Jarramplas como explicación
El Jarramplas acribillado a nabos el pasado viernes en Piornal (Cáceres) [Fotos: Solienses].A veces, sin buscarlo expresamente, se conjugan por azar las circunstancias para dotar a un hecho ya de por sí cargado de emociones de una intensidad que lo convierte en una experiencia única, de una profundidad inolvidable.
Desde hace algunos años vengo cumpliendo mi propósito de asistir a fiestas populares de raigambre ancestral que se conservan en pueblos remotos de nuestra querida España, fiestas que han sabido (y podido) conservar su espíritu originario y sus rituales primitivos sin la contaminación globalizadora que durante las últimas décadas ha echado a perder muchas otras celebraciones tradicionales de nuestro territorio. De algunas de ellas ya he hablado en Solienses (el Corpus de Camuñas en Toledo, la Semana Santa de Aliste en Zamora, los empalaos de Valverde de la Vera en Cáceres, los picaos de San Vicente de la Sonsierra en La Rioja, etc.), mientras que sobre otras, a las que también asistí, aún no he encontrado el momento para su abordaje (como las danzas de la Octava del Corpus de Valverde de los Arroyos en Guadalajara, a la que acudí el año pasado).
En esta ocasión me he desplazado hasta Piornal (Cáceres), en pleno valle del Jerte, donde, coincidiendo con la festividad de San Sebastián, se celebra la fiesta de Jarramplas. No exagero si digo que constituye la celebración más brutalmente impresionante de cuantas he visto. Se trata de un caso más de tantos en los que una celebración pagana ha terminado asociándose a una festividad religiosa para garantizar así su conservación, aunque se ve claramente que nada tienen que ver una con otra. Por mucho que la liturgia haya querido convertir al Jarramplas en demonio, resulta evidente que nos encontramos ante un ritual de carácter agrario y, sobre todo, de una celebración comunitaria que lleva consigo significados profundos de ritos de paso, renovación generacional, representación social y reforzamiento de los lazos intravecinales frente a otras comunidades cercanas, todo ello como un mecanismo de consolidación de la identidad piornalega y de orgullo vecinal de una comunidad que recoge el legado de sus antepasados y lo transmite a futuras generaciones, con la fuerza contundente de 33 toneladas de nabos.
8 comentarios :
España mágica. Cristina. Y ahora esto. Puertollano no está tan mal.
Si me permites, en mi opinión, nadie como el grupo de Olivenza, ACETRE en su " Alborada de Jarramplas", ha sabido convertir en sonidos ancestrales este ritual que tan certeramente defines y retratas. Y que en 2015 pudimos escuchar en el Teatro El Silo, en directo, con motivo del Folkpoblanco. Merece la pena buscarlo y escucharlo en su música y letra.
De Antropología y "de tó lo que haiga farta"
De nuevo agradecerte tu información sobre esta fiesta, sobre todo por la circunstancias atmosféricas que nos retratas y que, seguramente, otro hubiera dado media vuelta y se hubiera ido de allí antes de ponerse empapado. Lo que hace la afición, las ganas de conocer y el deseo de transmitirlo.
Nuestra comarca de Los Pedroches ya queda pequeña, cansa, aburre....
Siempre igual, siempre lo mismo.... Siempre los mismos....
A este paso, un día llegarás a hablarnos de las maravillas que esconde Waterloo.
Para qué Antonio? Mejor tú que muestras más interés.
Yo, aunque soy de Torrecampo, vivo en Garganta de la olla y voy todos los años. Garganta de la olla es espectacular.
Claramente esta fiesta debe estar emparentada con otras celebradas en España como la primera mascarada del año en Silió, Cantabria, "La Vijanera". Aquí, entre otros muchos personajes, aparece la cabra macho, además de curiosos personajes del bosque, los más bulliciosos son los ataviados con cencerros en la cintura. También tenemos "los Morraches" de Castilla La Mancha celebrando en el día de San Sebastián su llamada "Vaquilla", o la Chivorra de Becerril de Campos en Palencia, donde también aparece el personaje con cuernos y cara pintada.
Es curioso que en Killorglin, Irlanda, se celebre la Puck Fair, feria que se la supone de origen celta, donde coronan como rey a una cabra macho por tres dias. Los celtas veneraban a la cabra macho como símbolo de la fertilidad y de la primavera.
Publicar un comentario