadando entre tanto barullo, entre tanta corriente enfrentada y entre tanta estulticia.
No siempre estoy de acuerdo con él y él no siempre está de acuerdo conmigo, pero así es como debe ser. No de otra forma le agradecería, como hago ahora, que lleve veinte años sacando una página que nos ilumina y nos duele. [Leer artículo completo]
8 comentarios :
Suscribo. Ni una coma sobra. Ni falta.
Ese texto lo suscribimos todos los seguidores de Solienses
Lo suscribo, igualmente. ¡Se ha convertido en Imprescindible y Necesario! ¡Mis felicitaciones, Antonio! [...] "Nos ilumina y nos duele". Lo comparto contigo, Juan Bosco. ¡Gracias, también! ¡Abrazos!
A mi parecer lo que ocurre en este blog es que los intelectuale/as y escritore/as del valle participan poco en el foro. Hecho en falta algún comentario como “Alejandro está mágnifico en su ultima novela” o “Antonio ha expuesto su articulo de forma brillante”, vamos, que escriban cosas para que los menos leídos y que a veces estamos fagocitados por el comunismo rampante se nos pueda abrir la mente a otros aspectos que no solo sean la política y la economía. Yo me pongo triste al ver como en un hilo sobre la escritora Raquel Gil no figure un solo comentario de sus colegas escritore/as y en el articulo de votar que es de política ya ha superado sobradamente los 100. Asi no hay forma de desfagocitarnos.
La mayoría de los “intelectuales o escritores”, tienen su propio blog donde poner sus impresiones, no van a ir a rellenar el blog de la competencia, que lo más probable es que les traiga sin cuidado por lo trasnochado de tener “plumillas” que machacan con un paraíso que no fue, pero lo perdieron, aún no siéndolo; se siembra lo que se planta. En cuanto a Raquel Gil, a Solienses le ha costado, y mucho, arrancar con ella y dedicarle alguna entrada. Aquí, también se siembra lo que se planta. Y a ver si esto pasa el filtro de la censura y se publica. Solienses está a favor de la libertad de expresión, pero solo a favor de la que el Solienses quiere, a diferencia de otros blogs que, jamás, censuran los comentarios de terceros.
👏👏👏
Solienses, Antonio Merino, es la ventana abierta, casi la única, a la vida en todos sus aspectos, de nuestra comarca. Y la única que nos permite conocer libre e inmediatamente lo que nos atañe. Su esfuerzo generoso al poner el foco y darnos voz, no tiene precio. Gracias Antonio, una vez más.
Descubrir a estas alturas que el blog Solienses es un faro en este proceloso mar de Los Pedroches sería como negar que el sol nos alumbra cada día aunque esté detrás de las nubes. La constatación de este hecho sería muy fácil de comprobar si pensamos en que, algún día, desapareciera. Solienses es un despertador y a la vez un medio de reflexión. ¿Defectos? Claro. Que levante la mano aquel o aquella que tuviese el don de que nunca ha sido ni será señalado. Solienses actúa también de picador. Hinca la púa, levanta la ampolla, te invita a pensar y a intervenir. Y en el campo intelectual está atento a cualquier acto o publicación de sus paisanos. Cierto que en este último terreno la respuesta y el comentario se hacen de rogar. Pero esto es solo porque el mundo de la cultura es plácido, parece estar al margen de otros batallas más cercanas. Sin cultura no seremos nada. Ni en Los Pedroches ni en ningún sitio. Pero hay otros filosofías que están a flor de piel y en cuanto el paisano nota el roce de la púa su piel se levanta. Lo dicho: eliminemos Solienses de nuestra vida cultural diaria y una extensa sombra se extenderá por los alrededores. Ni pensarlo quiero.
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